A través de la historia “in omni tempore” y desde el principio de la humanidad, la mujer ha tenido un papel preponderante y sin embargo su especie fue menospreciada y vilipendiada por lo que se llamaba el “sexo fuerte”, o sea, la fuerza del hombre que la sometió a golpes un segundo plano, la mujer fue limitada a la reproducción de la especie y al servicio doméstico del hombre en una eterna esclavitud que con el tiempo fue derrocada por la fuerza y la inteligencia femenina, no sin padecer un eterno calvario para lograr la posición que hoy ostenta, demostrando que el hombre es el sexo débil y en muchos países sometidos a la voluntad de la mujer y así vemos cómo internacionalmente la inteligencia femenina ha llevado al mando a la mujer en sustitución del hombre quien ha resultado más frágil y menos inteligente que el otrora sexo débil, ejemplos los tenemos en gran suma primeros ministros como Margaret Thatcher en Inglaterra, llamada la “dama de hierro”, Indira Gandhi en la India y muchos otros ejemplos que demuestran la hegemonía y el poder de la mujer.
En México, un país machista y misógino, que siempre pensó que el papel de la mujer era secundario, el mexicano ha querido demostrar infructuosamente que México es un país hecho por hombres para hombres, fue el presidente de México Adolfo Ruiz Cortines que le otorgó el voto a la mujer, abriendo así el camino femenino a la política, pero al largo del tiempo solo le han dado “atole con el dedo”, pocas son las mujeres que han dejado destacar dentro de la política nacional, conformándose a las migajas que el disminuido machismo ha dejado sobre la mesa. Se habla de algunas gobernadoras, senadoras y diputadas, pero lo cierto es que se sigue dando “atole con el dedo” al sector femenino de México que en política no ha podido lograr su total emancipación dentro del quehacer político nacional; sin embargo en el sector privado es apabullante el empuje y desarrollo femenino, que se ha logrado no solo en la ciencia, en la literatura y otras ramas abiertas totalmente a la capacidad de las mexicanas y en la 4T se ha menospreciado el valor de la mujer con estudios y a nivel intelectual, pues ese famoso “atole con el dedo” sigue vigente y se ha abierto para mujeres susceptibles a la lealtad ciega, a la reducida mentalidad y sin capacidad alguna para poder destacar y demostrar con fortaleza intelectual de la mujer.
