La Patria es primero
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La Patria es primero

 


Desde hace tiempo sabemos que el Presidente de la República y el régimen que encabeza tienen un claro desdén por el derecho y la Constitución, a pesar de tener en su equipo a juristas de la talla de la ministra en retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Olga Sánchez Cordero. Sin embargo, esta semana arremetió como no lo había hecho antes contra quienes, en ejercicio de nuestra libertad de trabajo, nos dedicamos a la abogacía, acusando irresponsablemente de traición a la patria a aquellos que de una u otra manera hemos sido parte de distintos mecanismos jurídicos para revertir las atrocidades constitucionales del actual Gobierno Federal.

El presidente no entiende que nuestra lealtad es con la Constitución, no con él, y que litigar en contra de acuerdos, decretos y leyes emitidas por el actual régimen no es traición a la Patria, por el contrario, es una defensa efectiva de la Constitución. Pero él quiere lealtad ciega, como la que les exige a sus colaboradores, pero, reitero, nuestra lealtad es con México, no con él. Y todo deriva de su visión de Estado, el cual fue conceptualizado hace tiempo por su Secretaria de la Función Pública, Irma Erendira Sandoval, quien dijo que el presidente es el Estado.

Y no. El Estado mexicano lo somos todas y todos. Y es que, por más que quieran, no todo gira en torno al megalómano de Palacio Nacional.

Lejos de buscar la reconciliación, México encontró en AMLO al presidente de la intimidación. Así como lo ha hecho con medios de comunicación y asociaciones de la sociedad civil que han señalado sus errores, ahora nos tocó a quienes nos dedicamos al derecho y en especial al litigio constitucional.

El presidente no ha entendido que las palabras cuentan, y cuentan mucho, sobre todo si vienen desde el púlpito presidencial. Tampoco ha entendido que como máximo líder del país, cuando se dirige a las y los mexicanos desde un micrófono institucional, no goza de libertad de expresión como cualquier ciudadano, sino que se le impone un especial deber de cuidado respecto de ese y todos los derechos.

Y muchas veces, la mayoría de hecho, lo que López Obrador expresa es una afrenta directa a los derechos humanos y el Estado y la democracia mexicanos.

Repito, defender la Constitución de las aberraciones jurídicas siempre inconstitucionales del régimen de Obrador no es traición a la Patria, por el contrario, es cumplir con nuestra obligación ética y social de velar por la Constitución y sus valores esenciales, más aún cuando los encargados de salvaguardarla, los tribunales constitucionales, y quienes deben hacerla guardar, como el Presidente de la República y la mayoría rapaz del Congreso de la Unión, han claudicado en ello.

No concibo ser parte de un régimen cuyo líder acusa irresponsablemente de traición a la Patria a aquellos que defendemos los valores y preceptos constitucionales. No concibo ser parte de un movimiento que ataca a la prensa.

No puedo congeniar con aquellos que disfrazados de demócratas buscan sepultar nuestra democracia. Por esto y más, no concibo a quienes abanderan sus siglas.

Si a traidores vamos, señor presidente, usted y sus acólitos encabezan la lista.

Hoy más que nunca, a unos meses de una fecha decisiva para México, afirmo que López Obrador es el principal enemigo de la democracia, el Estado de derecho y la Constitución. Al igual que todos aquellos que lo siguen ciegamente.

Los verdaderos traidores son aquellos que, teniendo la obligación de defender la Constitución, le dan la espalda; los que teniendo la obligación de garantizar el piso parejo electoral, inclinan la balanza; quienes debiendo guardar y hacer guardar la Constitución, son los primeros en violarla; quienes traicionan sus ideales solo por acceder a un cargo. Y también quienes callan y son cómplices de estos atropellos.

Pero no es momento de claudicar ni abandonar el barco. Por el contrario, es momento de unirnos para llevarlo a buen puerto. Y claro que podemos, sin importar que su capitán parezca querer hundirlo. Las y los mexicanos podemos con eso y más.

El principal enemigo del derecho y la Constitución habita en Palacio Nacional. Y quienes dicen no traicionar al pueblo son los primeros en darle la espalda.

Defendamos a México, pues la Patria es primero.

Eso es lo que me mueve. Y con colores muy claros: verde, blanco y rojo.

 

*Licenciado en Derecho por la IBERO Ciudad de México y Maestrando en Administración Pública por la Anáhuac Oaxaca.

 

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