Roberto Chávez Jr., sobrino del legendario Julio César Chávez, dio el primer paso en el boxeo profesional con una victoria clara por decisión unánime, el pasado 4 de julio en Culiacán, Sinaloa. A sus 17 años, el joven pugilista hizo su debut en el Polideportivo Juan S. Millán durante una velada simbólica organizada por su propio tío, bajo el lema “Por nuestro legado”. Una consigna cargada de significado para una familia que ha sido referente del boxeo mexicano por generaciones.
El rival fue Richy Robles, también oriundo de Culiacán, en un combate pactado a cuatro asaltos dentro de la categoría de peso minimosca. Roberto, con un sólido récord amateur de 19 victorias y una derrota, mostró temple, técnica y dominio. Con ello, dejando en claro que su apellido no es su único argumento sobre el cuadrilátero.
UN MENSAJE CLARO AL LEGADO FAMILIAR: “YO SÍ TRAIGO GANAS”
Al término de su combate, Roberto Chávez Jr. no solo agradeció a la afición local, sino que lanzó un mensaje directo al apellido que lleva con orgullo, pero también con intención de redignificar:
“Yo voy a construir mi propia historia. Yo soy un Chávez más, pero este Chávez sí trae ganas”, declaró con emoción, marcando distancia de los escándalos que rodean a su primo, Julio César Chávez Jr.
La declaración resonó con fuerza, ya que se dio pocas horas después de que Chávez Jr. perdiera un combate mediático ante Jake Paul. Y fuera detenido por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Estados Unidos por una orden de aprehensión vigente en México.
CONTRASTES Y HERENCIAS: DOS CAMINOS, UN APELLIDO
El contraste entre ambos primos es evidente. Mientras uno enfrenta cargos legales y arrastra un historial de inconsistencias deportivas, el otro irrumpe en la escena con determinación, disciplina y enfoque. Roberto Chávez Jr. busca reivindicar el apellido en un momento especialmente tenso para la dinastía, cuya figura central —Julio César Chávez Sr.— ha hecho esfuerzos públicos por distanciarse de las conductas autodestructivas de su hijo.
Con su cinta roja en la frente, al estilo clásico de “El César del boxeo”, el joven Roberto evocó el pasado glorioso sin depender de él. Su actitud en el ring y fuera de él ha generado buenas expectativas entre expertos y aficionados, quienes lo ven como un proyecto serio en construcción.
UN CAMINO PROPIO, SIN POLÉMICAS
Actualmente sin rival confirmado para su siguiente combate, el equipo de Roberto planea mantenerlo activo antes de que finalice el año. El objetivo no es solo sumar victorias, sino consolidar una carrera que esté lejos de la inestabilidad mediática que ha afectado a otros miembros de su familia.
Su formación técnica, el acompañamiento cercano de su padre y el respaldo estratégico de Julio César Chávez Sr. le dan una base sólida para desarrollarse como profesional. Más allá del apellido, lo que Roberto proyecta es una mentalidad distinta: menos espectáculo, más disciplina; menos pasado, más visión de futuro.
¿RENACIMIENTO DE LA DINASTÍA CHÁVEZ?
El debut de Roberto llega en uno de los momentos más complicados para el apellido Chávez. Mientras su primo enfrenta problemas legales y su legado deportivo se ve empañado, el joven de 17 años representa una esperanza renovada. Un símbolo de que el boxeo mexicano aún puede hallar grandeza en el linaje, pero desde la ética del trabajo duro y la constancia.
“Este Chávez sí trae ganas”, no es solo una frase.
Es una ruptura con el pasado reciente y una apuesta a que, incluso en medio de la controversia familiar, puede nacer una nueva figura digna del apellido que alguna vez reinó el mundo del boxeo.