Judith Romero: “Se cree que existe el instinto materno, y no”
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Arte y Cultura

Judith Romero: “Se cree que existe el instinto materno, y no”

La exposición Otras mujeres, la decisión de no tener hijos se presenta en Canon Academy, como parte del festival FotoMéxico del Centro de la Imagen


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Judith Romero tenía 34 años cuando comenzó a responder que había decidido no tener hijos. “Primero lo decía muy tímidamente” y se sentía observada; incluso apenada. “No fue fácil”, recuerda la fotógrafa mexicana que a sus 43 años sigue enfrentando esos comentarios.

“Mucha gente se espanta”, cuenta Romero en una entrevista que transcurre en su galería en el centro de la ciudad de Oaxaca. Es un sitio pequeño, íntimo, en donde la puerta de rejas deja entrar el ruido de las hojas de un árbol mecido por el viento. También, el rastro de los paseantes, algunos con sus hijos que ríen o platican con ellos.

Rodeada de sus fotografías y de otras más de sus colegas mujeres, Judith cuenta que no falta quien le pregunte: ‘¿y sus hijos?’ Y que ella responda que decidió no tenerlos (ahora de una manera contundente) para luego ver la ya clásica expresión de sorpresa en el rostro del interlocutor o notar el silencio prolongado.

“Si digo que no tengo hijos, dirán: ‘¡Ay, pobre!’ Y yo no quiero que me tengan lástima”, explica la fotógrafa que con la experiencia propia ha desarrollado desde 2014 una serie de largo aliento: Otras mujeres, la decisión de no tener hijos.

Las imágenes de este trabajo se han expuesto en el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (México, 2017), en el Museo de las Mujeres Artistas Mexicanas, en la Galería Gronefot y en la Biblioteca Nacional de Chile, en Santiago de Chile (2018). Desde la última semana de octubre y hasta el 20 de diciembre, se presenta en la Canon Academy, en Ciudad de México, como parte del festival FotoMéxico, del Centro de la Imagen.

¿Cómo ha resultado buscar y encontrar a mujeres que han decidido no tener hijos?
—Me ha costado mucho tiempo trabajarlo. No es muy fácil encontrar a mujeres que decidieron no tener hijos porque es un tema tabú, que no se habla ni siquiera entre las propias mujeres.

En tu caso, ¿cómo se dio la decisión?
—A los 34 años decidí no tener hijos y fue un proceso de diálogo constante para saber si realmente quería o no ser madre. Me hice muchas preguntas y a partir de ahí este proyecto era importante hacerlo. Y creo que aquí la fotografía documental tiene un papel fundamental porque a través de eso pude buscar mujeres que decidieron no tener hijos. De una manera, también fue encontrar ese diálogo con ellas.
En el proceso de la serie, Romero ha encontrado coincidencias con las mujeres retratadas, pero también fue madurando la noción o idea “de que uno tiene que detenerse y pensar si quiere o no ser madre”, de no reproducirse automáticamente o creer que la maternidad es natural. “A veces pareciera que está en la piel, que la función de la mujer es reproducirse, que con la maternidad logramos o tenemos la plenitud. Y no es verdad. Tenía que hablar de este tema, encontrarlas, reflexionar”.

¿Qué te hizo pensar que se naturalizó el ser madre? ¿Alguna vez te sentiste presionada para serlo?
—Sí, tuve presión social y familiar. En mi primera juventud lo que quería era estudiar, salir y hacer otras cosas, pero en mi proyecto de vida no estaba ser madre. Así pasó el tiempo y hubo un momento en que tuve que saberlo porque también existe el reloj biológico y no quería ser una madre grande. A partir de ahí empiezo a preguntarme si quiero serlo.

“A las mujeres que no tenemos hijos nos llaman incompletas, rotas, egoístas o antiniños. Y no, no es eso. Lo padre de la diversidad es que deben de haber distintas voces y no todas las mujeres tenemos que ser madres”, señala Judith.

¿De qué manera te planteaste representar esta decisión en la fotografía?
—Fue lo primero que me pregunté. Para empezar, si iba a retratar a las mujeres en blanco y negro. Me dije: somos mujeres contemporáneas y tiene que ser a color. La pregunta que me hice fue el qué iba a retratar. Normalmente, cuando ves proyectos de género, sobre todo hay fotografías sobre maternidad y siempre sale el parto, el hijo o el embarazo. Y en este caso no había qué retratar. Era necesario retratar sus espacios, los objetos y los lugares que las remiten a su infancia, a sus momentos de quietud, de libertad, de tranquilidad.

“Fue buscar ese instante porque cómo retratas una decisión”, ahonda la autora que durante casi un lustro ha desarrollado una serie con la colaboración de 18 mujeres mayores de 35 años y originarias de México, Chile, Brasil, Argentina, Francia, Estados Unidos, España y Polonia. Todas ellas retratadas junto a objetos, en sus espacios de trabajo o en el hogar.
La serie Otras mujeres abarca retratos de las protagonistas, pero también imágenes de sus espacios, en los que hay cosas de la infancia, muñecos o figuras que se cree o asocia con la infancia y nada más. “O que pareciera que esos escenarios son sólo si tienes una familia, hijos”.

¿A qué conclusiones o caminos te ha llevado la serie?
—A entender que la decisión de no tener hijos no se da en un momento, sino que se construye por etapas. No hay ese instante, y no se puede visualizar la decisión en una fotografía porque la decisión se va construyendo.
Pero como esta, Judith se ha planteado otras reflexiones con la serie o incluso negado creencias populares como en la que se cree que la función de los hijos es continuar la especie y la familia, o que cuando sus padres envejezcan estén ahí para cuidarlos, para que la madre no esté sola. “Y no, eso también es un mito. Aunque claro que hay familias unidas. Pero la decisión de no tener hijos te hace ver cómo te vas relacionando con las personas, de otra manera”.

¿Cómo se relaciona el proyecto con las luchas de estos últimos años en Latinoamérica, por ejemplo, la despenalización del aborto?
—Se conectan. Claro que se conectan. Y yo estoy a favor de la despenalización del aborto. Es un tema difícil porque nadie quiere abortar, es decir, nadie quiere llegar a eso. Por eso hay que prevenirlo y saber. Sí se conecta porque aquí estamos hablando de que como mujeres debemos tener derecho sobre nuestros cuerpos; el estado no tiene por qué coaccionar u obligarnos a hacer algo. La maternidad debe de ser deseada o no. Nosotras tenemos que tomar la decisión y no se tienen que meter la religión ni el estado, ni siquiera tu esposo.

Para la autora que como éste desarrolla otros proyectos en torno a las mujeres, sus cuerpos y sus decisiones, es necesario “romper la noción de la madre abnegada, de la madre del 10 de mayo, que es una celebración que se instauró en la sociedad y que hasta la SEP la puso como un festival en las escuelas. Imagínate cuántos años llevamos con esa ideología, por eso las cosas se van naturalizando. Aun hoy en día se cree que la mujer tiene el instinto materno, y no. Es una construcción social”. Por eso la pertinencia de su serie, ahonda, porque “Otras mujeres tiene que ver con la otredad, la cuestión de lo otro, del ser distinto”.


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