Las “clalludas” (o tlayudas) y la Octava
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Hoja por hoja

Las “clalludas” (o tlayudas) y la Octava

 


Para Antequera, los nitos y 

su antigua fiesta local

“El cochero nos recibe en la estación, había pronunciado calle, con la elle fuerte de mi abuela; elles oaxaqueñas, que en América sólo usan también los argentinos.” Así narra José Vasconcelos, Maestro de América, su llegada a Oaxaca, en el primer tomo de sus memorias, Ulises criollo. Había nacido en Oaxaca, pero nunca residió. Hasta ser ya profesional del Derecho, visitó su tierra.

Enrique Othón Díaz, gran letrista de la música oaxaqueña, en el gran himno local, “El Nito”, música del enorme Samuel Mondragón, nos recuerda “Yo soy el del ¡olle!, ahí viene en ¡caballo!, el ¡gallo!, el ¡pollo!, enfatizando esa forma peculiar en que antaño pronunciábamos la “elle” o la “ye”, hoy olvidada, pero cuando pasaban las señoras por la plaza grande, las tortilleras de San Felipe les ofrecían “clalludas calientes güera”, con esa marcada “elle” y con “c”, tal como es la forma del habla popular y no la pureza gramatical. La Academia Mexicana de la Lengua reconoce la existencia de “tlayuda”, “clalluda” o “tlalluda”.

No se decía la refinada forma que hoy se usa de “tlayuda”, que pronuncian realmente “tlaiuda”, si bien se dice que la etimología del vocablo proviene del náhuatl tlao-li (maíz desgranado), más el sufijo español uda (abundancia). ¡Vaya usted a saber! ¡Se acomoda e inventa cada cosa! El caso es que se arregló un concurso para saber qué bocadillo, platillo o antojito era el favorito en el continente y resultó que la clalluda (o si quieren tlayuda), si bien es difícil creer que en todo el cono sur sepan qué es, así como aquí en México casi no sabemos qué es el “choripán” argentino y en pocos lugares se sirve “ceviche peruano”. En el resto del país no se conoce como “asiento” el residuo de la manteca de cerdo y mucho menos el secreto culinario de cómo preparar enormes tortillas correosas que pueden durar varios días o semanas. Hoy la llamada “tlayuda” es una mescolanza exótica de ingredientes, nada que ver con su original. Para el “asiento” eran las “blanditas” con salsa roja de “chirmolera” de barro.

Y mañana lunes 27 se debía festejar la Octava del Lunes del Cerro, no “segundo lunes” como mal se dice hoy. Antigua verbena popular asociada a la festividad de la Virgen del Carmen: debe ocurrir el siguiente lunes al 16 de julio y como en la costumbre religiosa, las fiestas como Corpus Christi, el Carmen o Navidad, se guardan por ocho días y por ello lo de “octava”. El Lunes del Cerro de 2020 fue el día 20, por eso la Octava será mañana. Y se debe aclarar que el “Homenaje Racial” en el Fortín fue en abril de 1932 (nuestro honroso Cuarto Centenario que a muchos no gusta), que años después se consagró como “Guelaguetza”.

Los falsos historiadores que todo lo ven precortesiano, han copiado mal la profundidad del Códice Florentino o Historia General de las Cosas de la Nueva España, de Fray Bernandino de Sahagún. El noveno mes de los aztecas se llamaba Tlaxochimaco y prendía del 12 al 31 de julio, dedicado a Huitchilopotztli, su dios guerrero y sanguinario. La deidad Centéotl, corresponde al cuarto mes mexica, Tozoztli, del 3 al 22 de abril, por eso es impropio decir que la fiesta era en honor a esa divinidad. Tampoco han leído a Juan B. Carriedo en su Estudios históricos y estadísticos del estado oaxaqueño, donde describe la usanza de la celebración carmelita y el paseo al Cerro del Fortín.

La pandemia ha obligado a que la gran celebración folklórica sea trasladada tal vez a diciembre, pero no podrá tener el sabor y gusto que el estío oaxaqueño nos prodiga. Esperemos no se les ocurra (que está de moda) cambiar la “Noche de Rábanos” al verano de 2021 o las mal llamadas calendas de Nochebuena al otoño de ese año electoral. 

EXTRA. Mario Puzo, autor del famoso Best Seller El Padrino, ha de estar revolviéndose en su tumba al enterarse de que su famoso personaje Vito Andolino Corleone “mandó a estudiar al extranjero” a su hijo y sucesor Michael, conforme lo dicho por quien es presidente de México. Seguramente Francis Ford Coppola tendrá que hacer una película, Parte IV, de “El Padrino” con la versión presidencial. ¡Tengamos buena canícula veraniega!