“Sin una solidaridad duradera nos queda seguir en la ruina”:
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“Sin una solidaridad duradera nos queda seguir en la ruina”:

El chispazo para ayudar a los damnificados de los sismos se ha apagado y, a siete meses, ciudadanos y autoridades ya miran a otro lado, acusa el escritor Luis Muñoz Oliveira


“Sin una solidaridad duradera nos queda seguir en la ruina”: | El Imparcial de Oaxaca

Hay algunas preguntas que no han sido planteadas, al menos no en un espacio público, después de los sismos de septiembre pasado, entre ellas destaca una: ¿de las personas fallecidas entre escombros, cuántas estarían aún con vida si México no fuera un país corrupto?

Tras el 7 de septiembre se reportaron 96 personas muertas; el 19 costó 364 defunciones. ¿Cuántas de ellas vivían en casas construidas sin supervisión?, ¿cuántas rentaban espacios dañados previamente sin que ninguna autoridad se preocupara de inspeccionarlos?, ¿cuántos pisos o casas cayeron por ser más altas de lo que permite la norma?, ¿cuántas fueron construidas indebidamente cerca de escuelas u hospitales?, ¿cuántas autoridades sabían del riesgo?, ¿cuántas hicieron algo?

La pregunta surge de “Daño estructural”, el texto con el que Luis Muñoz Oliveira, escritor, filósofo, catedrático, colaboró para el libro Tiembla, una reflexión colectiva que busca explicar diversas interrogantes sobre el país en ruinas.

En el libro editado por Almadía –en el que colaboran otros escritores y periodistas como Juan Villoro, Lydia Cacho, Marcela Turati y Cristina Rivera Garza-, Oliveira plantea una metáfora clara: en México “vivimos en un edificio con daño estructural (no sé si alguna vez tuvimos un edificio bien construido)”, del cual “no podemos irnos. Al menos, no todos. Así que tenemos que fortalecer los cimientos de esta ruina, corregir las fallas, levantar de nuevo sus paredes, cambiar las ventanas, todo desde adentro, entre grietas. El Estado mexicano, como lo conocemos, no sirve para vivir en democracia”.

Oliveira, autor del libro de ensayos La fragilidad del campamento y de las novelas Resaca y Árboles de largo invierno, cuestiona desde las fallas sistémicas que son visibles después de una catástrofe natural, hasta las incongruencias de la tradición gubernamental mexicana. “¿Para qué queremos servicio militar?”, pregunta en su texto. “¿Para defendernos de Estados Unidos?, ¿para pelear la guerra contra el narcotráfico? Las dos son guerras perdidas: nuestro enemigo son los desastres naturales y la corrupción”.

Tiembla espera mantener bajo los reflectores el tema de las afectaciones que causaron los sismos y la muy lenta recuperación que exhibe el país y plantea muchas otras interrogantes. ¿Es capaz el país de sobrepasar su euforia temprana, legítima, valiosa, para atender una emergencia más allá de unas cuantas horas o días?

La primera lección que se mantiene tras el sismo, apunta Oliveira, “es que en México está extendida “la corrupción, la negligencia y el desinterés por la vida humana”. Oliveira apunta a que es urgente un cambio de sistema, profundo, a través de una educación que enseñe “la solidaridad no solo en emergencias” y los valores democráticos.

Un cambio que, no obstante, entraña una contradicción. “Si cambiásemos todo, aun tendríamos que contar con muchos de esos corruptos o quienes han vivido bajo su mando para ejecutar acciones. Podremos cambiar gobiernos, pero necesitaremos miles de funcionarios para hacer el trabajo”.

El autor refiere a las autoridades de la Ciudad de México, donde él radica, acusa los intentos de la Asamblea Legislativa por manipular recursos de los fondos de reconstrucción y la ausencia de una autoridad después de que el jefe de Gobierno dejara su cargo para sentarse a esperar su toma de protesta como senador. Los nombres son los de las autoridades de la capital del país, pero podrían cambiarse por los de Oaxaca y la frase quedaría intacta. Ahí está el Congreso local que aprobó un fondo para reconstrucción mínimo que aún no ha puesto en marcha, o la alcaldesa de Juchitán, Gloria Sánchez, quien dejó el cargo en el municipio más afectado del Istmo para ser nuevamente candidata y extender su carrera política.

En ese escenario, la carrera por la Presidencia de la República, las firmas falsificadas y los memes de los candidatos parecen devorar no solo los tiempos de radio y televisión, sino los que ocupan los ciudadanos para informarse y comunicarse.
“No creo que dependa de a quién elegimos como presidente este año para transformar el país, aunque eligiéramos del planeta, si no la Tierra, a la mejor mujer del planeta, si no trabajamos como ciudadanos no vamos a cambiar la realidad del país”.

-Sin embargo, quien sea elegido tendrá una responsabilidad directa sobre la situación de la reconstrucción, dar más apoyos, si acompañar más de cerca el proceso, ampliar los fondos de reconstrucción.

-Yo a ninguno de los candidatos lo he oído hablar de reconstrucción, están más ocupados de sus pequeñas propuestas. De pronto decidieron que ser damnificado ya no es de urgencia; sin embargo le pediría a nuestros gobernantes que se trataran de ponerse en los zapatos de los damnificados, que vengan las temporadas de lluvias sin tener una casa donde protegerte.

Debiéramos estar volcados en reconstruir la vida de las personas que se vieron afectadas por la desgracia natural, sin embargo, los que tenían que ser líderes en la reconstrucción renunciaron a sus cargos.

Para el autor, es indispensable también mirar el espejismo que representó que la sociedad “rebasara” al gobierno, que la solidaridad se multiplicara en Chiapas, Morelos, Puebla, Ciudad de México, Juchitán, Ixtaltepec durando tres, cuatro o cinco días, “los ciudadanos de este país somos muy solidarios en los momentos de crisis y nada más, tres, cinco, diez días de solidaridad no bastan para transformar la realidad en la que vivimos, vamos a tener que trabajar como trabajamos para sacar a las personas de los escombros, pero lo vamos a tener que hacer durante décadas para que este país salga de los escombros, sin eso lo que nos queda es seguir en la ruina”.

7 y 19 de septiembre 2018

Para L.M. Oliveira, el 7 y el 19 de septiembre serán fechas trascendentales, pues los aniversarios de los sismos se mezclarán con las elecciones ya concluidas. “Y si tenemos una elección a todas luces tramposa el 19 de septiembre van a ser días en los que la gente va a salir a protestar, de manera tremenda, si tenemos una buena elección, la gente también va a protestar porque la reconstrucción no ha llegado a ningún lado”.