Sin denuncia hay acoso
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Opinión

Pegatinas Reivindicativas

Sin denuncia hay acoso

 


Todos los días las mujeres somos violentadas. De esto no existen denuncias que acompañen estos hechos. ¿Por qué? Porque habitamos un mundo en el que en su vasta mayoría se ha normalizado las violencias que nos cruzan y se nos culpabiliza de las mismas.

No existe denuncia del acoso que viví a los once años cuando con uniforme escolar un tipo en sus treintas se me acercó de susurrarme palabras a pocas cuadras de mi casa en mi camino a la tienda. No existe denuncia formal de los maltratos e insultos basados en el género que cierto profesor de la preparatoria lanzaba en contra de prácticamente todas las alumnas que estábamos en su clase, aunque era de todos sabido y omitido por las autoridades. No hay denuncia de los varios profesores acosadores con los que tuve que lidiar en la facultad, en donde también todo era un secreto a voces y las autoridades decidieron la inacción como política institucional.

No se encontrará tampoco denuncia de las varias veces que me han seguido tipos en la calle, de todos los “piropos” que he tenido que aguantar ni de la vez que encaré a un señor que me tocó sin mi consentimiento en la Alameda de León y ante lo cual nadie hizo nada a pesar de que testigos no faltaron. 

Porque en un país en el que debes destinar de 3 a 10 horas para hacer una denuncia en el Ministerio Público, proceso durante el cual, seguramente me preguntarán que si iba sola, que si vestía así, que si bebí esto o aquello, que si yo lo provoqué y que por todos los medios las y los servidores públicos tratarán de buscar mi desistimiento porque dios nos libre de abrir una carpeta de investigación más que manche sus estadísticas anuales. Y cuando hay denuncia, no prospera, son archivadas y las únicas que somos señaladas y estigmatizadas, somos nosotras.

El miedo y la indiferencia como medida de supervivencia. Porque alzar la voz es castigado; hace voltear los ojos a asuntos dolorosos, sistemáticos, violentos y generalizados que es mejor no discutir para no deshebrar los acuerdos que siguen empujando el funcionamiento de gran parte de la sociedad en donde nosotras valemos menos y todo lo que no se ajuste al heteropatriarcado busca ser eliminado. Mejor responsabilizarnos a nosotras de las conductas de ellos. Mejor justificar que debí cuidarme mejor de que algún tipo cualquiera tome la decisión de violentarme a mí o a cualquier otra, aunque claramente no hay manera de que yo o ninguna pueda evitarlo.

Y ahora, que como movimiento social estamos empezando a hacernos escuchar, que hemos decido no volver a callar, se ha decido por las cúpulas no creernos. Mejor mantener a los amigos -violentos y manipuladores- que a aceptar que nuestros testimonios y empatizar con nosotras. La diferencia de ayer a hoy es que el silencio ya no es una opción y los pactos de impunidad ya no serán tolerados por una gran parte de nosotras, nosotres y nosotros.

Será incómodo, habrá resistencia y con toda certeza no será fácil, pero solo tenemos dos alternativas: o cambiamos este pacto o seguimos silenciosamente sufriendo de las muchas violencias rutinarias, no rutinarias y feminicidas.

Con o sin denuncia, estas violencias existen y ya no habrá la comodidad de nuestro silencio ante ellas.

@GalateaSwanson