Las autoridades lograron la detención de dos personas más por su presunta participación en los incendios provocados en dos tiendas de conveniencia OXXO en Juchitán de Zaragoza, Oaxaca. Con ello, elevando a seis el número total de detenidos por este caso. Los ataques, ocurridos el pasado 16 de junio, encendieron las alarmas en una región ya tensa por la violencia.Así lo informó, la Fiscalía general del Estado de Oaxaca (FGEO) a través de sus redes sociales.
Los nuevos detenidos fueron identificados como C.O.M., alias “El Negro”, y G.R.B., alias “Tavo” o “Crico”, quienes fueron puestos a disposición del Ministerio Público. Su captura se suma a la de otras cuatro personas aprehendidas el 18 de junio: N.J.J.C. (“Chico Bala”), J.A.S.S. (“Chuy”), B.A.C.S. (“Papaya”) y C.E.B.C. (“Cachorro”).
LOS ATAQUES: FUEGO SIMBÓLICO EN DOS PUNTOS DE LA CIUDAD
Los incendios fueron provocados de manera simultánea en dos sucursales de OXXO en Juchitán. Una de ellas ubicada en la calle Abasolo, esquina con Rosendo Pineda, y otra en la calle Saúl Martínez de la Octava Sección. Las acciones fueron interpretadas como un acto coordinado. . Lo que refuerza la hipótesis de una estructura criminal detrás del hecho.
Las detenciones se realizaron como parte de la denominada Operación Sable, una intervención táctica desplegada en el Istmo de Tehuantepec en respuesta al aumento de hechos delictivos en la región. Este operativo reúne esfuerzos de instancias como la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI), así como la participación de la Defensa Nacional, Marina, Guardia Nacional y Seguridad Ciudadana.
Aunque el despliegue ha sido presentado como un logro conjunto de inteligencia y fuerza, persisten cuestionamientos sobre el contexto de violencia estructural que dio origen a estos ataques, así como la efectividad de estas acciones para resolver de fondo la problemática.
EL DESAFÍO: MÁS ALLÁ DE LAS DETENCIONES
Para muchos especialistas y críticos del actual gobierno, a pesar del éxito operativo, la raíz del problema sigue intacta. La violencia en Juchitán y el Istmo obedece a factores estructurales: pobreza, falta de oportunidades, presencia de grupos armados, corrupción, y una frágil institucionalidad. Mientras estos elementos no se atiendan, las detenciones podrían ser solo un parche temporal.
Finalmente, el reto no es solo castigar a los autores materiales, sino evitar que otros los sustituyan. ¿Será capaz la estrategia actual de restablecer el orden y prevenir futuros ataques? ¿O estamos ante el inicio de una nueva ola de violencia en el sureste mexicano?