Los peces en el mar
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Toltecáyotl

Los peces en el mar

 


Somos lo que hablamos, porque vivimos lo que hablamos. Si hablamos puras estupideces, somos estúpidos. Si hablamos con groserías y bajezas, somos vulgares y bajos. Si hablamos de puras cosas por comprar, somos “objetos”, no sujetos

Un día, un amigo de profesión biólogo marino, al estar explicándole el tamaño y la terrible dimensión de la colonización cultural, me dijo con luz en sus ojos, “¡claro, esto es como cuando les explico a mis estudiantes, que los peces en el mar, no perciben el agua! No la perciben porque es su medio.

Viven inmersos dentro de ella. Le dije entonces, es como cuando llegas en avión a la CDMX, y ves con angustia la capa mostaza de contaminación, pero en el trajín de llegar a tu destino en medio del tráfico, ya no percibes la capa de contaminación. Este es el punto de esta entrega, amable lector. Vivimos en una cultura colonizada, y ni remotamente nos damos cuenta de ello, porque desde hace 500 años, -es nuestra realidad-, esté donde esté, en la pirámide de explotación. En efecto, muchas personas ignorantes y colonizadas, no entienden, no comprenden, no les interesa profundizar sobre los conceptos de memoria histórica e identidad cultural ancestral, les parece absurdo, aburrido e intrascendente, hablar de la historia milenaria de este país. Por ello, viven inconscientes, no saben y al parecer, no les interesa saber, el por qué, no poseen la “flexibilidad mental”, de ver, otros ángulos de la realidad.

“La realidad”, es diversa y múltiple. No existe “una sola realidad”. Muchas realidades pueden caber en un vaso de agua, en medio de una tormenta en el vaso. Las personas que pueden ver “las cosas” de diferente manera. Son personas que tienen un “potencial energético”, y hasta espiritual, mucho más elevado, que aquellas que solo ven o perciben, “una sola realidad”. El sistema en el que vivimos (nuestra realidad inmediata), está diseñado para que las personas pierdan su potencial humano y espiritual. Que se conviertan en “objetos” para generar riqueza y mantener “el sistema”. Que no piensen, que no cuestionen, que no duden. Ese tipo de personas que “tiene la verdad en la mano”. Esa clase de personas que le tocan a su puerta y le preguntan si ha leído la biblia.

Hace 42 años que empecé mi camino en la descolonización. De hecho, he dedicado mi vida a descolonizarme. Y cada día que pasa, cada día que avanzo, me doy cuenta que estoy más colonizado, que lo que pensaba el día de ayer. A los 25 años dejé mi estable y exitosa vida de chilango administrador de empresas, renuncié a esa “realidad”, y tomé una mochila, un boleto de ida y un puñado de dólares y me fui a buscar mi identidad a Europa. Porque en este cuarto de siglo, me enseñaron en mi casa, la SEP, la UNAM y Telerisa, que mi raíz estaba en Europa. Que yo era “occidental”. Después de vivir dos años allá, descubrí que yo no era, ni más ni menos, que era diferente a ellos, y que, eso de “la madre patria” era un engaño. Fue entonces que llegué a Oaxaca en busca de mi identidad más profunda, más primigenia, más auténtica. Los pueblos y culturas de Oaxaca, me enseñaron a actuar como, “ser humano”. Así como el estudio descolonizado de la historia y la Toltecáyotl.

Los idiomas son cofres de sabiduría humana atesorada por siglos. Las palabras poseen cargas ideológicas. Las lenguas se pierden, porque las personas dejan de “vivir la lengua”. De vivir de acuerdo a la filosofía y sabiduría de la lengua. Además de que, -para el caso del país-, el Estado neocolonial de ideología criolla, se ha propuesto destruir los idiomas milenarios de la civilización del Anáhuac. Las palabras son como cargas de profundidad, después de un tiempo estallan en lo profundo. Somos lo que hablamos, porque vivimos lo que hablamos. Si hablamos puras estupideces, somos estúpidos. Si hablamos con groserías y bajezas, somos vulgares y bajos. Si hablamos de puras cosas por comprar, somos “objetos”, no sujetos. Así de simple, no le dé vueltas, ni trate de salirse por la tangente.

Me sorprendo, al leer mis escritos de hace diez años, y no se diga los libros impresos. Me da vergüenza darme cuenta hoy, que usé términos colonizados para hablar de la historia y la cultura “propia-nuestra”. Me doy cuenta que no me daba cuenta. Qué, aunque quería descolonizarme, no me daba cuenta de lo colonizado que estaba. Hoy pienso que necesito “rehacer”, todo lo que he escrito en estos treinta años.

Ahora entiendo que el “español mexicano” que hablamos, está saturado de palabras-conceptos-categorías colonizadoras que no vemos, que no percibimos, porque siempre hemos hablado de “ellos”, sin entender realmente lo que estamos diciendo. Es decir que, si hablamos colonizadamente, es que estamos colonizados.
Usamos palabras para hablar de nuestros Viejos Abuelos, como: “Prehispánico, precortesiano, precolombino, indios, mestizos, criollo, Mesoamérica, imperio, reinos, reyes, trono, príncipes y princesas, raza, América, conquista de México, descubrimiento, llegada de los españoles, dioses y religiones prehispánicas.”

Palabras, categorías y conceptos, que fueron creados por “el conquistador-colonizador”, para someternos y neutralizarnos. Las decimos sin vergüenza o pudor alguno. Los mismos académicos las usan. Y todo esto nos demuestra “el mar de colonización mental y cultural en el que nadamos”. No podemos salir del calabozo de la colonización, con las ideas de los carceleros. Descolonizar es dignificar. Educayotl AC. www.toltecayotl.org