Hacia una nueva visión de la justicia
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Lecciones Constitucionales

Hacia una nueva visión de la justicia

 


De las llamadas virtudes cardinales, existen cuatro que la humanidad ha desarrollado y que los príncipes y reyes de la tierra entendían y conocían (prudencia, justicia, fortaleza y templanza) y que se consideran el fundamento de todas las virtudes morales. Conforme a lo razonable y equitativo la justicia nace para el entendimiento humano. Uno de estos fundamentos se desarrolla para vaciar su contenido en odres nuevos, en mentes nuevas que necesitan saber que es en realidad la justicia, y que se ha dejado de entender y de practicar. 

Existen muchos criterios e interpretaciones que falsifican el contenido de la Justicia. Con el sólo pretexto de obtener justicia, hay quien evoca para fines inconfesables, los principios como el de la división de los poderes públicos, la legitimación del poder, el uso irracional del poder y el torcimiento de las leyes para fines de poder.

Si con justa razón, el gran Benito Juárez, afirmó: “Los hombres no son nada, los principios son el todo”, los principios han de satisfacer a un compromiso que resulta vital y prometedor para quien defiende una causa de justicia, una causa justa, pero para quien no tiene valores y principios, el poder por el poder resulta atractivo, sin importar a quien o quienes se tengan que sacrificar.

La sola idea de poder pervierte a quien la posee en forma de credo determinante para sus fines propios, de aquí que la naturaleza de todo principio ético sea la comunidad, la sociedad, todos y todas, la llamada patria. En nuestro siglo los principios se han ido difuminando, desfigurando, como si fuese humo, se ha ido desdibujando de los rostros y las conciencias, por ello, la misma justicia ha sufrido cambios dramáticos y desesperantes, parecidos a las de la esclavitud hacia la libertad.

La idea de justicia, efectivamente evoca principios inmutables, que deben ser respetados y acatados por todo el mundo. 

Ulpiano, recetaba no dañar a nadie, respetar el orden público, que era un legado a la civilización la “Iustitia et perpetua voluntas ius sum quique tribuendi”, hoy se cuestiona toda la estructura romanista, el no dañar a nadie se ha convertido en legítima venganza privada, el respetar el orden público no se conoce por quienes toman calles en protesta para obtener justicia o libertades públicas.

La Justicia no es un valor acatado, tampoco una serie de principios determinados por normas constitucionales que se evaporan en cuanto existe otra inconformidad, toda justicia debe surgir del hombre mismo, en su autenticidad y compromiso social.

De ahí que la bondad, el ser una persona buena trasciende en la esfera de las decisiones humanas, la bondad es condicionante de la justicia, saber diferenciar la maldad y bondad, como en la balanza de la equidad se tiene que valorar la bondad y la maldad en criterios de lo Justo.

Los principios éticos están en guerra contra sí mismos, contra toda forma de egoísmo, la ponderación es una virtud de jueces que determinan que principio de derecho vale más que otro, la sociedad no está educada para absorber mentalmente conceptos del derecho internacional, el derecho ha evolucionado tanto, fuera de los territorios nacionales, que se ha polarizado su carácter internacional, este ultra derecho que provoca ambiciones de poder e intervenciones como el caso de E.U. a Venezuela.

Para pertenecer a un ámbito de justicia, primero hay que respetarlo, por ello, la justicia es respeto, valía, la supremacía de los derechos humanos sociales sobre los individuales, es el nuevo reto que tiene que descifrar la justicia contemporánea. Que el Estado cumpla con otorgar salud, es ya una prioridad de la justicia.

La justicia, es esa maravillosa palabra que tejen las sociedades como una bandera y que, terminada la costura, cuelgan todas las sociedades como bandera de su civilidad, como si fuese una bandera de mil colores que se ensucia y nadie quiere limpiar después, la justicia es un principio que se hace valer, pero también una condición normativa que se tiene que acatar y se tiene que ir perfeccionando para que sea cada vez más efectiva ante los ojos humanos. 

Todos tenemos un ideal de Justicia, una idea de su burocratización, un pensamiento de su lentitud para maniobrar, una idea muy oscura de cómo es en la realidad. La idea de una justicia injusta llena los cerebros de nuestra sociedad contemporánea, y hay quien se esfuerza para poder pagarla más pronto y satisfacer sus necesidades de justicia.

Todos los odios humanos generan la idea de justicia, como todas las verdades y las aspiraciones. La sola idea de generar justicia es agradable a quien tiene miles de intereses, diferente a quienes no tienen ningún interés en lograr un ápice de Justicia. La justicia como valor es el principio moral de cada individuo que decide vivir dando a cada quien lo que le corresponde o pertenece. La justicia es una virtud que todos los individuos deben poner en práctica de manera coherente y en busca tanto del bien propio como de la sociedad.

La justicia perfecta no existe, es un ideal, nadie es coherente en nuestra sociedad, muchos pobres, pocos ricos, mala distribución de la riqueza, la búsqueda del bien propio ha determinado una cadena de sucesos en términos económicos, políticos, sociales, que la misma sociedad ha perdido identidad como ente de Justicia, como sujeto de Justicia, como parte de una definición que ha ido cambiando hasta hoy.

La justicia nación como una virtud cardinal, una virtud principal, ya que sobre ella gira la vida moral de la persona, de cada persona en el planeta.

Las enfermedades pandémicas han hecho un sacudimiento a las estructuras de pensamiento, se nos alienta a ser solidarios, mejor comprometidos con el medio ambiente, cuidar la ecología, la industria sin aprovechamiento de otros sectores en riesgo de colapsar, la idea de justicia ha cambiado, la realidad de nuestro entorno se ha mundializado, lo mismo el concepto de justicia. 

 El Diccionario de la Real Academia Española define justicia como la posibilidad de construir el bien y la capacidad de reconocerlo. La justicia es un valor que inclina a obrar y juzgar, teniendo por guía la verdad y dando a cada uno lo que le pertenece, y lo que le pertenece a cada uno es su realización y su dignidad.

Entendamos que la dignidad es justicia humana, es su origen y naturaleza concebir como justo lo enteramente digno, este concepto que se traslada al planeta tierra como divino de origen, le da dignidad al ser humano, dignidad a su naturaleza, a su medio ambiente, su flora y su fauna, la dignidad debe ser abrazada en un concepto armónico y social, humano y trascendente a lo individual y social.

Hoy vivimos la guerra de los principios, no se actúa con prudencia, se promueven las injusticias, la fortaleza y la templanza, han quedado en la historia, hoy son resiliencias que se considera el fundamento de todas las virtudes morales, han cambiado del todo, las fórmulas de justicia antiguas, no han servido para nuestro mundo actual. Puede un principio colisionar con otro, existen miles de conflictos de la verdad histórica contra la verdad jurídica, de las libertades contra la seguridad jurídica de las personas, como en el caso de delincuentes que atentan contra la comunidad. 

En suma, la visión de la justicia, es ambiental, de derechos humanos que se confunden con la idea del poder ejercido, de tener mejor y más salud otorgada por el estado, por lo que tenemos que acudir al llamado de una justicia sanitaria, que en nada nos beneficia por el desconocimiento del cómo actuar en esta contingencia del coronavirus histórico, que para beneficio de los demás, el Estado mismo está limitado para otorgar la garantía de salud a la población entera, por tanto, la justicia esperada es este rubro hoy es nula.