Lo devoraban los perros en San Bartolo Coyotepec, Oaxaca
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Lo devoraban los perros en San Bartolo Coyotepec, Oaxaca

Hallan el cadáver de un abuelito en calles de San Bartolo Coyotepec; aseguran quienes conocían al señor que era un ciudadano muy pacífico


Lo devoraban los perros en San Bartolo Coyotepec, Oaxaca | El Imparcial de Oaxaca

El cuerpo de don Lucio, de 72 años de edad, era devorado por los perros la mañana de ayer en una de las calles de la Cuarta Sección de San Bartolo Coyotepec.

Vecinos, al darse cuenta de lo sucedido, avisaron a las autoridades; todo indica que le dieron muerte por la noche y lo dejaron en un barranco. Familiares dijeron desconocer lo sucedido y autoridades, revelaron que investigaron que se trataba de un hombre muy pacífico.

Alrededor las 09:30 horas, un trabajador salió de su domicilio que se localiza en el paraje conocido como Guitingo de la Cuarta Sección de San Bartolo Coyotepec. Se dirigía a su centro de trabajo, caminando como todas las mañanas lo hace, cortando camino por los terrenos baldíos.

Llevaba unos minutos de camino cuando observó que a un costado de la Casa de Piedra se encontraba en morral tirado, lo que le extrañó, pero siguió su camino.

Al llegar a la calle que va a la Ampliación de la Villa de Zaachila se topó con un sombrero tirado y a unos pasos más, un par de tenis. Fue entonces cuando observó que pegado a la malla de un terreno baldío, cuatro perros se peleaban.

Le llamó la atención y se acercó a investigar.

Grande fue su sorpresa al ver que los perros devoraban el cuerpo de un hombre, quien solo tenía puesta la playera, mientras que el pantalón estaba tirado a un lado.

Ya se habían comido la vísceras y parte de la piel, sin pensarlo siquiera, tomó unas piedras y espantó a los perros; enseguida, decidió regresar y hablarle a sus familiares.

Una vez que les contó lo que acababa de descubrir, regresó sobre sus pasos con varios de ellos.

Su esposa observó al hombre devorado y lo reconoció enseguida, “es el abuelito de la casa de allá abajo. ¡Pobre! Vamos avisarle a las autoridades”, dijo, para enseguida tomar el teléfono y dar aviso en el municipio de San Bartolo Coyotepec del hallazgo.

Minutos después, al lugar que les describieron, llegaron policías municipales, quienes al observar el cuerpo reconocieron a don Lucio.

Sabedores del protocolo en estos casos, comenzaron a acordonar el área para preservar los indicios que pudieran encontrarse, en tanto, el síndico municipal, al saber del hallazgo, decidió avisar primero a sus familiares, así como a las autoridades ministeriales.

Los primeros en llegar fueron elementos de la Policía Estatal seguidos por efectivos de la Agencia Estatal de Investigaciones encuadrados en el Grupo de Homicidios.

El comandante recorrió el lugar para fijar los indicios, mientras esperaba que lo alcanzaran peritos de distintas especialidades de la Fiscalía General del Estado, para la práctica de la inspección ocular.

Dos uniformados no perdían detalle de lo que hacían los agentes investigadores y comentaban lo sucedido, aventurando hipótesis, “al señor lo querían asaltar, como el lugar está oscuro, seguro venía tomado y caminaba solo, lo golpearon y por las cortadas en las manos, le darían de machetazos, lo arrastraron después de lastimarlo, los tenis se los quitarían porque quedaron juntos los dos, como que se los querían llevar, se irían para arriba porque ahí dejaron su bolsita de trapo con limones, pero en si esto fue por la madrugada, los perros ya tenían horas comiéndoselo, por eso el rostro no se lo tocaron”.

Un jefe de policía municipal lo interrumpió diciendo, “pobre Lucio, no se metía con nadie, yo lo conocí, era un señor de respeto, el fue comandante de la policía hace como 30 años, él sirvió para el municipio, no sé por qué le hicieron esto, y de esta forma, quién le tendría tanto coraje”, comentó mientras lo evocaba para enseguida seguir su camino y estar atento a las diligencias.

Una mujer, quien aseguró que vivía con don Lucio, llegó al lugar. Serena, platicaba con los agentes investigadores, “andaba tomando, ya tenía dos días tomando, vine a buscarlo ayer ahí en el terreno donde hizo una casita, pero vi que estaba cerrado y tenia puesto el candado, mejor me regresé y mire con qué me encuentro, que ya está muerto”.

También llegó el hijo de don Lució, quien intentaba mantener la calma. Informó que su padre era una persona sin problemas y que desconocía quién le daría la muerte y por qué.

Después de horas de trabajo, los peritos de la Fiscalía terminaron las diligencias, por lo que el cadáver fue levantado para ser trasladado al anfiteatro de la ciudad.

Un perito médico forense sería el encargado de practicar la necrocirugía de ley y determinar la forma en qué murió.

Invitaron a los familiares a acudir ante la autoridad ministerial para realizar la identificación legal del cadáver.

Esperaban que después de hacer entrevistas a los vecinos cercanos al lugar del hallazgo, tener datos que ayuden a esclarecer lo sucedido.

 


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