No hay duda que el gobierno capitalino que preside Oswaldo García Jarquín, ha dado pasos importantes en torno al comercio en la vía pública. Sin embargo, aún hay espacios públicos que requieren con urgencia de medidas emergentes para reubicar a los comerciantes. Es cierto, no es un tema fácil. Al inicio de esta jornada de reordenamiento, el edil reconoció el apoyo del gobierno estatal para ir caminando en lo que podría ser, de lograrse, una limpieza generalizada de nuestro Centro Histórico. Calles aledañas al Mercado “20 de Noviembre”, siguen copadas por puestos ambulantes invadiendo las banquetas y de nueva cuenta la explanada de Catedral, haciendo que los transeúntes tengan que bajarse al arroyo vehicular para transitar.
Insistimos, no es una tarea fácil. Se trata de poner contra la pared a dirigentes que viven –y muy bien- de la venta de espacios que no son suyos, sino comunes. La decena de dirigentes, hombres y mujeres, han hecho un verdadero emporio de ello. Ahí están, por ejemplo, Carmela Luján y Yolanda Ortega, que caminan protegidas de delincuentes armados. Los principales beneficiarios del regenteo de los espacios públicos no son los comerciantes de Puebla, Estado de México, Chiapas, la Ciudad de México o locales, que tienen sus puestos en donde expenden una cantidad inimaginable de mercancías, sino aquellos que los controlan y manipulan.
En entrevistas con medios, el edil de la Ciudad de Oaxaca ha insistido en la elaboración de un padrón, consciente de que en menos de un año el directorio ha crecido de manera exponencial. Los famosos miércoles sin ambulantes de la administración pasada, se convirtieron en un boomerang, pues contribuyeron al crecimiento irracional en el secuestro de los espacios públicos. La cuestión es tan grave que en las fiestas de julio la mancha de comerciantes en la vía pública se extendió hasta Santo Domingo y las calles de Adolfo C. Gurrión. Y nadie los puede tocar. Hay experiencias desagradables para los inspectores municipales que se atrevieron a desalojarlos.
Una situación que el gobierno local debe ponderar es la adquisición de algún predio en donde reubicar a los comerciantes desalojados. Es necesario quitarle el negocio a los que han medrado vendiendo los espacios que son de todos los ciudadanos, es decir, espacios comunes que no son enajenables. Una idea que tienen algunos es la adquisición de algunas de las viejas casonas que están abandonadas e intestadas, o expropiarlas para un bien público.
Sistema colapsado
Estamos en vísperas de uno de los festejos con más arraigo entre los oaxaqueños: El Día de Muertos. Aunque el programa de bacheo ha tratado de corregir calles en mal estado hay algo en lo que el gobierno capitalino parece no haber reparado y es el sistema de semáforos. Decenas de estos equipos están en pésimas condiciones. Hay cruceros en donde materialmente hay que cruzar de manera temeraria, poniendo en riesgo la vida o la integridad de los automóviles. Simplemente no sirven. Un día funcionan, al día siguiente dejaron de operar.
Hay cruceros en los que indiscutiblemente son necesarios. Hay otras calles y avenidas en donde ha funcionado de maravilla el programa “uno por uno”, que ha sido bien asimilado por la ciudadanía, aún con resistencias. En rumbos como la Colonia Reforma y aún en avenidas del Centro Histórico, dicha iniciativa ciudadana se convirtió en una medida excelente de convivencia. El gobierno municipal coadyuvó con letreros en donde se lee: “Primero tú, luego yo”. Se apeló a aquello que los sociólogos conocen como conciencia colectiva. Ahí fueron eliminados los semáforos. El argumento de las autoridades en ese momento fue que resultaban demasiado onerosos.
Una de las causas de las averías en el sistema de semaforización se empezaron a conocer en el movimiento político y social del 2006. Los grupos radicales se robaban las tarjetas electrónicas para generar caos vial. Ello convenía en sus aviesos propósitos de mostrar la imagen de desorden y anarquía. Se dice que dichas tarjetas son costosas y que resulta bastante oneroso para el presupuesto municipal estar reparando los equipos de manera constante. Esta situación, obviamente se resuelve aumentando la vigilancia policial. Lo importante ahora es que los visitantes que en unos días más arribarán a la capital del estado y lugares aledaños, no tengan esa imagen de deterioro y descuido que refleja el mal estado de los semáforos.
Esperamos que el área correspondiente de mantenimiento, atención y supervisión del equipo urbano tome cartas en el asunto. El sábado 19 de octubre, un ciudadano contabilizó no menos de diez cruceros con semáforos colapsados. Y ello no habla bien del trabajo que viene desarrollando en gobierno de la ciudad. Hoy, con el apoyo de las “benditas” redes sociales, que transmiten lo que pasa en tiempo real, no es difícil saber en dónde hay que atender dicho sistema.