La Cultura Popular
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La Cultura Popular

 


La cultura popular es la sabiduría producto de la experiencia de la vida de muchas generaciones de un pueblo. Es conocimiento transmitido de generación tras generación, en el que se van sumando los descubrimientos y los aportes, individuales y colectivos, de orden material e inmaterial para facilitar la vida entre las personas, las familias y las comunidades.

La cultura popular es un legado y representa el potencial de sabiduría y experiencia para enfrentar los desafíos de la vida. La cultura popular es flexible, adaptativa, y, sobre todo, cambiante, porque el mundo es cambiante, pero a través del tiempo, hay conocimientos que perduran porque funcionan y resuelven problemas mejorando las posibilidades de vida.

La cultura popular es anónima y autónoma, y como posee la experiencia de vida, es muy común que sea su sabiduría muy parecida a la cultura popular de otros pueblos, otras geografías, países y continentes. Las culturas populares, entre culturas de lejanos y diferentes lugares, muchas veces son casi igual, porque se trata de la sabiduría y la experiencia del ser humano frente a la vida, independientemente de su cultura, lengua o nacionalidad.

La cultura popular crece como una estalactita en una caverna. A través de mucho tiempo, siglos enteros, esas gotitas de sabiduría van formando una estructura que define el rostro y el corazón de cada pueblo. La cultura popular es entonces, un importante patrimonio cultural que le pertenece al pueblo.

No solamente se refiere a conocimientos sobre el mundo material y pragmático para solucionar desafíos o resolver problemas, o mejorar procesos, procedimientos, objetos o herramientas. Los conocimientos de la cultura popular también están en el orden intangible de los valores, principios, actitudes, modales, lenguaje y formas de relacionarse de manera interpersonal, familiar, en comunidad y entre comunidades.

La cultura popular, por siglos, fue el medio por el cual las personas se humanizaban, educaban y socializaban. Cuando no existía instituciones educativas, la cultura popular, era quien enseñaba a las personas a saber cuál era la mejor forma de proceder. Por eso, en la cultura popular, los abuelos ocupan un papel fundamental, porque son la experiencia, la sabiduría viva en la familia y la comunidad.

Sin embargo, a partir de la creación de la colonización a escala global por Europa, que en cinco siglos se ha dedicado a “descubrir”, invadir y explotar a los pueblos de los demás continentes, comenzó la agresión a las culturas populares en el mundo. Así, después la colonización vino el capitalismo, la modernidad, el neoliberalismo y la globalización, lo que implico la destrucción sistemática de las culturas populares de los pueblos, para imponer una nueva forma de vivir, nuevos valores y principios de vida, que tienen en su conjunto, como objetivo fundamental, la creación de riqueza de forma desmedida y enajenante por unos cuantos a través de la expoliación deshumanizada de los pueblos del planeta.

Para que esto suceda, se necesita algo más que las armas y la violencia, se requiere la cooperación del colonizado subdesarrollado, que acepte cambiar sus valores y principios de vida, por los del colonizador y acepte mansamente su rol de inferioridad. Es aquí, donde la cultura popular es fundamental para mantener la resistencia cultural, la dignidad y la calidad de vida de los pueblos.

Usted, amable lector, puede verlo en Oaxaca, pueblos como los del Istmo de Tehuantepec, que, a través de la defensa de la lengua, sus tradiciones, fiestas, usos y costumbres, su calidad de vida es totalmente diferente de aquellos que se entregaron mansamente a la supuesta modernidad, y perdieron no solo la cultura, su forma de ser, su paisaje urbano, hoy en día, además de ser pobres, parecen una colonia suburbana de la CDMX.

La cultura popular nos enseña a vivir como han vivido nuestros antepasados, nos entrega sabiduría en dichos, recetas de cocina, remedios medicinales, gustos estéticos, palabras y formas de hablar, normas éticas y morales de comportamiento; pero, sobre todo, mantienen vivos los valores y principios de vida, que son la sabiduría producto de la experiencia de vida de nuestros padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos y más. Olvidar nuestra cultura popular, es olvidar a nuestros ancestros, representa literalmente tirar a la basura su experiencia de vida, y asumir torpemente, formas de vida que siempre vienen de fuera y que han homogenizado la forma de vida consumista, individualista e irresponsable que llamamos “vida moderna”.

Oaxaca es la reserva espiritual del Anáhuac, fundamentalmente porque se mantienen las culturas anahuacas y populares, que le dan “un rostro propio y un corazón verdadero” a los oaxaqueños. Esta es la razón por la que vienen tantos turistas. Educayotl AC. “Educar para el futuro con la sabiduría del pasado”. www.toltecayotl.org