Pura coincidencia
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Opinión

Hoja por hoja

Pura coincidencia

 


Como en las aclaraciones en las películas antes de comenzar la trama, o en las novelas hoy mal llamadas “no ficción”: “Cualquier parecido es pura coincidencia”, damos cuenta de algunos párrafos encontrados en obras biográficas y otros libros históricos, principalmente

“¡Un vengador implacable, surgido de una gélida compasión y envuelto en tegumentos de hombre tranquilo y sensato, de práctica jovialidad! Su arma, la lógica; su humor, oportunista. Sus simpatías, dilatadas y frías como el Océano Ártico; sus odios, severos como el nudo del ahorcado. Su propósito, salvar el mundo; su método, dinamitarlo. Principios absolutos, pero animadamente dispuesto a cambiarlos […], buen marido; amable invitado…; y feliz, nos aseguran sus biógrafos, capaz de lavar los platos o de mecer en sus rodillas al bebé; tan alegremente dispuesto a acechar con sigilo a un urogallo como a arrancarle las tripas a un emperador.”

Esto dijo Winston Churchill refiriéndose a V. I. Lenin, de lo que se da cuenta en la profusa biografía de Andrew Roberts, tomando un párrafo de TheWorld Crisis o La crisis mundial, entre otras tremendas frases del gigante estadista británico que con pasión odiaba el bolchevismo y el comunismo. Desde luego, Churchill tenía muchas razones para verter tan tremenda opinión. No sólo era un político nato, profesional, cultivado en el campo de batalla, en el reportaje periodístico, soldado, escritor de gran vastedad, historiador autentico, líder de una nación que desafió al nazismo, pintor, deportista, Premio Nobel de Literatura, hombre de su tiempo, parlamentario, ministro de Hacienda y otras carteras, Primer Lord del Almirantazgo y espíritu de gran fortaleza, constructor de instituciones. Una personalidad extraordinaria que nadie en los tiempos actuales logra siquiera intentar alcanzar la altura de sus tobillos.

En otro parte, Churchill refiriéndose a Hitler, le decía a su esposa Clementine: “Me ha dado una gran alegría que haya habido tantas personas con el coraje necesario para votar contra la conversión de ese mafioso en un autócrata vitalicio,” (pensando en los valerosos millones de sufragios negativos). Se refería a las elecciones de 1932 en Alemania, cuando el partido Nazi ascendía al poder (es, desde luego notable que haya quien enaltezca el voto en contra de un dictador que llega por medios democráticos, para luego aplastar estos principios o pretender su desaparición).

Una escritora e historia británica, hoy defenestrada por el prejuicio ideológico, al analizar la formación del Iluminismo, orden secreta, creación del alemán Adam Weishaupt, dice: “creía en la bondad inherente de la naturaleza humana” (Nesta H.

Webster, Revolución mundial, 1921), como antecedente de una idea que flota en el ambiente mexicano de calificar como “bueno” al pueblo en un innegable afán de control político a base de usar la lisonja con las masas.

De la misma obra, se pueden desprender otras perlas. Así al revisar las actividades de GracoBabeuf, revolucionario francés, considerado uno de los precursores del comunismo, atacaba la educación y la difusión científica: “se había de impedir toda clase de conocimiento, por temor de que se dedicasen a la ciencia…No había declarado Babeuf que las ciencias eran necesidades complicadas de un Estado Contrario a la naturaleza, invenciones de cerebros huecos y vanidosos”, vertidas en una obra de Filippo Buonarroti, Plus d’education domestique, plus de pissancepaternelle”. Estas frases pueden calar en quienes han sido afectados por los recortes oficiales en México a la investigación científica. Del mismo activista toscano, adherido a la Revolución Francesa, se desprende esta joya: “los bienes de los emigrados, de los conspiradores (es decir los conservadores) y de los enemigos del pueblo serían distribuidos entre los defensores del país y entre los necesitados”, algo así como entregar al pueblo lo robado.

Hay muchísimas coincidencias en la historia de las revoluciones y de las transformaciones. Hay imitaciones por lecturas mal interpretadas. Hay copias mal hechas que pueden ser negativas y regresivas para una nación.