El término espondilolisis es una palabra derivada de raíces griegas que significa: separación vertebral, que se emplea para hacer referencia a un defecto o fractura uni o bilateral de la parte (pars interarticularis) anatómica posterior lateral de una vértebra, que hace contacto con la vértebra superior y en su otro extremo con la vértebra inferior por medio de sus superficies articulares. En cambio, la palabra espondilolistesis hace referencia al deslizamiento vertebral que describe la migración hacia delante que manifiesta un segmento vertebral sobre otro, habitualmente precedido por el daño de la unión vertebral por espondilolisis. Ambas han sido descritas como causas frecuentes de dolor lumbar y de raíces nerviosas en diferentes edades.
Esta alteración es posible encontrarla en la población abierta hasta en un 10% de las ocasiones, sin referencia de algún malestar de columna. En pacientes con referencia de dolor de espalda, suele presentarse con una frecuencia de 2 a 3 veces más, entre los hombres comparativo con las mujeres, con proporción similar comparativa entre personas de piel blanca y afroamericanos En la especialidad de pediatría, representa una causa común de dolor de espalda en adolescentes, especialmente en el caso de atletas jóvenes, demostrando que la padecían en el 50% de las ocasiones al considerar atletas jóvenes con dolor de espalda, con mayor predominio de afectación de la quinta vértebra lumbar (85 a 95%) y segunda alternativa esta la cuarta lumbar (15 a 5%). Siempre asociado con la espina bífida oculta como condición de defecto de formación y asociado hasta en 25% con desplazamiento vertebral (espondilolistesis).
Existen factores presentes desde el nacimiento (congénitos) como la falta de formación de espina vertebral (espina bífida oculta) y la columna con curvatura exagerada hacia delante (lordosis) en la región lumbar (cintura posterior) que pueden predisponer a las personas a sufrir fracturas de la pars y/o que ya en forma congénita también asocien defectos de formación de esa parte vertebral. Además de los factores congénitos, las exposiciones relacionadas con la actividad, como la participación en deportes, pueden contribuir a las fracturas de la pars. La participación en deportes, en particular los deportes que implican hiperextensión (hacia atrás de la columna) repetitiva y carga sobre el eje de la columna, predispone a los atletas jóvenes a sufrir fracturas de la pars. Algunos ejemplos comunes incluyen béisbol, gimnasia, fútbol, tenis y levantamiento de pesas.
Se establece que las fracturas unilaterales de la pars en general sanan en forma normal especialmente entre las fracturas agudas. Sin embargo, los casos con fracturas bilaterales y/o crónicas de la pars comúnmente progresan al deslizamiento vertebral (espondilolistesis) con tasas tan altas como 43–74%. Varios estudios han documentado radiográficamente la progresión del deslizamiento en poblaciones con espondilólisis y espondilolistesis, informando una tasa reducida de progresión del deslizamiento después de los 20 años, que plantea la hipótesis de que la osificación de las placas de crecimiento en las vértebras lumbares ayuda a resistir las fuerzas de desplazamiento hacia adelante experimentadas por la columna vertebral envejecida.
En el corto plazo después de una lesión, generalmente definido como seis semanas, la mayoría de los pacientes con espondilolisis mejorarán sintomáticamente y la mayoría de los atletas regresarán a la actividad deportiva habitual.
Se desconoce la causa exacta, aunque es probable que la tensión en la pars tenga un origen multifactorial por factores predisponentes o hereditarios, que luego están asociados con factores ambientales (postura erecta, marcha y cargas repetidas de la columna lumbosacra).
Se llega a considerar que el aumento de la carga generada en la postura de pie desempeña un importante papel en su desarrollo. La incidencia va aumentando tras el inicio de la marcha hasta los 18 años, y se mantiene estable hasta la edad adulta. Es poco frecuente que se desarrolle al final del crecimiento de la columna.
En niños y adolescentes, el arco posterior no está completamente osificado y el disco intervertebral es muy elástico, lo que hace a la pars más susceptible de fallo por fatiga ante fuerzas de tensión y cizallamiento, especialmente en los que practican deportes que implican la extensión excesiva reiterada del tronco.
La preferencia por la unión lumbosacra en pacientes jóvenes se explica porque el sacro es relativamente inmóvil, mientras que la columna lumbar es el segmento con mayor movilidad. Las partes delanteras de la vértebra (el disco y el cuerpo vertebral) resisten la compresión, mientras que los elementos de la parte posterior (óseos) constituyen el soporte de las fuerzas de cizallamiento que, ante el soporte excesivo de carga, pueden sufrir fractura en esa zona.
Generalmente la presentación habitual corresponde a la de un deportista adolescente, que práctica un deporte que requiere una carga lumbar repetitiva en extensión y rotación, que presenta un dolor lumbar de inicio agudo o insidioso que se agrava con la carga lumbar continua. Incluye también a un niño o adolescente deportista que practique un deporte que requiere extensión y rotación lumbar repetitivas. El inicio del dolor puede ser agudo o insidioso durante varias semanas. Los pacientes informan que su dolor lumbar aumenta con la actividad extenuante o la hiperextensión y mejora con el descanso relativo. El dolor generalmente permanece localizado en la espalda baja con irradiación ocasional a la nalga y/o extremidades inferiores proximales, y en ocasiones como sospecha de alteración en raíces nerviosas -por el deslizamiento vertebral-, entumecimiento u hormigueo en las extremidades inferiores.
Con los datos de sospecha es necesario acudir a evaluación médica, de preferencia con el especialista en traumatología y ortopedia pediátrica para su revisión inicial a fin de considerar el estudio de imagen que pueda ser de mejor utilidad para detallar progreso de la enfermedad e iniciar el tratamiento que sugiera.
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