Liz Truss: no hay respuestas sencillas
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Liz Truss: no hay respuestas sencillas

 


Mary Elizabeth Truss tiene, por el momento, el amargo título en la historia del Reino Unido de Gran Bretaña de ser la persona con el periodo más corto en el cargo de Primera Ministra y líder del Partido Conservador. Tan solo 45 días después de haber asumido la máxima posición civil del gobierno inglés, Liz Truss —como es conocida— renunció al cargo el pasado 20 de octubre tras reconocer que no contaba con las condiciones ni la capacidad para cumplir con el mandato que se le confirió.

¿Cómo se llegó a esto?

Liz Truss llegó al poder el pasado 6 de septiembre, después de la renuncia de Boris Johnson del mismo cargo que ella detentó. Johnson logró sobrevivir las turbulencias más severas causadas por la pandemia, pero diversos escándalos y falta de resultados llevaron a que un buen número de miembros de su gabinete le abandonaran y se forzara su renuncia (https://bit.ly/3CXJdpH).

Con el apoyo de su partido en el Parlamento, fue electa como Primera Ministra en un contexto económico, político y social en su país. Para hacer frente a tales retos, desde la toma de protesta, la Primera Ministra prometió medidas determinantes lo que fue visto con buenos ojos tras los escasos resultados alcanzados por su predecesor.

Sin embargo, al dar a conocer su plan el 23 de septiembre, los mercados nacionales cayeron. El plan incluía el recorte de impuestos que implicó la solicitud de préstamos para financiar al gobierno, lo que generó grandes preocupaciones en el sistema financiero.  La Ministra buscaba, tras la salida del Brexit, apuntalar a su país como líder en el libre comercio global, como el más tradicional neoliberalismo. Se topó con pared. Cambió de Ministro de Economía para tratar de salvar el barco, pero el daño ya estaba hecho.

A ello, habría que sumarle su incapacidad para mantener alianzas estratégicas dentro de su partido que le permitirían llegar a consensos y apoyar sus políticas.

Sin respaldo alguno y con la credibilidad por los suelos, Liz Truss no tuvo otra opción más que dimitir.

En retrospectiva, Liz Truss era una gran candidata para suceder a Johnson -quien por cierto no se ha descartado para volver al cargo de Primer Ministro tras esta posible breve intromisión-. Decidida, con un plan y con apoyos importantes en el Parlamento, parecía que lo tenía todo para rescatar al Reino Unido. Tan solo en el papel.

Una cosa es crear teorías; otra es planificar y una muy diferente gobernar e implementar. Lo que era visto como un acierto en el discurso se evidenció como un error en la práctica, uno tan catastrófico que hundió las bolsas tras su debut y que las saneó cuando la Primera Ministra anunció su renuncia.

Aquellas personas que se abalanzan al ejercicio del poder tan solo sujetas de discursos populistas o teorías a medio cocer tendrán que aprenderle una cosa o dos a Liz Truss y su estrepitosa caída.

En un mundo interconectado y cada vez más complejo, ya no hay respuestas sencillas. Antes de hacer promesas y lanzar temerarios planes que prometen ser la panacea, mejor pensarlo dos veces.

@GalateaSwanson