Presiones y chantajes
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Opinión

Editorial

Presiones y chantajes

 


De poco o nada han servido los llamados y exhortos a deponer actitudes beligerantes de estos grupos, como tampoco la de construir juntos, sociedad y gobierno, un nuevo espacio para dialogar con respeto a la ley, y encontrar a través de una comunicación permanente la solución a los problemas ancestrales y emergentes, con el único límite que supone la capacidad financiera del estado y la legalidad de las demandas planteadas.
En sus apetitos monetarios insatisfechos, estos grupos insisten en presionar, en alterar el orden, en ejercer presión como carta de presentación. No han dudado en avivar la violencia, la discriminación y el abuso sobre niños, mujeres y adultos mayores. Insisten en generar caos, anarquía y un clima de zozobra que reclama la inmediata intervención de las autoridades para aplicar la ley y empezar a desterrar impunidad.
Oaxaca vive un ambiente de constantes conflictos políticos y sociales, así como la irrupción de organizaciones que han avivado las diferencias y el encono en muchas de las comunidades donde existe esta problemática, además de insistir en obtener beneficios económicos como parte de las demandas planteadas al gobierno del estado.
Estos grupos que han hecho de la presión y el chantaje su forma de vida, mantienen agobiado al gobierno del estado, a las autoridades municipales y han desquiciado por completo la vida cotidiana de los oaxaqueños, pues lo mismo toman oficinas y dependencia públicas que bloquean calles, cruceros y carreteras, con tal de ejercer presión y alcanzar sus objetivos.
Es indispensable la construcción de consensos y medidas de solución a los problemas que vive el estado, bajo un clima de madurez y civilidad política entre el gobierno y los diversos actores sociales, con el objetivo de construir un entorno de libertad, paz, seguridad y armonía, así como devolverle la convivencia democrática a la entidad y equilibrar los derechos de todos los integrantes del tejido social oaxaqueño.
Los tiempos que vivimos y los desafíos que abrazan a México y Oaxaca exigen el concurso de todos para generar certidumbre en la ciudadanía para garantizar el cabal cumplimiento del imperio de la ley y la vigencia de una sólida ética democrática. Tal llamado a privilegiar el respeto absoluto al Estado de derecho debe ser atendido por todos los sectores, pues es la única forma en nuestro estado de alentar una convivencia armónica y ordenada.

Nueva estrategia

Ante el reto de que en México siete de cada 10 personas que nacen en situación de pobreza se quedan así toda su vida, es necesario repensar la política social para enfrentar los problemas sociales y políticos que hay en el país.
Las fallas en las políticas públicas y en la estrategia económica por parte de las autoridades son las principales causas de que el número de pobres en México haya pasado de 52.8 millones de personas a 53.3 millones en los últimos años.
No hay un proyecto macroeconómico de mediano y largo plazos que dé confianza a las empresas para invertir; además, los mercados son poco flexibles y la estrategia en materia laboral no contempla la incorporación de ese sector.
Reducir la pobreza de manera estadística es muy sencillo para los gobiernos a través de dar subsidios transitorios a los ingresos, pero esto no resuelve el problema estructural de los pobres y la única manera de hacerlo es generando empleos permanentes y bien remunerados, lo cual solo se logra con crecimiento mayor y estable.
Es indudable que el principal problema que explica un mayor número de pobres es la falta de creación de empleo con ingreso adecuado porque se crece poco y eso es insuficiente para generar los empleos que se requieren.
Si bien muchos de remiten al Plan Nacional de Desarrollo (PND), se debe reconocer que no hay metas cuantitativas y un país que quiere comprometerse en el mediano plazo saca metas cuantitativas para ir supervisando por cuál camino vamos, hay que preocuparse seriamente.
A pesar de los esfuerzos que se han realizado en nuestro estado y en todo el país, la pobreza sigue campeando porque no se ha logrado alentar un desarrollo económico sostenido que ayude a generar inversiones y más fuentes de empleo permanentes y bien remuneradas
Los programas sociales en los últimos 20 años solo han contenido la pobreza y no la han abatido, por lo que se requiere rediseñarlos para hacerlos efectivos, y que un crecimiento sostenido y vigoroso es el camino más eficaz para combatir este problema.
Un país crece porque tiene proyectos e inversión y más que las reformas, falta tener claro cuál es el proyecto de país que se quiere a mediano y largo plazos para que se pueda estar invirtiendo.
Sobre todo, porque la pobreza aumentó debido al crecimiento económico mediocre que no alcanza para dar más ingresos a los pobres, y mientras el gobierno no sea capaz de generar un crecimiento mayor y más estable, esta cantidad seguirá en aumento.
Oaxaca es uno de los estados con mayores desafíos en materia de pobreza y marginación y con cuya población demanda un verdadero compromiso.