El Síndrome de Hernán Cortés
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Toltecáyotl

El Síndrome de Hernán Cortés

 


La realidad que hoy vivimos nace de la invasión y conquista de 1521. De un brutal golpe, se destruyó toda posibilidad de continuidad de una de las seis civilizaciones más antiguas del planeta. Se amputó el desarrollo humano de más de 10 mil años y pasó, en “La Nueva España”, a ser perseguido por demoniaco, idólatra y primitivo. Se debe ser muy claro y entender, que el nacimiento de esta “realidad en que vivimos”, es producto de un holocausto y un epistemicidio, de la injustica y el abuso. A partir de 1519 empezaron a llegar, -y siguen llegando-, extranjeros a tomar lo que no es suyo, a destruir, asesinar y desmantelar en favor de intereses ajenos al bien común.

Hernán Cortés, un prófugo de la ley de Cuba, un verdadero psicópata, usa “la ley y las instituciones” para robar y matar a diestra y siniestra, su locura de poder tendrá que ser detenida por la propia corona española, que lo emplaza a un juicio de residencia y le prohíbe regresar a México. Los tres siglos de virreinato es un rosario de conflictos entre gente que es enviada por la corona a administrar, termina robando descaradamente y tiene que huir, para ser remplazado por otro peor. El virreinato viajó a la deriva en un mar de corrupción y de injusticias de “todos contra todos”, encabezados por la Iglesia Católica.

Después del desesperado estallido social de los criollos encabezados por Hidalgo, en el que al grito de “es hora de matar gachupines y vivan los reyes de España”, seguirán 11 años de guerra civil entre criollos contra gachupines, ambos, usando a los indígenas como carne de cañón. Finalmente, ante los hechos producidos por la Constitución de Cádiz en España, los gachupines y los criollos deciden hacer las paces y fundar su propio país, “de ellos y para ellos únicamente”, excluyendo a la mayoría del pueblo que eran los indígenas. Así nace México en 1824, y en 1828, los criollos traicionan a los gachupines y los expulsan quedándose con el pastel.

En estos 194 años de México, existe una constante, podríamos llamarla “la maldición de Cortés o el síndrome de Hernán Cortés”. Esta “enfermedad que produce el poder en México”, hace que la gente que entra en los “espacios de poder”, desde un humilde presidente municipal, un policía, un agente del ministerio público, un juez, hasta un gobernador, secretario, director general, un diputado, un magistrado, y desde luego, el presidente, actúen de la misma forma que Hernán Cortés, ese es su destino, su cruz, su maldición que cargarán el resto de su vida. Muchas almas se han perdido en este infierno.

En efecto, la kakistocracia cleptómana es atraída al poder, como las moscas al alimento. La peor gente de una sociedad es la que está en la política. No puedo decir, todos, por supuesto, pero la realidad histórica nos dice que en México las leyes y las instituciones se usan para hacer dinero y obtener poder. De “los grandes” son muy pocos los que se salvan. De la morralla, casi todos, como dijo aquel presidente municipal de una ciudad capital, que él, “solo robó poquito”.

En México entrar a la política es buscar un “hueso” en el sistema, y como dijo el profe. Hank, “un político pobre, es un pobre político”. Todos sabemos que los partidos son verdaderos carteles, manejados por mafiosos. Pareciera, solo pareciera que el pueblo se hartó de esta gente y que treinta millones dijeron ¡ya basta!, a su manera.

Cómo se va a amputar la cleptocracia en el nuevo gobierno. Casi todo mundo lo que busca en la vida es dinero. Y existen en este país dos formas muy rentables de hacer dinero: la política y la delincuencia, que por más diferentes que debieran ser, a final de cuentas, según los hechos, terminan siendo lo mismo.

Amable lector, en la “nueva camada de talentos” de que trae AMLO, más allá de “las moscas y garrapatas” que ya se sumaron al “carro completo de morena”, y que salen huyendo como ratas de los partidos que se hunden en la nada. Usted cree que esta gente está exenta o está vacunada contra el “síndrome de Hernán Cortés”. Usted cree que un país neocolonial con cinco siglos de abusos, injusticias, asesinatos, matanzas, despojos, corrupción, simulación e impunidad, de un decreto cambiará. Un hombre no cambia un país y menos a un sistema. Lo demuestra la lucha de Hugo Chávez.

El país está no en bancarrota, el país está quebrado. El país de los criollos y para los criollos, está totalmente destruido. El modelo neoliberal ha sido el instrumento. Los gobiernos traidores y sus funcionarios, no solo, “vende patrias”, sino “destroza patrias”, ha terminado con “su país”. Lo manejaron como una empresa y han quebrado a una de las más rentables empresas del mundo. Y PEMEX es el ejemplo de lo que afirmo. El nuevo gobierno tendrá que “tomar al toro por los cuernos” y dejar de simular, enfrentando la crisis, o podrá seguir simulando que México, bajo el FMI, el BM y los banqueros Rothschild y George Soros, va en la dirección correcta, como afirmó el presidente Peña Nieto. El bien supremo más importante de un pueblo es su gobierno. Tenemos cinco siglos desposeídos. Descolonizar es dignificar. www.toltecayotl.org