Un operativo coordinado entre fuerzas estatales y federales logró la detención de dos hombres y una mujer sorprendidos presuntamente distribuyendo metanfetamina en una calle de la colonia 19 de Marzo. Justo en la Octava Sección de Juchitán.
Los hechos ocurrieron el pasado 22 de junio de 2025. Cuando elementos de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI), en conjunto con la SEDENA, Marina, Guardia Nacional y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, detectaron a los tres sujetos intercambiando objetos sospechosos a bordo de una motocicleta. Al notar la presencia policial, intentaron huir del lugar, pero fueron interceptados metros más adelante.
Durante la revisión, les fueron decomisadas varias dosis de metanfetamina, una báscula gramera, un teléfono celular y dinero en efectivo. Dichos elementos consolidaron la sospecha de narcomenudeo en modalidad de suministro.
PRISIÓN PREVENTIVA Y PROCESO ABIERTO
Los detenidos fueron identificados por sus iniciales como J.E.R.S., E.S.R. y D.V.C., y trasladados ante la Vicefiscalía Regional de Valles Centrales. Donde se integró el expediente penal. Tras evaluar las pruebas presentadas, el juez de control declaró legal la detención y dictó como medida cautelar la prisión preventiva justificada en tanto se desarrolla la siguiente audiencia judicial.
El caso fue judicializado bajo el delito de contra la salud en su modalidad de narcomenudeo, delito considerado de impacto social por su nexo directo con otras formas de violencia e inseguridad. Especialmente en regiones donde la criminalidad organizada se infiltra en contextos urbanos.
JUCHITÁN, FOCO ROJO EN LA RUTA DEL CRIMEN
La zona del Istmo de Tehuantepec —y en particular Juchitán— sigue siendo considerada un punto estratégico para redes de distribución de drogas. Esto, debido a su ubicación geográfica, movilidad constante y debilidad institucional en algunas áreas. Aunque las acciones conjuntas como la Operación Sable buscan frenar esta actividad, los narcomenudistas siguen operando a plena luz del día, incluso en motocicleta y en zonas habitacionales.
Mientras los tres acusados enfrentan su proceso bajo custodia, este hecho evidencia nuevamente que el narcomenudeo no opera en la clandestinidad, sino en las calles. Muchas de las veces sin ser advertido a tiempo. El desafío para las autoridades no sólo es el arresto, sino romper las redes que permiten que la droga fluya con facilidad por la región.
Finalmente, a pesar de los esfuerzos interinstitucionales, los esquemas de narcomenudeo siguen mutando, adaptándose y resistiendo. Casos como el de Juchitán demuestran que el narco minorista es una amenaza callejera silenciosa que no necesita grandes estructuras para causar estragos sociales.