Según reportes de testigos y medios locales, el enfrentamiento armado se desató alrededor de las 12:00 del mediodía, siendo reportado al 911 por múltiples ciudadanos que escucharon fuertes detonaciones. Las zonas afectadas incluyeron los módulos 5, 8, 12, 14, 27 y 28, así como los patios del centro penitenciario.
Explosiones, disparos y caos interno
Videos difundidos en redes sociales muestran a hombres armados disparando desde la parte alta de los edificios del penal. Además de los intercambios de fuego, testigos mencionaron al menos cinco detonaciones de explosivos. Aunque hasta el momento no se han confirmado personas heridas o fallecidas.
La Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSP Sinaloa) informó que la situación fue controlada alrededor de las 12:15 horas. Aunque exhortó a la población a evitar circular por la zona, debido a la continuación de operativos de seguridad. Elementos de la Policía Estatal Preventiva, Guardia Nacional, Secretaría de Marina, Secretaría de la Defensa Nacional y otras fuerzas federales fueron desplegados para contener la crisis.
Incluso, dos helicópteros militares sobrevolaron el área para prevenir la fuga de reos. Un temor latente cada vez que la violencia estalla dentro de un penal de alta conflictividad como Aguaruto.
Un penal plagado de armas, drogas y efectivo
Lo ocurrido este miércoles no es un hecho aislado. Apenas dos días antes, el lunes 5 de mayo, fuerzas de seguridad realizaron un operativo sorpresa en el mismo penal. Con resultados que evidencian un grado de descontrol preocupante:
146 cartuchos útiles de diversos calibres
10 cargadores, 7 pistolas, 141 cuchillos y 3 machetes
54 desarmadores, radios, módems, y 86 celulares
Más de medio millón de pesos en efectivo
741 dosis de marihuana, cigarros y vapeadores adulterados
El hallazgo de este arsenal, sumado a la violencia de este miércoles, refuerza los cuestionamientos sobre el nivel de impunidad, corrupción interna y presencia del crimen organizado dentro de las cárceles sinaloenses.
Autogobierno y ausencia de Estado
Expertos en seguridad señalan que el caso de Aguaruto refleja un fenómeno ya identificado en otros centros penitenciarios del país: el autogobierno carcelario. Donde los internos, particularmente miembros de organizaciones criminales, ejercen un control de facto sobre módulos enteros, regulan el ingreso de armas, drogas, dinero y objetos prohibidos, y deciden incluso sobre la vida de otros internos.
A pesar de los operativos y los discursos oficiales, el sistema penitenciario estatal sigue mostrando signos de colapso estructural, incapaz de desarticular las redes delictivas internas ni garantizar la seguridad de los reclusos ni del personal custodio.
Una alerta que no puede ignorarse
La violencia en Aguaruto se suma a otros hechos recientes en Sinaloa, como el enfrentamiento en Navolato que obligó a niños de primaria a refugiarse en sus aulas. Estos hechos, junto con la desaparición de estudiantes de aviación en Culiacán, configuran un panorama de creciente tensión e impunidad, donde el Estado parece ir siempre un paso detrás.
Finalmente, frente a esta realidad, las autoridades enfrentan una doble urgencia: recuperar el control de sus centros penitenciarios y reconstruir la confianza de una ciudadanía que, cada vez más, vive cercada por la violencia.