Vive el fervor guadalupano en Oaxaca
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Vive el fervor guadalupano en Oaxaca

Como cada año miles de pequeños son vestidos de Lupitas y Juan Dieguitos para mostrar que la fe continúa en los hogares oaxaqueños


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Con apenas cuatro años, Camila camina contenta vestida de “Lupita”, con sus largas trenzas y sus huaraches. Y junto a ella, Luisito de seis años, también va alegre con su ropa de “Juan Diego”.

Como sucede cada año, el templo de la Virgen de Guadalupe recibe una peregrinación que parte de la Catedral Metropolitana en el Centro Histórico de la ciudad, donde los padres y madres llevaban a sus hijos ante la Patrona de México.

Desde muy temprano hay movimiento y el repique de campanas recibe a quienes van llegando, pues otros más se instalan en el Paseo Juárez, donde se puede admirar a los infantes presumir sus faldas y blusas típicas, bien maquilladas, otros más con sus camisas y pantalones de manta y sus huaraches.

La peregrinación infantil caminó por las calles de la ciudad para llegar al santuario rehabilitado, y si bien se siguen realizando obras, una parte del templo fue abierta.

Niños y niñas caminaron acompañados de una banda de música, con globos y faroles, y por payasos que celebraron su Tercera Caminata.

Doña Eva lleva en brazos a su pequeña hija, con trenzas, una blusa típica y collares multicolores. “Yo trato de venir cada año, es una tradición familiar y ahora con mi nena que tiene tres años con mayor devoción, para que después ella siga con la misma tradición”.

Aseguró que llevar a los hijos ante la Virgen también significa recibir la bendición y el compromiso de responsabilizarnos en la educación de los niños y niñas en la fe y en la vida cristiana.

Fiel a la tradición, se escucha cantar a quienes se han congregado: “desde el cielo una hermosa mañana, la Guadalupana, La Guadalupana, la Guadalupana, bajó al Tepeyac”.

Lucía de siete años, canta muy emocionada, al igual que decenas de niños y niñas que han legado de todas las colonias de la ciudad, con canastas de flores y de frutas que esperan sean bendecidas por el Padre.

Algunos le llevan rosas, veladoras, su amor y devoción para agradecerle todos los favores concedidos o para pedir por la familia, la salud, el trabajo y para dar gracias.

No pueden faltar los puestos de antojitos regionales, los molotes, tostadas, atole y otros productos que son adquiridos por quienes asisten.


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