Lo subjetivo del poder en México
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Opinión

Toltecáyotl

Lo subjetivo del poder en México

 


Los mal llamados “mexicanos”, porque no todos somos mexicas, ya que existen 68 pueblos ancestrales, pueblos afrodescendientes y un sinfín de variantes y mezclas de los llamados “mestizos”. Bien, “nosotros”, somos un pueblo muy mal informado, es más, somos amnésicos de nuestra milenaria historia, ignorantes de nuestra filosofía conocida como Toltecáyotl, pero, además, somos a ultranza malinchistas, jugando un perverso rol de “conquistado-conquistador y colonizado-colonizador”, es decir, encarnamos con un poquitito de poder a Hernán Cortés.

Efectivamente, estamos a los pies de manera servil de aquél que creemos es superior, pero, al mismo tiempo, exigimos lo mismo de quien pensamos es “inferior”. Tenemos una cultura caníbal, listos y dispuestos al abuso, la injusticia y el ejercicio indebido de las instituciones. En pocas palabras, pensamos, sentimos y actuamos como Hernán Cortés. Y cuando me refiero en plural, es que se da en todos los niveles sociales de esta “suciedad”. Lo mismo en los más altos cargos de los tres poderes y los tres niveles de gobierno, que, en la iniciativa privada, en la economía informal, en el crimen organizado con cuello blanco o de uniforme, que en el crimen desorganizado. Y hasta en el “agandalle callejero” o en la vialidad. En este país, no hay ley ni institución inmune a este flagelo. En México todo mundo hace lo que quiere en la medida de lo que puede. Esa es nuestra realidad socio cultural. Y todo esto viene de la raíz de este país.

En efecto, amable lector, los países tienen “improntas” que los siguen a lo largo de su historia. Por ejemplo, nuestros vecinos del Norte. Ellos llegaron a hacer con sus propias manos “su país”. Lo que implica desde exterminar a los pueblos originarios, hacer sus casas con sus propias manos, hasta invadir otros países y territorios en un “destino manifiesto” de esa “gran nación que se hizo así misma”. En México es diferente. Están institucionalmente desaparecidos los 9,500 años de historia de la civilización Madre. “Nada de eso existe y todo está ya superado”.

México nace de una invasión, de españoles que sin que se les haya ofendido, amenazado o dañado, llegan al Anáhuac con la autorización legal de la corona española para robar y matar; y traen también, la santa autorización del Vaticano para destruir todo conocimiento, historia, cultura de los “descubiertos” y salvarlos del demonio. A partir de 1824, los criollos fundan su país, de ellos y para ellos, creando un Estado necolonial de ideología criolla, en el que, los principios de explotación de los invadidos-vencidos y la depredación de los recursos naturales de los territorios del periodo colonial, seguirán siendo los mismos en esencia, solo que disfrazados de una democracia bananera.

Desde Hernán Cortés hasta Peña Nieto, el poder en México, ha sido un ejercicio del abuso, el robo y la corrupción, así como, el uso del Estado y sus instituciones para beneficio de una pequeña élite que se ha hecho del poder. La 4T, le llama la “mafia del poder”, en el porfiriato le llamaron “los científicos”, en la Colonia eran “la corte del Virrey”. Grupos de familias que han ostentado el poder económico desde 1521. Actualmente existen 17 familias que tienen el dinero suficiente para pagar la deuda externa, en la que cada ciudadano debemos ochenta mil pesos. Cómo es posible que 17 personas tengan esta brutal cantidad de dinero y más de la mitad sean pobres. La Universidad Iberoamericana habla de hasta un 72% de los mexicanos que no cubre las mínimas necesidades para tener un bienestar moderado. Un 8% de la llamada clase media que cada día se disminuye y cae en los abismos de la pobreza.

Nada ha cambiado, en 1824 el 60% de la población eran indígenas monolingües que vivían anclados en sus culturas ancestrales. No había más de 40 mil “blancos”, y de cada 70, uno era gachupín. Cuando en 1824 crean oficialmente a México, era un puñado de flamantes mexicanos que construían una patria tipo europeo, en la que estaban totalmente excluidos los pueblos originarios (como hasta ahora), también las llamadas castas, que eran un 18%, es decir negros, mestizos y las cruzas entre ellos. Y de los pocos “blancos”, literalmente un puñado fueron los que crearon un país, pero sin pueblo. Porque a los “indios y castas”, nadie los tomaba en cuenta (como ahora con los nacos y los yopes).

México es pues, un país sin pueblo, des- gobernado por una elite de iluminados y en donde Hernán Cortés, ha dejado una brutal impronta en todo aquel, “de razón o sin razón”, pero que tenga el poder en sus manos. Personas tan limitadas, ignorantes y torpes como Fox, Calderón o Peña Nieto, pero eso sí, todos ambiciosos insaciables que han estado, servicialmente, a las órdenes e intereses de esas 17 familias que tienen el verdadero poder en México, pero que, a su vez, son peones serviciales de otro pequeño grupo de poder que controla el mundo occidental. Descolonizar es dignificar. Educayotl AC. www.toltecayotl.org