En un panorama desolador, los homicidios se han consolidado como una de las principales causas de muerte en México durante el primer semestre de 2024, con un saldo alarmante de 10 mil 917 jóvenes muertos por agresiones. De acuerdo con las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), estas muertes ponen en evidencia la creciente violencia en el país, especialmente entre personas de 15 a 44 años, quienes enfrentan un riesgo elevado de convertirse en víctimas de homicidio.
ESTADÍSTICAS DEL INEGI
El Inegi publicó recientemente las Estadísticas de Defunciones Registradas (EDR), que recopilan los decesos ocurridos entre enero y junio de este año. Aunque las enfermedades del corazón fueron la principal causa de muerte a nivel nacional, los homicidios se posicionaron como la octava causa de fallecimiento, con un total de 15 mil 243 muertes violentas. De estas, más de la mitad corresponden a personas jóvenes, particularmente de los grupos de 25 a 34 años (4 mil 452 muertes), 35 a 44 años (3 mil 435 muertes) y 15 a 24 años (3 mil 30 muertes).
El homicidio es la principal causa de muerte en jóvenes de entre 25 y 44 años, y la segunda en los de 15 a 24 años, destacando el alarmante crecimiento de la violencia en estos rangos etarios. El estudio también detalló que la mayoría de los homicidios se cometieron con armas de fuego, seguidas por el uso de armas punzocortantes y otros métodos como el ahorcamiento y la sofocación.
En cuanto a las víctimas, el 99% fueron hombres, sumando un total de 9 mil 658 muertes masculinas. De estos, la mayoría se concentran en las franjas de 25 a 34 años (3 mil 915 muertes), 35 a 44 años (3 mil 51 muertes) y 15 a 24 años (2 mil 692 muertes). Este patrón refleja un alto riesgo de homicidio entre los hombres jóvenes en México, quienes, además de
FENÓMENO MULTIFACÉTICO
Este fenómeno es multifacético y está relacionado con varios factores sociales, económicos y de seguridad. La falta de acceso a oportunidades educativas y laborales, junto con el creciente poder de los cárteles del crimen organizado, ha convertido a muchos jóvenes en blancos fáciles de reclutamiento para actividades ilícitas, como el narcotráfico y la extorsión. La violencia en las comunidades más vulnerables, unida a la creciente lucha entre bandas criminales por el control de territorios, también contribuye al alto número de homicidios en las franjas etarias más jóvenes.
El entorno de violencia generalizada, la ausencia de políticas públicas efectivas para la prevención de la violencia y la insuficiencia en los servicios de salud mental y apoyo a las víctimas, agravan aún más la situación. A pesar de las iniciativas del gobierno para combatir el crimen organizado y reducir la violencia, las estadísticas de homicidios siguen siendo alarmantes.
PROGRAMAS DE PREVENCIÓN
La situación también ha puesto en evidencia la escasez de programas de prevención y apoyo para los jóvenes en zonas de alta marginalidad, donde la falta de oportunidades y la exposición a la violencia incrementan el riesgo de caer en conductas delictivas o convertirse en víctimas de la violencia.
Finalmente, el impacto de los homicidios en la juventud mexicana resalta la necesidad de un cambio estructural en las políticas públicas y en la atención a las causas sociales y económicas de la violencia, para evitar que este ciclo de muerte continúe aumentando en el país.