Réquiem de Mozart en el Alcalá
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Arte y Cultura

Réquiem de Mozart en el Alcalá

El concierto de la Orquesta Sinfónica de Oaxaca reúne a los solistas Angélica Alejandre, Rosa Muñoz, Óscar Santana y Rodrigo Urrutia con el Coro del Instituto Maurice Ravel


La Orquesta Sinfónica de Oaxaca, el coro del Instituto Maurice Ravel y cuatro solistas invitados reviven este fin de semana la última obra del compositor austriaco Wolfgang Amadeus Mozart: Réquiem. La pieza creada en 1791 por el también autor de la ópera La flauta mágica, encontrará eco en el Teatro Macedonio Alcalá durante dos funciones gratuitas: la primera la noche de hoy (a las 20 horas) y la segunda al mediodía del domingo 11 de noviembre.

El Réquiem, que como otros es un tipo de música creada para interpretarse mientras se canta el texto de la misa de un difunto, es la pieza estelar del séptimo programa que la orquesta ofrece en su segunda temporada. Antes de él, la agrupación ejecutará La Entrada de la Reina de Saba, de Georg Friedrich Händel.

Serán las voces de la soprano Angélica Alejandre, la mezzoprano Rosa Muñoz, el tenor Óscar Santana y el bajo-barítono Rodrigo Urrutia las que recrearán las 12 secciones de esta obra, una de las más populares del repertorio clásico.

Los cuatro cantantes, que ya han trabajado en otros proyectos de ópera, se reúnen ahora bajo la batuta de Eliseo Martínez García (director titular de la sinfónica) y entre los acordes de una pieza que para el bajo-barítono Rodrigo Urrutia es punto de referencia para todos los creadores, además de que da cuenta del temor de Mozart a la muerte.

“Es una obra que tiene mucha oscuridad. Creo que Mozart le temía a la muerte, basta escuchar la música. Sin embargo, tenía mucha idea de lo que era la redención”, apunta el intérprete acerca de la obra en que, explica, esto se percibe en el solo de la soprano durante la primera y última intervención.

Si bien, la pieza es una misa de muertos, al ser esta una ópera, se permite un lucimiento, lo que no ocurre con un oratorio (que se torna más sobrio y enfocado a la veneración).

“Tiene, por supuesto, sus partes dramáticas”, expone Urrutia, aunque esta obra de Mozart destaca porque comprende movimientos que tienden a la esperanza, a la fe. Es, añade, como si se tratara de una lectura de La Divina Comedia, que empieza por episodios oscuros y luego conduce hacia la luz, al cielo.

Para este programa será vital la participación del Coro del Instituto Maurice Ravel, dirigido por el pianista Pierre-Arnaud Le Guérinel.

El tenor Óscar Santana augura una presentación que encantará al público, además de que se logrará un buen resultado debido a la calidad que ha percibido de la sinfónica y de sus compañeros.

“No veo otra opción que el público salga muy emocionado de escuchar esta música”, comenta quien se presenta por primera vez en el estado.