Según el último reporte de la autoridad electoral, se encuentran instaladas un 99.5 por ciento de las mesas de votación.
Piñera, de 68 años, logró en la primera vuelta un 36.6 por ciento de los votos, un nivel por debajo de la mayoría absoluta, mientras que Guillier obtuvo un 22.7 por ciento de los sufragios entre ocho candidatos que compitieron.
Durante la campaña del balotaje, Piñera sumó el apoyo de un excandidato ultraconservador (que obtuvo 7.9 por ciento), mientras que Guillier, de 64 años, consiguió el respaldo de casi todos los otros aspirantes de centroizquierda que participaron en la primera vuelta de noviembre.
“Lo que determinará quién ganará se reduce a la cantidad de personas que se quedarán en casa, en particular cuánta gente del lado de Guillier”, dijo Robert Funk, director del Centro de Estudios de Opinión Pública de la Universidad de Chile.
Un total de 17 mil miembros de las Fuerzas Armadas están a cargo de resguardar el funcionamiento de las 42 mil 890 mesas receptoras de sufragios.
La elección es vista como un referéndum a la gestión de la presidenta saliente, Michelle Bachelet, quien buscó reducir la enorme brecha de ingresos entre ricos y pobres con una serie de reformas. Sin embargo, varios desacuerdos al interior del oficialismo y una economía casi estancada han ensombrecido el legado de la mandataria.
“Hago un llamado a que la gente vaya a votar, participe, que no deje que otros decidan por ellos”, dijo Bachelet luego de votar en Santiago.
Los comicios de esta jornada marcarían un punto de inflexión para el pacto oficialista –de democratacristianos, socialistas, radicales y comunistas- y, dependiendo del resultado, podrían ser incluso la antesala del fin de una coalición que ha dominado la política chilena por décadas.