"Tengo historias que contar": Ángeles Cruz
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“Tengo historias que contar”: Ángeles Cruz

La actriz y directora de cine Ángeles Cruz ve a este arte como una oportunidad para incidir en temas que le inquietan; movimientos feministas como el Me too, señala, se quedan en un plano “clasemediero”


“Tengo historias que contar”: Ángeles Cruz | El Imparcial de Oaxaca
Además de la actuación, Ángeles ha incursionado en la dirección, en cortometrajes como Arcángel.

En el cine, Ángeles Cruz se ha movido entre la actuación y la dirección. Por fortuna, explica la originaria Villa de Guadalupe Victoria (San Miguel El Grande, Tlaxiaco, Oaxaca), ha podido elegir roles en los que hay al menos un poco de dignidad. Su visión como realizadora se ha observado en los cortometrajes La tiricia o cómo curar la tristeza, además de Arcángel; ambos con varios galardones en los festivales de cine. Quien recientemente actuara en Tiempo de lluvia (de la realizadora Itandehui Jansen) se pone ahora detrás de las cámaras y se alista para estrenar su ópera prima: Nudo mixteco. En ella, la directora aborda la sexualidad de las mujeres en una comunidad indígenas, desde una visión crítica. “Siempre me ha preocupado no tener una visión romántica de lo que pensamos que son nuestras comunidades indígenas”, apunta quien a la par reflexiona sobre los movimientos feministas, los que considera se quedan en un plano “clasemediero”.

-¿Cómo aborda a las mujeres y sus vidas en esta nueva película?
-Hablo, desde mi punto de vista, de qué es lo que estamos viviendo las mujeres en el mundo contemporáneo, en nuestras comunidades indígenas, con las cuestiones de usos y costumbres, con el machismo, con el poco movimiento que hay, que aunque por leyes o tiempos pensaríamos que estamos en otro lugar, no hay posibilidad de una libertad sexual o de tomar decisiones fuera del esquema machista que hemos desarrollado por siglos. Me preocupa mucho las familias separadas en la búsqueda de mejores condiciones de vida, que se van a Estados Unidos a trabajar. O las mujeres que salen en busca de mejores oportunidades de vida y de trabajo, que viven en la Ciudad de México y que cuando regresan no pertenecen a su comunidad, no sabemos qué pasa con ellas. Pensé que la película iba de eso, de quien vuelve a su pueblo, pero al final de cuentas, creo que es una más íntima, de qué sucede en la intimidad de las mujeres en una comunidad.

-¿Se percibe una mirada distinta a la que podría ser distinta a la de un director hombre?
-No lo sé. Siento que hay perspectivas distintas, desde lo que conocemos. Yo no hablo por todas las mujeres, hablo por mí, por lo que he vivido o percibido, por lo que me conmueve o me inquieta. Siempre parto de ahí para contar mis historias, de los temas que no conozco, pero me inquietan muchísimo y me parten el corazón, o de los temas que conozco mucho y que igual me mueven, no desde la comodidad de lo conocido. En lo artístico hay hombres, mujeres, finalmente el arte es u punto de vista de las cosas. Sé que hay muchas coincidencias con directoras que ponemos de protagonistas a mujeres. Yo trato de mezclar, no es una cuestión meramente de género, es una de sensibilidad. Creo que ahí está la diferencia, que puede haber grandes películas sobre mujeres, hechas por hombres, y que pueden haber grandes películas sobre hombres hechas por mujeres.

-¿Cómo percibe a las mujeres en el cine mexicano, en cuanto a los roles en que se les ve?
-Si haces una revisión de lo que sucede en el cine, es terrible. El papel de la mujer es meramente de adorno, en las comedias románticas es la tonta. De repente es desesperante que nos miremos a nosotras mismas así. Me parece que muchas películas atienden al consumidor o a los estereotipos. La televisión es un gran vehículo regado por todos lados, tengo la idea de que es como estas avionetas que riegan veneno en los campos de cultivo; riega esta visión lamentable del asunto. Finalmente, hemos caído en ese círculo. Pero también hay películas muy buenas, retratos increíbles, complejos de lo que es ser mujer en este país y creo que está en cada uno de nosotros o nosotras ir transformando las caricaturas que han hecho de nosotras.

Además de la actuación, Ángeles ha incursionado en la dirección, en cortometrajes como Arcángel.

-En su carrera en la actuación, ¿cómo ha lidiado con esos estereotipos o roles?
-Como actriz, tienes la ventaja de que puedes elegir. Me ha tocado hacer personajes de todo tipo, pero he tenido la fortuna de no tener mucha hambre y poder tener algo de dignidad en los papeles que elijo.

-¿Ha tenido que enfrentar el racismo?
-En este país, si no te has topado con el racismo es que no has vivido aquí. Así de sencillo. México es uno de los países más racistas del mundo. Viniendo de una comunidad indígena, yo estoy muy orgullosa de mis raíces; si me dicen india, no es una ofensa, aunque lo digan en tono peyorativo. Al contrario, me hace decir: ¿tan mal estamos? ¿Tan poco coherentes somos con nuestras raíces? En este momento, en este país donde todos somos una mezcla, no pienso que sea una cuestión para darle demasiado peso, para mí el racismo existe y ha existido desde hace muchos años en todos los ámbitos, no solo en el artístico. En este es terrible porque entonces te das cuenta que por ser morena o por ser indígena no puedes representar a una persona con un grado universitario, por ejemplo. Pero eso lo volteas y dices: claro, porque en este país no hay igualdad de condiciones, porque quienes venimos de comunidades indígenas tenemos que luchar el triple porque tenemos que salir a buscar la oportunidad que en nuestra comunidad no hay.

Es terrible lo que se retrata, ahonda Ángeles sobre lo que ve como una verdad que le ha tocado de cerca y que considera está tanto en quien lo ejerce como en quien lo acepta.

-En medio de los movimientos feministas, ¿considera que estos impactan en la vida de las mujeres de comunidades indígenas o se queda en un plano?
-Se queda en un plano ‘clasemediero’. Este tipo de movimiento no llega a nuestras casas ni a nuestras camas.

-¿Es el caso del Me too?
-Es la verdad. ¿Llega a tu casa? Si cuestiono digo: en mi casa no hubo violencia, mi papá no golpeó a mi mamá. Pero le pregunto a mis amigas si (el movimiento) llega a sus casas, ¿cuestionan a sus papás? ¿dónde se queda? Lo terrible es que el origen de todo esto lo tenemos en nuestras manos y no estamos haciendo nada por cambiar el esquema de nuestros papás, de nuestros hermanos, no estamos haciendo nada. Culpamos a la mujer que nos cría por hacernos sumisas, pero además es un círculo vicioso que viene de muchos otros, donde el machismo permea todo. Ese tipo de cosas no llega a nuestras comunidades, pero sí llega el poner un hincapié y tratar de cambiar desde otro lado. Cada quien busca y encontrará su manera de incidir un poquito en lo que te rodea. El cine ha sido para mí esa manera de incidir en las cosas que me molestan.

Arcángel, su más reciente cortometraje, ha obtenido importantes premios.

ARCÁNGEL O EL ABANDONO

El cortometraje realizado en 2018 aborda el abandono que experimentan las personas en su senectud, a través de Arcángel, un campesino de 50 años que enfrenta la pérdida de visión y el reto de encontrar un hogar de acogida para Patrocinia, una anciana de su comunidad que depende totalmente de él. Este cortometraje fue estrenado en Guanajuato y Morelia, en 2018. Tras ello, comenzó su camino por el extranjero, en la Habana, Cuba, con un premio como mejor cortometraje. Los éxitos han seguido en festivales de San Antonio, Texas, Estados Unidos, además de Tolousse, Francia.

Recientemente ganó una categoría en un festival de Egipto.