El problema de las migraciones indocumentadas
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Toltecáyotl

El problema de las migraciones indocumentadas

 


Cierta ocasión, que estaba tramitando un nuevo permiso de estancia en España, en la década de los años setentas, y delante de mi estaba un argentino que le estaba rogando encarecidamente a la burócrata de la ventanilla, que le diera otro permiso, la burócrata lo corrió de la ventanilla, ante la negativa el joven, se dio la vuela y se marchó desolado. Cuando le acerqué mi pasaporte a la burócrata, me dijo, como para sentirse bien: “estos argentinos son una plaga”. Entonces yo le dije: “si yo le doy 50 pesetas por cada argentino que vive en España, y usted me da una peseta por cada español que vive en Argentina, seguramente me saldría debiendo”. La burócrata calló y no dijo nada más.
Así es, creo que la migración indocumentada empezó a nivel mundial en 1492, cuando españoles y portugueses empezaron a invadir el continente Abyanáhuac. Después siguieron los ingleses, franceses, holandeses, belgas, alemanes y hasta italianos. Barcos y barcos llenos de gente “sin papeles” y con la intención, en la mayoría de los casos, de salir de la pavorosa pobreza a como diera lugar.

En el siglo XVI llegaron con cuchillos y espadas a robar y asesinar a todo aquél que no se sometiera a las coronas de España y Portugal, y por supuesto, con premiso por escrito del Vaticano, librados de cualquier pecado por tan insigne empresa. Los españoles en un disfrasismo lingüístico llamaron a los robos “rescates”, y ante la reacción defensiva de los robados y despojados, venia “la pacificación”, es decir llanamente, la represión. A los despojos de las mejores tierras les llamaron “poblamientos o fundaciones”. Fue tanta la hipocresía, tanto de la corona española, el Vaticano y los delincuentes, que éstos al llegar a una población anahuaca, cumplían con el ordenamiento legal de leerles a los futuros robados y reprimidos, una carta llamada “apercibimiento” en castellano, en la que se les convenía a rendirse y someterse a los designios y caprichos de los forajidos que legal y celestialmente estaban “dentro de la ley”. De no hacerlo serían arrasados por la fuerza de las armas y pasarían a ser esclavos.

Colón, en su diario, afirma que los nativos dejaban que los españoles tomaran cualquier cosa de sus casas y señalaba que el problema es que eran “muy ladrones”. Es decir, compartían lo suyo, pero cuando tomaban lo ajeno, eran ladrones.

Los primeros migrantes indocumentados que llegaron a E.U. en 1620, eran parte de un negocio de dos grandes empresas de banqueros europeos, que preparaban su independencia de las monarquías y fundaron colonias con la gente más pobre de Europa y en especial de Inglaterra, a la cual le daban el pasaje con toda su familia al continente, le daban tierras, alimentos y semillas para un año, y cumplido ese año, tendrían que pagar en cinco años lo prestado. Así es como los banqueros empezaron a poseer “al pueblo” de lo que será, en 1776, su país.

Pero de la misma manera llegaron a África, país lleno de riquezas y estos migrantes europeos se empezaron a apropiar de las mejores tierras, minas, pesquerías, bosques y empezaron a esclavizar a los pueblos y a enfrentar en guerras fratricidas a los pueblos para tenerlos bajo control.
Asia no estuvo exenta de “los migrantes europeos”, en el caso de la India o China, llegaron con ejércitos a tomar lo que no era suyo y a imponer a sangre y fuego el sistema colonial. Desde el siglo XX los japoneses se convirtieron en agresores imperialistas, con ejércitos invadieron gran parte de Asía, tanto en la primera como en la segunda guerra. Los crímenes espantosos de los japoneses solo se igualan por su sadismo y deshumanización a la de los nazis. Grandes holocaustos realizaron en China, Rusia, en Corea y Vietnam.

Tal vez, el más terrible de estos abusos y despojos que cometieron y siguen cometiendo los migrantes judíos es en Palestina. En efecto, en 1948 en un pequeñísimo espacio de Palestina, fundaron las naciones europeas Israel, sin el consentimiento del pueblo y gobierno palestino. Los migrantes judíos han desplazado a millones de palestinos fuera de su territorio, y hoy sobreviven en un pequeñísimo espacio totalmente bardeado y vigilado por el ejército de Israel.

Para el caso de Centro América, las políticas intervencionistas de E.U. y sus empresas trasnacionales, han aniquilado todo intento de vida democrática en estas naciones expoliadas por bandas criminales de narcopolíticos que están al servicio de las trasnacionales empobreciendo a los pueblos al punto de que la gente sale huyendo para mantener la vida en calidad de migrantes indocumentados. México no ha sido la excepción, bandas criminales “prianistas”, han destruido sistemáticamente el país y han enviado a E.U., millones de migrantes indocumentados.

Lo curioso es que ahora, los que desde el siglo XVI llegaron como migrantes indocumentados a América Latina, África, Medio Oriente y Asía, ahora ellos, cierren sus puertas y pongan murallas para que la gente de los países que tanto dañaron y empobrecieron, no lleguen a trabajar a sus boyantes economías fruto de la explotación del planeta. Si estas naciones no hubieran ido a robar, depredar y destruir a los pueblos del mundo, no tendrían los pueblos ninguna razón para buscar una salida para poder tener una vida digna o sencillamente, mantener la vida.

La migración indocumentada es creada por las potencias y las trasnacionales a través del abuso, el despojo y el caos que crean en los países que depredan. Nadie migra por su gusto. Todo mundo ama su tierra, su gente y su cultura. La migración indocumentada es forzada, violenta y los migrantes son víctimas. Educayotl AC. Descolonizar es dignificar. www.toltecayotl.org