Isabel Sánchez recrea la fragilidad del monstruo
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Arte y Cultura

Isabel Sánchez recrea la fragilidad del monstruo

Entre las piezas que habitan los hogares, la artista encuentra a los personajes que desde las historias de ficción retoman temas de la realidad, como la migración


¿Quién creería que entre los móviles de la casa pueden estar aquellos que emigran en busca de asilo o refugio? ¿Y quién vería en la muñeca que descansa sobre una carpeta de crochet a la protagonista de un cuento, una leyenda o un mito? Quizá varios o pocos se aventurarían a ver entre la vajilla y esas porcelanas a los seres que observa Isabel Sánchez. Ella, que desde su encuentro con la cerámica ha visto mundos irreales, los percibe y recrea, como recrea la fragilidad que puede haber en un monstruo, el de la realidad.

¿Quieres jugar conmigo? Es la pregunta que lanza la artista por medio de una instalación homónima con la que invita a adentrarse en sus mundos. Y lo hace para mostrar que entre la delicadeza y lo infantil de las piezas hay temas tan crudos y avasalladores como la migración.

Es una mezcla entre cuentos populares, mitos griegos y leyendas, dice la autora sobre la exposición Fragilidad de monstruo, en que la cerámica es el recurso para hablar de “situaciones más serias, que tienen que ver con las relaciones y las organizaciones sociales y cómo se están llevando a cabo las decisiones que se toman a nivel mundial en cuanto a muchos temas: políticos, sociales, religiosos, económicos”.

En curso en el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO), la serie de 10 instalaciones de cerámica de alta temperatura se percibe como un llamado a “no volver a caer en la autodestrucción de lo humano”.

Pero hablar de problemáticas como la migración y la política con cerámica parece un tanto contradictorio, cuenta la propia artista. Y lo ejemplifica con “Los migrantes”, unos móviles con figuras a la vez humanas y animales, con tatuajes y rostros cubiertos que representan la travesía de quien “está buscando asilo o refugio”.

Lo mismo ocurre con los personajes que llevan antifaces o máscaras, que entre juegos o pequeñas historias situadas sobre una gran mesa hacen cuestionarse sobre qué es lo que se muestra a los otros. O qué es lo que se oculta en una sociedad donde las relaciones parecen un juego de facetas, de perfiles o de etiquetas.

De ahí su gusto por seguir una línea en su obra, la de cubrir a sus personajes con máscaras o antifaces. “Eso me parece una cosa muy festiva, pero también como con una cosa que tiene que ver con protección o con ocultamiento”

EL HOGAR Y LA NIÑEZ COMO ORÍGENES

En esta exposición, Isabel Sánchez se remonta a los hogares, sitios del primer encuentro de varios con la cerámica (ya sea en figuras decorativas o en los objetos de la cocina). En ella, las escenas parecen sacadas de cuentos, mitos, leyendas y demás relatos en donde la dulzura de los algodones de azúcar es también parte de “la pesadilla”.

La mayoría de las obras de Isabel son con motivos infantiles u otros que exponen la transición de la niñez hacia la adultez. La razón es que para ella la niñez y la pubertad son etapas lindas pero también difíciles porque implican la transición a otra edad en que “vas dejando muchas cosas de la fantasía”. De alguna manera, expone, ya no juegas tanto.

Por eso también su trabajo con las manos y la tierra, que gracias a la cerámica da pauta a muchas historias, como las que ahora comparte en el MACO, a través de la exposición Fragilidad de monstruo.

Isabel Sánchez lleva casi una década trabajando la cerámica, una propuesta a la que llegó tras haber experimentado con la gráfica y luego haber estudiado en La Esmeralda. En esta escuela trabajó un poco de pintura y después entró a un taller de escultura monumental.

A su regreso a Oaxaca buscó un taller en el cual experimentar, así fue como encontró el taller Canela, en San Agustín, Etla. Actualmente es docente en la Escuela de Artes Plásticas y Visuales de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca.