¿Cómo surgió esta tradición?
De acuerdo con historiadores, esta tradición de vestir al Niño Dios data desde los siglos XVII y XIX, pues durante este periodo las monjas se encargaban de vestir a la figura religiosa con ropita que ellas mismas u otras personas tejían para llevarla a la iglesia. De hecho existen documentos e indumentaria que lo demuestran, tales como los que pueden apreciarse en museos.
Uno de estos es el Museo de Arte Religioso de Santa Mónica, ubicado en Puebla, en donde se exhiben los divinos vestidos que las personas devotas elaboraban con sus propias manos, así como joyas muy llamativa, pelucas y demás accesorios.
Niño ‘huachicolero’ y Dr. Covid: una tradición que evolucionó
Con el paso del tiempo esta tradición fue evolucionando, de hecho en el México del siglo XIX esta tradición tuvo algunas modificaciones, pues se comenzó a llevar a los pequeños a iglesia para que fueran bendecidos por un sacerdote, además, los agricultores solían llevar sus semillas a bendecir, pues se tenía la creencia de que así lograrían tener una buena cosecha.
Desde el siglo XX y hasta la actualidad se realiza el ‘levantamiento del niño’, que consiste en retirar la figura del nacimiento, arroparlo con un nuevo atuendo, sin olvidar que a los afortunados que les tocó un Niño Dios al partir la Rosca de Reyes, deben ofrecer tamales para todos sus invitados a esta celebración.
Actualmente existen infinidad de looks diseñados de acuerdo con el gusto de cada persona, además se han ido adaptando a las nuevas tendencias. Algunos ejemplos son el Dr. Covid e incluso el Niño ‘huachicolero’.
Los costos de cada vestuario van desde los 50 hasta los 250 pesos y están al alcance de todos.
Algunos de sus atuendos más populares son: el Niño Ángel, el Niño futbolero, el Niño Papa, entre otros.