En Oaxaca existe la costumbre de celebrar ciertas fiestas a los ocho días de la primera vez.
No sé la verdad el porqué de esta circunstancia, el caso es que pasado mañana celebramos la Octava del Lunes del Cerro, con su segunda Guelaguetza.
La ciudad presenta una multitud de turistas, hoteles al noventa y cinco por ciento de ocupación, los restaurantes pletóricos de clientes una derrama de dinero muy intensa. Hay que recordar que el dinero del turismo es el que más rueda, por la cantidad de servicios que se benefician con ese ingreso.
Por eso es necesario tratar bien al turismo, porque puede regresar y sobre todo por el mensaje que llevan a su lugar de origen.
Yo también soy Pueblo.
Por allí nos encontraremos.