La ermita de La Soledad
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Estratega

La ermita de La Soledad

 


Es emocionante poder tener en las manos un libro que habla de nuestras raíces; las raíces de los oaxaqueños, sobre todo la de los que viven o han vivido en el barrio de El Marquesado, la Soledad, la Merced o en otros barrios de la ciudad de Oaxaca, porque el libro o mejor dicho, los libros de Rogelio Aguilar Aguilar hablan de los Barrios Oaxaqueños con el único afán de que los oaxaqueños sepamos de dónde vinimos para estar en condiciones de decidir a dónde vamos y tomar, por fin, el presente en nuestras manos.
La investigación de Rogelio Aguilar es una investigación seria, formal que le llevó mucho tiempo hacerla, pero es evidente que el esfuerzo ha valido la pena y no dudo que será valorado por los lectores ávidos de conocer nuestras costumbres, tradiciones y obstáculos a los que se enfrentaron nuestros abuelos para ofrecernos la ciudad que hoy disfrutamos.
El lector puede deleitarse escuchando música mientras con la imaginación recorre los rincones del barrio de La Soledad o el de La Merced o leyendo el libro: Los Barrios de Oaxaca tomo II y comentándolo en familia, para que los hijos lo asimilen mejor. Simplemente viendo las fotografías se embelesa uno.
El libro Barrios de Oaxaqueños II, de la Serie Crónica, Los barrios tienen la palabra, editado por la Casa de la Cultura Oaxaqueña, consta de cinco capítulos. I.- Oaxaca, Capital del Estado, II.- Oaxaca en la Reforma, III.- Oaxaca en la época porfirista, IV.- Barrio de La Merced y V.- Barrio de La Soledad.
La revisión ortotipográfica y la edición la hizo: Jorge Pech Casanova, las fotografías son del Archivo de la Fototeca de la Casa de la Cultura Oaxaqueña, el diseño estuvo a cargo de Gabriela Núñez Ojeda, la captura y edición del material gráfico la hizo Verenice, sic, Torres López y como dejé asentado arriba, la investigación la hizo Rogelio Aguilar Aguilar.
El libro describe lugares que han desaparecido o cambiado por la acción del tiempo o por la mano del hombre, así como personajes típicos o curiosos que deambularon por nuestra ciudad o que tuvieron relevancia en la vida comercial, política y social, de los que no se encuentra referencia en la historia oficial, pero que son importantes para la microhistoria.
La vida social en nuestra ciudad, escribe el autor, era monótona, reiterativa, sólo interrumpida por las festividades religiosas y luego civiles que se daban en el centro de la ciudad o en sus barrios. Pero aquí encontramos que también las festividades seguían el mismo patrón: una parte religiosa que se desarrollaba en el templo, y los festejos populares, en las calles aledañas. Veremos cómo ambas festividades variaban muy poco al celebrarse en los diferentes barrios de la ciudad.
Las festividades cívicas fueron tomando importancia a medida que se fue consolidando la República y el Estado. Las continuas guerras civiles, las invasiones extranjeras, el periodo en que gobernaron a México dos presidentes oaxaqueños y luego la Revolución de 1910, son los periodos que marcan de alguna manera el desarrollo y transformación de nuestra ciudad. Tomaremos como base esos periodos históricos, para relatar la evolución física y social de la ciudad española de Antequera y luego Oaxaca de Juárez. O sea, el periodo que vamos a reseñar abarcará principalmente de 1821, fecha de la Consumación de la Independencia, hasta 1910, año en que inicia la Revolución, aunque ésta no llegó a nuestra ciudad sino hasta dos años más tarde.
Al entrevistar a personas que amablemente nos proporcionaron sus recuerdos acerca de la vida en el barrio, hemos respetado su lenguaje y forma de pensamiento para no perder el sabor de sus relatos. Igual las contradicciones o inexactitudes en fechas, pues la memoria tiene un fluir diferente en cada individuo.
En la presentación del libro que hace la Lic. Alicia Aguilar Castro se lee: Las portadas magníficas de La Soledad contrastan con la sobriedad elegante de La Merced, pero en ambas, la piel de la cantera, patinada de siglos, es muestra fiel de la habilidad artesanal de los nativos oaxaqueños. De esos amables sitios, de todo ese pasado que apenas podemos vislumbrar nos queda un dejo infinito de lejana nostalgia.
Y de los barrios de encantamiento, milagrosos rincones que esconden legendarias y viejas tradiciones, solo quedan vagos recuerdos de “changarros” y personajes que deambulan por las calles románticas y polvosas y que tratamos de conservar con hondo amor al solar nativo, para las generaciones de oaxaqueños que nos continúen.
En la madrugada del 18 de diciembre de 1620, escribe Everardo Ramírez Bohórquez, un grupo de arrieros que había pernoctado muy cerca de la ermita dedicada a San Sebastián Mártir, en el inicio poniente de la principal calle de esta nuestra ciudad de Antequera en la Calle de Oaxaca, se disponía a reanudar su marcha rumbo a Guatemala, llevando mercaderías que le habían sido consignadas en el puerto de Veracruz; cuando, a punto de partir, el conductor de la recua advirtió que entre sus mulas estaba una que no le pertenecía y que se negaba a poner en pie, no obstante que se le arriaba con palabras soeces… se determinó abrir las cajas aquellas, admirándose todos de que allí se encontraba, la cabeza de una imagen delicadamente talladas las líneas del rostro, y dos manos como lirios, y junto, un pequeño cartel en que de leía: “Nuestra Señora de La Soledad al pie de la Cruz”…
Se aprecia hasta la fecha la ermita de la que habla Everardo Ramírez Bohórquez, efectivamente se localiza al Poniente de la ciudad de Oaxaca de Juárez, la capital de los oriundos leales; viniendo hacía el centro de la Ciudad, en el inició de la Calzada Madero del lado derecho, frente al actual monumento a los Niños Héroes en el barrio de El Marquesado; gracias a la aparición de la Virgen se le cambió el nombre a la ermita que desde entonces se llama Ermita de la Soledad.
Vale la pena estudiar el dato de Everardo Ramírez en las fuentes primarias documentales de las que bebió la información que transmite.
¡Felicidades Rogelio! Gracias por rescatar nuestras raíces, es un deleite leer el libro.

[email protected]