Nueva amenaza para la salud, más peligrosa que la obesidad
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Nueva amenaza para la salud, más peligrosa que la obesidad

Esta condición la presentan millones de personas en el mundo y va cada vez más en aumento


Nueva amenaza para la salud, más peligrosa que la obesidad | El Imparcial de Oaxaca

Científicos de la Universidad Brigham Young en EE.UU., determinaron que el aislamiento social es peligroso para la salud, incluso más que la obesidad. Estos resultados fueron presentados en la 125.° Convención Anual de la Asociación Americana de Psicología. Se agregó que la soledad y el aislamiento han estado creciendo en los últimos años y seguirán aumentando en el futuro.

De acuerdo a la doctora Julianne Holt-Lunstad “estar conectado con otros socialmente se considera ampliamente como una necesidad humana fundamental y crucial para el bienestar y la supervivencia”.

 Las personas con menos conexiones sociales presentan patrones de sueño discontinuos, alteraciones del sistema inmunitario, más inflamación y niveles más altos de las hormonas relacionadas con el estrés. Un estudio reciente reveló que el aislamiento aumenta el riesgo de cardiopatías en un 29 por ciento y de infarto en un 32 por ciento.

En otro análisis que agrupó datos de 70 estudios y 3,4 millones de personas, se halló que las personas socialmente aisladas tenían un riesgo mayor —un 30 por ciento más— de morir en los siguientes siete años, y que este efecto aumentaba en aquellos de mediana edad.

La soledad puede acelerar el declive cognitivo en los adultos mayores, y las personas aisladas tienen el doble de probabilidades de morir prematuramente que aquellos con interacciones sociales más sólidas. Estos efectos comienzan a una edad temprana: los niños socialmente aislados tienen una salud significativamente peor 20 años más tarde, incluso después de haber controlado otros factores.

Los investigadores estiman que cerca del 42,6 millones de los adultos mayores de 45 años en EE.UU. sufren de soledad crónica. Asimismo, se determinó que el aislamiento social y la soledad aumentan el riesgo de muerte prematura igual o más que otros factores ampliamente aceptados, incluida la obesidad.  Por el contrario, la convivencia y conexión social se asocia con un 50% menos de riesgo de muerte prematura.