La tarde de este sábado, un nuevo hecho de sangre sacudió al municipio de Miahuatlán de Porfirio Díaz, ubicado en la Sierra Sur de Oaxaca. Donde un hombre fue asesinado a balazos dentro de un depósito de cervezas. El crimen se registró en la calle Reforma de la colonia Loma Linda. Cuando varios sujetos armados ingresaron al establecimiento y abrieron fuego contra la víctima, cuya identidad permanece hasta el momento sin ser confirmada por las autoridades.
Vecinos de la zona, alarmados por las detonaciones, alertaron a los servicios de emergencia. Paramédicos acudieron al lugar con la intención de brindar auxilio, pero el hombre ya no presentaba signos vitales. El ataque, perpetrado con violencia y sin aparente provocación, ha vuelto a poner en evidencia el clima de inseguridad que prevalece en la región.
SIN DETENIDOS Y CON MUCHAS PREGUNTAS
Tras el asesinato, elementos de la Policía Municipal acordonaron el área y dieron paso al trabajo de los peritos y agentes de la Fiscalía General del Estado de Oaxaca. Hasta el cierre de esta edición, no se han reportado personas detenidas por este homicidio ni se ha informado sobre líneas de investigación claras.
La falta de respuestas inmediatas refuerza una constante que se repite en la entidad: la impunidad. Mientras los responsables siguen libres, los habitantes de Miahuatlán conviven cada vez más con la zozobra cotidiana de hechos violentos que quedan sin castigo.
UNA GESTIÓN MUNICIPAL MARCADA POR LA POLÉMICA
Diversos sectores de la sociedad miahuateca han expresado su preocupación por el crecimiento de la violencia durante la administración del actual presidente municipal, César Figueroa Jiménez. Según testimonios de vecinos y actores sociales, la inseguridad se ha intensificado desde que asumió el cargo, sin que hasta ahora existan estrategias claras para enfrentarla.
Pero la crítica hacia el edil no se limita al tema de la violencia. Su gestión ha estado marcada por enfrentamientos con distintos grupos sociales. Entre los más notorios se encuentra el conflicto con los comerciantes informales, quienes acusan al municipio de ejercer presión y represión sin ofrecer alternativas. También ha habido disputas con colonos por el manejo del tiradero municipal de basura, un problema ambiental que ha sido denunciado en múltiples ocasiones.
Una de las decisiones más polémicas del alcalde fue retirar el albergue estudiantil gestionado por el Frente Nacional Estudiantil Revolucionario “Rafael Ramírez”, el cual ofrecía alojamiento a jóvenes de escasos recursos que acudían a estudiar desde comunidades rurales. Esta acción fue interpretada por el colectivo estudiantil como una medida arbitraria que vulnera el derecho a la educación.
LA COMUNIDAD EXIGE RESPUESTAS Y SEGURIDAD
Frente a este panorama, la comunidad de Miahuatlán exige respuestas y acciones concretas. El asesinato del jueves no es un hecho aislado, sino parte de una cadena de sucesos que reflejan una crisis de seguridad y gobernabilidad. Vecinos, activistas y organizaciones sociales han levantado la voz para reclamar justicia y exigir que se restablezca el estado de derecho en un municipio que, cada vez más, parece abandonado por sus autoridades.
Finalmente, este crimen, aún sin esclarecer, pone en evidencia no solo la violencia que azota a la región, sino también el distanciamiento entre la autoridad municipal y la ciudadanía. Una brecha que, de no atenderse, podría derivar en una crisis mayor.