El eje central de los problemas estructurales de este país, es el colonialismo intelectual y cultural, expresado en la cotidianidad de la vida familiar, comunitaria, gubernamental, educativa y productiva, en lo que llamamos “ideología criolla”, que implica un exacerbado desprecio por las personas que mantienen los elementos culturales de la civilización del Anáhuac, y una permanente actitud irresponsable de depredación de los recursos naturales.
La ideología criolla no es exclusiva de los extranjeros avecindados en el Anáhuac, no es, caracterizada por un fenotipo europeo, o de apellidos “complicados de escribir y pronunciar”, tampoco por poseer la mayor parte de la riqueza del país, o porque ocupan puestos importantes en los gobiernos y las instituciones, porque han existido y siguen existiendo en el Anáhuac, extranjeros que han entregado sus vidas por el bienestar del pueblo anahuaca, comenzando con Gonzalo Guerrero, quien en 1511 naufragó en las costas de Chetumal y se convirtió a la cultura maya y murió defendiéndola de los invasores.
El problema es mucho más grande de los puntos antes mencionados, porque la colonización y las formas de vida que expresan la ideología criolla, existen en gran parte del pueblo. En efecto, la ideología criolla es la forma de entender el mundo y la vida de anahuacas amnésicos y colonizados. El problema más grave radica en los colonizados-colonizadores, o como decía Guillermo Bonfil, en “los indios desindianizados”. El despreciar lo que son y la herencia que poseen, es el principal problema. Ellos no saben que no saben.
Están viviendo en el sórdido laberinto de la desolación, de tratar inútilmente de ser como sus colonizadores. El problema es que tratan de “igualarse” y asumen posturas y actitudes que a veces rebasan con mucho a la de sus opresores. La ideología criolla está constituida con expresiones racistas, clasistas, excluyentes y díscolas, que desprecian total y categóricamente a los elementos culturales de la civilización del Anáhuac. Para la ideología criolla no existe el Anáhuac y los anahuacas, cuanto más, al llamado “imperio azteca”.
Este desprecio se concentra en las personas herederas de esta milenaria forma de entender el mundo y la vida. Se les rechaza y se les somete a la explotación y al abuso. Esta actitud no es solo característica de algunas personas, sino que se encuentra en los cimientos más profundos de las instituciones del Estado y de la iniciativa privada. No se diga en las empresas que manejan la radio y la televisión.
El desprecio por lo propio-nuestro, y al mismo tiempo la exaltación exacerbada de lo ajeno y lo extranjero, por los propios invadidos los mantiene en el laberinto de la desolación existencial.
Educayotl, AC. Educar para el futuro con la sabiduría del pasado. No se puede salir del calabozo de la colonización con las ideas y valores de los carceleros. Descolonizar es dignificar.