Las películas para celebrar la llegada del hombre a la Luna
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Las películas para celebrar la llegada del hombre a la Luna

Una selección de 15 películas para celebrar 50 años de la llegada del hombre a la luna.


Las películas para celebrar la llegada del hombre a la Luna | El Imparcial de Oaxaca
Foto: Internet

El 21 de julio a las 2 de la tarde con 56 minutos y 15 segundos del tiempo central internacional, el hombre pisó por primera vez la luna. El astronauta Lance Armstrong bajó los diez escalones del módulo lunar Eagle para culminar diez años de carrera espacial entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

Desde que el presidente Dwight D. Eisenhower creó la NASA en 1958; desde que John F. Kennedy, su sucesor, prometió, el 25 de mayo de 1961, poner a un hombre en la luna en la década de los sesenta; se canalizó un enorme esfuerzo económico, social y tecnológico para conquistar el único satélite de la Tierra. En ese momento, con la capacidad computacional que tenía la humanidad, esto parecía prácticamente imposible. La cantidad de cálculos necesarios para lograr una misión tan delicada y tan precisa eran enormes.

Para lograr esta labor titánica, se fundó el Proyecto Gemini entre 1961 y 1966. Con este proyecto, se probaron los módulos lunares y las complejísimas maniobras de encuentro espacial. Porque una de las mayores dificultades de esta misión era soltar un módulo lunar para el alunizaje y recuperarlo, de nuevo, en la órbita de la Luna.

Finalmente, después de las trágicas muertes de los astronautas Gus Grissom, Ed White, y Roger Chaffee en el Apollo 1, después de innumerables pruebas y errores, después de años de preparación, el Apolo 11 despegó con un cohete Saturn V del Kennedy Space Center el 16 de Julio de 1969. A cargo de la misión estaban tres astronautas altamente entrenados: Buzz Aldrin, Neil Armstrong y Michael Collins. Y lo demás es historia.

En total, 24 personas han viajado cerca de la Luna. Solamente doce personas, en seis misiones diferentes han logrado pisarla. Hemos dejado toda clase de objetos en su superficie, hemos dejado nuestras huellas y pelotas de golf, hemos dejado banderas y fotos y aparatos científicos y vehículos. También nos hemos llevado toda clase de rocas y tierra. Pero, desde que los astronautas Eugene Cernan y Harrison Schmitt pisaron su superficie en 1972 con el Apollo 17, ningún hombre ha regresado a nuestro satélite.

Tal vez la humanidad ha dejado de soñar con la Luna. Pero, desde los primeros relatos de ciencia ficción de Cyrano de Bergerac en el siglo XVII, pasando por los escritos de Verne en el siglo XIX y los sueños de Wells en los albores del XX, nuestra historia cultural ha estado obsesionada con el único satélite de la Tierra. Por eso, para celebrar nuestras antiguas obsesiones con la Luna y recordar algunas de las películas que, desde ángulos muy diversos, hablan de su exploración, les dejamos una lista con nuestras quince películas lunáticas, selenitas, favoritas.

Esperemos que les gusten y que regresen, con muchas más recomendaciones, para que sigamos platicando de las hazañas imposibles del hombre.

01. Le Voyage à la Lune (1902)

Méliès inventó el cine. No hablo, claro, de las imágenes en movimiento, sino del cine como lenguaje; es decir, como un desplazamiento. El cine significa algo que no existió necesariamente, es un truco de magia, una ilusión de realidad que nunca volvió a ser igual después de los caprichos de este mítico realizador francés. A diferencia de los hermanos Lumière, Méliès quiso mostrar cosas imposibles, evidentemente ficcionales, barrocas y absurdas. El cine dejó de ser, entonces, una simple grabación de lo pasado para convertirse en una creación del presente; dejó de ser la traducción transparente de una realidad para convertirse en la ficción aparente de una hermosa mentira. Y Le Voyage à la Lune es la máxima expresión del capricho de Méliès que fundó el cine-ficción: una obra sobre la magia de la ciencia y la magia de la tecnología, un ensayo sobre el colonialismo europeo y el exotismo de la alteridad, un juego valiente que soñaba con expandir los usos de las maravillas técnicas más allá de sus más evidentes funciones. Esta película es la prueba viva de que la Luna siempre nos invitó a soñar.

02. El Conquistador de la Luna (1960)

Diez años antes de que Neil Armstrong pisara la superficie de la Luna, un mexicano llegó a nuestro satélite. Se trató, nada más y nada menos, que de José Antonio Hipólito Espino Mora, mejor conocido como Clavillazo. Este vividor de pura vida, interpreta a Bartolo, un despistado electricista que, al reparar la plancha de Estela, hija del famoso profesor Abundio, accidentalmente dispara un cohete que los lleva a la Luna. Ahí, tiene que enfrentarse con una extraterrestre demasiado cariñosa, un cerebro malévolo y tantos otros soldados marcianos con cara de limón y acento gachupín. Esta hermosa curiosidad del fin de la época de oro del cine mexicano muestra cómo el sueño de llegar a la Luna existía en todas partes, un sueño relacionado siempre con el mejoramiento de la humanidad, el prestigio y la fama. Por eso, entre todos los mexicanos que pudieron llegar a colonizar nuestro satélite, es sumamente interesante que llegara un personaje que se cree Superman por la baja gravedad y que insulta, con total inocencia, a los maravillosos marcianos como “¡Méndigos!”. Una de nuestras grandes bellezas barrocas nacionales.

03. First Men on the Moon (1964)

First Men on the Moon es una adaptación de la novela que el enorme H.G. Wells escribió en 1901 y que, probablemente, inspiró la película de George Méliès que mencionamos más arriba. En esta película, un grupo internacional de astronautas se juntan para llegar, rompiendo toda predicción de la Guerra Fría, a la Luna. Cuando, por fin, descienden de su cohete, los astronautas descubren algo que los deja fríos: una bandera inglesa muestra que no fueron los primeros en llegar a nuestro satélite. Mientras tanto, en la Tierra, los expertos de la NASA investigan el nombre que se adjudicaba, más de 60 años antes, el primer alunizaje. Finalmente, los investigadores se topan con una historia increíble: el excéntrico científico Joseph Cavor logró revestir una esfera de Cavorita, un material que aísla la gravedad. Con este invento, logró propulsarse, acompañado -casi accidentalmente- por el taimado Arnold Bedford y su prometida, Katherine Callender, a la superficie de nuestro satélite. En la Luna, sin embargo, encuentran una civilización subterránea(como también la imaginó Méliès) que cuestiona la bondad de la humanidad y que no quiere permitir el regreso de los astronautas. Con las hermosas marionetas del legendario Ray Harryhausen y una actuación totalmente desbordada del gran Lionel Jeffries, esta película es una pequeña joyita divertida de Nathan Juran, el director de ese otro clásico de ciencia ficción llamado 20 Million Miles to Earth (1957).

04. 2001: A Space Odyssey (1968)

En “The Sentinel” de Arthur C. Clarke, un astronauta encuentra una figura piramidal en el Mar de las Crisis de la Luna. Esta estructura está recubierta por un campo de fuerza que, después de muchas investigaciones, los hombres llegan a romper. El astronauta considera que, tal vez, este artefacto fue dejado hace eones por otra civilización esperando para avisar a sus creadores de la presencia de vida inteligente. Y esta idea intrigante fue el punto de partida para una de las más grandes películas de ciencia ficción: 2001: A Space OdysseyEsta cinta no es nada más una locura voladora de sesos con un final inexplicable; no es tampoco el inicio del space-porn como lo conocemos en su vertiente más científicamente plausible; no es nada más una advertencia sobre los peligros de las inteligencias artificiales… es todo eso y mucho más. El monolito en la Luna es lo que acompaña el desarrollo tecnológico del hombre con un acertijo inquietante: ¿descubrimos al monolito porque llegamos a la Luna o llegamos a la Luna porque descubrimos el monolito?

05. The Right Stuff (1983)

Esta película de Philip Kaufman está basada en el libro homónimo de Tom Wolfe y explora, con todo el estilo desencantado del nuevo periodismo, cómo era la vida de los pilotos que dieron pie a la carrera espacial. Hombres obsesionados con sus propios logros, con ir más rápido y más lejos, los pilotos ingenieros que crearon el proyecto Mercury fueron, antes que nada, unos absolutos adictos al peligro y la velocidad. Estos hombres arriesgaron, día a día, su vida en vuelos de 2 minutos para mostrar qué tan lejos podíamos violentar los límites de la física. Sin el sacrificio de estos junkies de la adrenalina, la carrera espacial jamás habría existido. Y, como bien lo mostró Chazelle en una cinta que mencionaremos más adelante, Neil Armstrong mismo participó en estas pruebas con los aviones más rápidos jamás creados. Con enormes y magnéticas actuaciones de Sam Shepard, Dennis Quaid, Ed Harris y Scott Glenn, The Right Stuff sigue siendo una película multicitada y una cinta icónica del pop ochentero.

06. For All Mankind (1989)

El documental de Al Reinert sobre las misiones espaciales que llegaron a la Luna entre 1968 y 1972 es la más hermosa recopilación de imágenes y entrevistas en torno al proyecto Apollo. Esta cinta tardó más de diez años en producirse y los realizadores tuvieron que ver cientos de horas de material fílmico espacial y de entrevistas para armar un montaje de apenas 80 minutos. Además, cambiaron los formatos de los videos de la NASA para adaptarlos al 35mm y realizaron entrevistas propias. El resultado es una película hipnótica sobre la belleza de los paisajes lunares y la vista inigualable de la tierra desde nuestro satélite. El título del documental nace del épico discurso de John F. Kennedy en la universidad de Rice; ese mismo discurso que prometió, para toda la humanidad, que Estados Unidos pondría a un hombre en la luna antes de que concluyera la década de los sesenta. Un documental tan preciso como grandilocuente, tan sobrio como espectacularmente hermoso.

07. A Grand Day Out (1989)

La única película animada que entra en nuestra selección es una joya del stop-motion. Ésta es la primera producción en la serie de Wallace and Gromit y fue un proyecto de amor creado por Nick Park y el estudio Aardman de Bristol. Con muy poco presupuesto, este consorcio creativo logró colarse, con dos cortos, en la entrega de 1990 de los premios Oscar (y se llevó, de hecho, uno). El maravilloso y revolucionario corto cuenta la historia de Wallace y su perro Gromit en una jornada de ocio. Cuando Wallace se da cuenta de que ya no le queda queso, decide construir un cohete para ir a minar queso de la superficie de la luna. En nuestro satélite, Wallace encuentra, en efecto, distintos tipos de queso y a un robot celoso que quiere impedirle que destruya su querido planeta. Una película tiernísima, llena del capricho mágico de Méliès y que fue, entre tantas otras cosas, la verdadera precursora de Wall-E.

08. Apollo 13 (1995)

Digan lo que que digan del cine tibio de Ron Howard, Apollo 13 fue una película que cambió, para siempre, los thrillers de supervivencia. En plenos noventa, esta épica película sobre un error catastrófico logra un nivel de realismo, drama y suspenso pocas veces visto en su género. La supervivencia en el espacio había sido, hasta entonces, una cuestión de encuentros indeseados con especies extraterrestres (Alien, 1979) o tramas sosas de ciencia improbable (Marooned, 1969) y jamás se había preocupado por empujar el realismo hasta grabar en gravedad cero simulada. Ésta es la obra maestra de Ron Howard y es también un testimonio apremiante sobre las enormes dificultades que implicaban las misiones lunares, incluso después del Apollo 11. Una película que me aterraba de niño y que hoy, todavía, me hace sentir todo el vértigo de flotar, sin ninguna referencia, en el vacío frío del espacio.

09. Austin Powers: The Spy Who Shagged Me (1999)

Como una burla de la icónica película de Roger Moore, Moonraker (1979), la segunda cinta de Austin Powers termina en un épico desenlace en la Luna. Claro, todo se debe a que Dr. Evil tiene un malvado y sobreelaborado plan para destruir la tierra con un enorme láser en la Luna. Con la más completa extravaganza, Mike Myers replicó aquí el éxito de la primera película de Austin Powers y la llevó a otro nivel de locura. Con eso, hizo una de las más cómicas exploraciones satíricas de la Luna y una cinta que, básicamente, tiene todo lo que un fan ñoño de principios de los dosmiles podía desear: a Heather Graham tirando comedia a rajatabla, a Mini-Me expulsado en el espacio, la gloriosa aparición de Fat Bastard, a Seth Green como el hijo incomprendido del máximo villano, una estación lunar, lásers gigantes, viajes en el tiempo y, claro, como lo permiten los viajes en el tiempo, tríos con uno mismo. Una verdadera belleza que seguirá teniendo seguidores de culto.

10. Man on the Moon (1999)

Ésta es la única película en nuestra lista en la que nadie viaja al espacio y no hay ninguna mención directa sobre la conquista de la Luna. Sin embargo, teníamos que incluir, al menos, una cinta sobre lunáticos. Andy Kaufman fue un comediante absolutamente fuera de serie, un hombre que cultivaba el anti-humor y que buscaba, con sus afrentas constantes al público, causar impresiones fuertes, rabiosas, durables. La compaginación de Jim Carrey con su ídolo de la comedia en esta cinta de Miloš Forman es simplemente espectacular y esta película, en general, nos recuerda la lección de la canción de REM que le dio vida: si lograron poner a un hombre en la Luna, es tiempo de creer en cualquier cosa. Tal vez Kaufman fingió su muerte, tal vez todavía existe, tal vez fue un tipo tierno e incomprendido, tal vez la vida es más bella si creemos en lo irrealizable.

11. The Dish (2000)

Esta curiosa película australiana cuenta una historia que pocos conocen: para lograr transmitir las imágenes del alunizaje, la NASA tuvo que recurrir a la más grande antena operativa en el hemisferio sur, la antena del observatorio Parkes en New South Wales, Australia. En este pequeño poblado con más ovejas que personas, de pronto, cayó la responsabilidad de transmitir la comprobación del fin de la carrera espacial y un momento esencial para la política estadounidense. Como bien dicen en la cinta, el gobierno americano estaba más preocupado en transmitir imágenes que en salvar astronautas. Una cinta profundamente australiana, con un humor autodespreciativo enternecedor y una de las típicas actuaciones amorosas de Sam Neill que termina siendo puro entretenimiento familiar.

12. Opération Lune (2002)

Regresando a cosas más serias, tenemos la enorme película de William Karel; película que fue responsable de más de un escándalo. Opération Lune o Dark Side of the Moon, como fue conocida en inglés, es una joya del montaje y del ejercicio del falso documental. Karel quiso demostrar, a través de una típica estructura de documental con talking heads y opiniones autorizadas, que el formato nos hace creer en la realidad. Es decir, que basta con ser medianamente convincente y presentar todo en formato documental para que la gente se crea cualquier cosa. Digo, es la fórmula que, desde hace años, aprovechan películas como The MysteryZeitgeist o, básicamente, todos los programas de History Channel. Para comprobar su teoría formal, Karel creó una teoría de conspiración alrededor del alunizaje del 20 de julio de 1969: el hombre nunca llegó a la luna y todos los videos enviados a la tierra fueron creados en un estudio por Stanley Kubrick. Para lograr ser convincente, entrevistó a prominentes políticos del momento y montó las respuestas de tal modo que pareciera que estaban aceptando estas descabelladas propuestas. El resultado es un ejercicio tan poderoso e interesante que todavía impacta a muchos: si ven los comentarios de esta película en YouTube, verán que mucho paranoico utilizándola para justificar su locura. Una verdadera joya.

13. Moon (2009)

La enorme ópera prima de Duncan Jones es una obra maestra que media entre la ciencia ficción dura, la ecología y los planteamientos bioéticos de la clonación. Entre todas estas reflexiones, el contexto mínimo de un set de filmación y la increíble actuación múltiple de un solo actor, Moon logra transmitir, con muy poco, un mensaje poderoso. ¿Hasta dónde es capaz de ir la humanidad para salvarse? ¿Cuál es el costo de esta salvación? ¿Acaso la ecología en este sistema de consumo catastrófico, puede cobrar vidas inocentes? La epopeya de reconocimiento de Sam Bell y el encuentro con sí mismo es un arremedo genial de viejos mitos fundacionales, desde Prometeo hasta Jesucristo pasando por Teseo en el laberinto. Y tomando de lo más profundo de nuestros delirios culturales, esta cinta es una lectura particularmente incisiva de nuestro miedo a la intrascendencia y de nuestra crueldad como especie.

14. Last Man on the Moon (2014)

Un documental absolutamente desgarrador narrado por el mismísimo Eugene Cernan, el último hombre en pisar la luna. Last Man on the Moon es una película ideal para acompañar el retrato íntimo que Chazelle hace de Neil Armstrong en la última cinta de nuestra lista. Ambas películas muestran la vida cotidiana de los astronautas, la angustia de sus familiares y el horror de sentirse intrascendentes, tiempo después de sus hazañas. Una mirada tierna, comprensiva y desoladora sobre el fin de la carrera espacial.

15. First Man (2018)

Sigo considerando que First Man es una de las más hermosas películas jamás hechas en torno al alunizaje del Apollo 11. Basada en la enorme biografía de James Hansen sobre Neil Armstrong, la película de Damien Chazelle cambia de formatos para alternar el espectáculo de lo cósmico, con los dolores de lo íntimo: 16mm para la exploración de las relaciones personales y familiares de Armstrong; 35mm para el trabajo de la NASA en la tierra; 70mm para las extraordinarias recreaciones del viaje espacial. Con todo, esta cinta cuenta una perspectiva abierta, sin apologías, de un hombre complejo, lleno de incertidumbres, dolores indecibles y pequeñas neurosis obsesivas. Desde ese vuelo filmado dentro de la cabina de un X-15 hasta la sala de cuarentena en la que los astronautas esperan para reunirse con sus familias, First Man es un visión sin compromisos del hombre que dio vida al sueño americano de pisar otros mundos; una visión que, al no contagiar entusiasmo, problematiza nuestros deseos como especie y como individuos soñadores y nostálgicos.