La ignorancia de nosotros mismos
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Toltecáyotl

La ignorancia de nosotros mismos

 


Los millones de personas que viven en lo que hoy se conoce como “México”, en general, tienen una noción muy vaga y pobre, o muchas veces nula de sus orígenes y evolución como pueblo, culturas y civilización. Este problema es sumamente grave y perjudicial para conformar lo que es la Identidad Cultural.

Mantener a una persona, una familia o a un pueblo ignorante de sí mismo, es mantenerlo en la indefensión absoluta, en la inseguridad y temor permanente, en la auto anulación y desprecio de lo que se es, contra lo que se le ha impuesto ser. Al no saber quién es, cuáles son sus orígenes, su historia, su legado, su nombre, sus valores y principios, se le condena a perpetuidad a vivir en un estado amnésico, a ser “un extranjero ignorante en su propia tierra”, permanentemente exaltando lo ajeno y rabiosamente despreciando lo propio. Conocedor de Europa e ignorante del Anáhuac.

Un ignorante que se menosprecia y se desprecia. Inseguro y violento, blofero y acomplejado, irascible y nervioso, débil y despiadado, el mexicano “ideológicamente criollo” es un ser humano incompleto. Desde hace cinco siglos le hace falta “su otra parte”. La negada, la desconocida, la despreciada. Vive como bastardo en la cultura del “Padre” (Occidente) y vive como “hijo de la fregada” despreciado la cultura Madre (Anáhuac).

Son así todos los mexicanos, por supuesto que no. Existen muchos “Méxicos” diferentes y muchos estereotipos de “mexicanos”. Pero generalizando para acercarnos a este misterio diremos que existe un “México profundo” de estirpe anahuaca (del que nos habla Bonfil Batalla), que no tiene dudas de su identidad. Y un “México imaginario” de estirpe europea, que también, no tiene dudas de su identidad.

Pero existe un “tercer México”, el que está entre “el azul y las buenas noches”, del de “sí, pero no”. Me refiero a la inmensa masa de los llamados mestizos desculturizados. Esos que no son urbanos ni campesinos. Los que no han llegado a apropiarse de la cultura ajena y han perdido la propia. Los mexicanos que transitan torpemente a tropezones y caídas en “el laberinto de la desolación”.

Los que son del “México imaginario” y poseen el poder, el dinero, los medios y la cultura dominante, no tienen problemas de identidad, porque su “abuelito era español” y se sienten cimentados culturalmente por “la Madre Patria” (Europa). Para ellos, México inicia en 1821 con la Independencia; la Colonia, la conquista y la época “prehispánica” (siete mil ochocientos años desde la invención de la agricultura hasta 1821), son intrascendentes antecedentes de “su país” (de menos de 200 años). Para ellos, México es producto del “encuentro de dos culturas” y gracias a la llegada de sus “antepasados” europeos, “las tribus” encabezadas por el “poderoso Imperio Azteca”, dejaron de hacer sacrificios humanos, guerras y adoraciones idolátricas. Aceptan el mestizaje, pero inconscientemente su “mezcla es mucho más europea”.

Los mexicanos del “México profundo”, los llamados “indios o indígenas”, en muchos de los casos no se sienten “mexicanos”. Ellos se identifican a sí mismos como mayas, zapotecos, mixtecos, purépechas, etc.

En tercer lugar tenemos a la inmensa masa de mestizos desculturizados. Los hijos del “canal de las barras y las estrellas”, los “modernos”, los sumisos consumidores de productos chatarra, las legiones de desempleados y subempleados, la carne de cañón del sistema neocolonial. Los que están huyendo de la cultura Madre y nunca pueden alcanzar el estatus, -aunque sea-, de “gringo de tercera”. Los que se aplican cremas blanqueadoras y tintes de cabello para verse “blancos y rubios” y le ponen nombres en inglés a sus hijos. Los analfabetos funcionales, los “licenciados” sin título, los consumidores a crédito, los fanáticos del deporte comercial, los fans de las estrellas de la farándula, los patrioteros. Como gritaron “las ladies de Polanco”, desde lo más profundo de su racismo y desprecio colonial… ¡los asalariados de mierda!

Educayotl, AC. “Educar para el futuro con la sabiduría del pasado”. www.toltecayotl.org