La corrupción y el estado de captura
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La corrupción y el estado de captura

 


La corrupción es uno de los problemas que más atañe a nuestro país, un delito que perjudica de forma irreparable a la sociedad pues la corrupción es el reflejo de una carretera no construida, becarios fantasma, y falta de hospitales, entre muchas otras cosas, sin embargo este último ejemplo es uno de los que más nos afecta en este momento, dado que no se cuenta con hospitales ni equipo suficiente para atender a todos los enfermos por la pandemia de Covid-19.

La corrupción puede ser entendida como un fenómeno que involucra un abuso o violación de poder delegado, con el fin de obtener por acción u omisión un beneficio ilegítimo de carácter personal, económico o de otra naturaleza y es, por tanto, un fenómeno complejo vinculado al ejercicio abusivo de un espacio de poder, que conlleva el incumplimiento de un mandato normativo, que impacta de manera desproporcionada a sectores más vulnerables por su contacto permanente y de dependencia con los servicios públicos. De lo anterior, se derivan los casos de captura de Estado, la cual ha sido descrita desde el Banco Mundial como una forma de corrupción, donde los particulares tienen el poder para influir en la toma de decisiones de las autoridades estatales y obtienen un beneficio de dicho poder de decisión, lo que genera una situación de dependencia por parte de las autoridades.

La captura del Estado a través del financiamiento ilegal de la política, el tráfico de influencias y el cohecho afectan el deber del Estado de tomar decisiones que pueden contrariar intereses privados, lo que genera un impacto directo en la sociedad en virtud que se busca el beneficio para un circulo privilegiado de personas, ya sea económico o legislativo lo que genera más miseria y desigualdad para el resto de los ciudadanos.

Un ejemplo es el terremoto en Ciudad de México (2017), que planteó una forma novedosa de vincular corrupción y violación del derecho a la vida e integridad personal de las personas. En efecto, se ha afirmado que algunos de los edificios colapsados se habrían construido con permisos obtenidos ilícitamente y, en otros casos, se habrían usado materiales de mala calidad

Para esto que se corrija se requieren medidas redistributivas y correctivas del statu quo que pueden entrar en tensión con los intereses de grupos de así como la participación ciudadana, en virtud que esta disminuye las oportunidades de corrupción y es un medio de control beneficioso para los Estados, por cuanto permite prevenir y detectar abusos. Cuando el Estado carece de instituciones sólidas de monitoreo o se encuentra capturado, la participación resulta aún más vital. La participación puede frenar la perpetuación de privilegios que la corrupción asegura a los grupos de poder. Su ejercicio es exigible por medio del derecho a reunirse, asociarse, expresarse, informarse y a acceder a cargos públicos en condiciones de igualdad. Al mirar la participación como un derecho, ponemos el acento en la amplitud, profundidad y legitimidad del proceso participativa.

De la misma forma que se necesita un mejor sistema judicial en el desaparezcan las redes clientelares, en las que se trafica con plazas, se intercambian favores, o peor aún se pone precio a la justicia, de forma que no solo se queden en reformas legislativas que al final de cuentas no se trasladan a lo real por falta de presupuesto, como se ha venido haciendo desde hace años y una situación que ha sido criticada por propios y extranjeros, pues de nada sirve dibujar un león sin dientes.