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Pesimismo

 


HOY, ABRIR las páginas de periódicos, de internet, mirar en derredor nuestro nos puede generar una sensación de pesimismo, de destrucción irrefrenable del planeta y del mismo ser humano.

TODAS las generaciones que hemos coincidido en este espacio temporal, vemos la llegada del Covid, el agotamiento del agua dulce, de más guerras y, en nuestro caso, del avasallamiento del crimen organizado –que comenzó con los plantíos y la comercialización de drogas naturales, después sintéticas y poco a poco se fue apoderando poblaciones enteras, secuestrando, extorsionando– avasallando espacios de poder (hoy cogobiernan) hasta llegar a un momento en que inicia el ahogamiento de nuestras sociedades, entre miles de problemas más.

¿Es realmente tan negro el panorama? Pudiera ser, pero me parece que hay un principio básico que se está perdiendo; el del instinto de la supervivencia que tarde o temprano, emergerá y finalmente (después de tocar fondo), tendrá que llegar un período de reconstrucción o bien de nuestra extinción.

PERO la historia nos enseña que NO hay épocas completamente buenas o épocas completamente malas. La peste negra en Europa que tuvo diversas oleadas habría aniquilado desde un “tercio de la población” de dicho continente -según los cálculos más conservadores– hasta un “60 por ciento -estimaciones menos optimistas basado en modelos de predicción actuales- esto sobre todo a finales del siglo XIV” (National Geographic Historia, agosto, 2022).

LA VIRUELA, a la llegada a América de los españoles, casi extingue a los nativos de este continente. Al igual que con la peste negra, algunos historiadores refieren que habrían muerto “entre un tercio y la mitad de la población indígena”. Claro, la denominada leyenda negra refiere que habrían muerto casi el 80 por ciento de los “antiguos mexicanos”.

ANTE ESTO, hoy que la humanidad la conformamos unos 8 mil millones de personas, el Covid, tras su reciente aparición sobre el planeta ha matado al 0.08 por ciento, cifra que no tiene parangón a las grandes mortandades que las pandemias pasadas generaron a la humanidad. El jabón, una mejor alimentación, una ciencia más avanzada, demostraron que nuestra desgracia no es nada comparada con el pasado, hubo más psicosis, que realidad.

¿Qué somos una sociedad más sanguinaria? En el pasado tampoco fuimos unas blancas palomitas, la historia también nos revela nuestra crueldad. En el caso mexicano, cuando se inauguró el Templo Mayor en la gran Tenochtitlan, narraciones refieren que habrían sacrificado a esclavos originarios de los pueblos conquistados por los aztecas; habrían sido sacrificadas unas 20 mil almas, una verdadera carnicería humana (Arqueología humana núm. 108, pp. 72-77.)  Algo que muchos han puesto en duda, pero hasta las referencias históricas más conservadores cuantifican en miles las personas asesinadas.

EN LA SEGUNDA Guerra Mundial (1939-1945) habrían muerto al menos 40 millones de seres humanos, en la Primera Guerra Mundial (1914-1918) la cifra de muertos se estima entre los 10 y los 20 millones, la retahíla de atrocidades es interminable. La tragedia, la perversidad, el riesgo de nuestra existencia no es exclusiva de nuestro tiempo.

ANTE LA CRISIS hídrica que pone a temblar a cualquiera, Israel (véase el Escaparate Político del 13 de febrero de 2024) demuestra que, en desiertos el ser humano puede hallar solución a la falta absoluta del agua.

LA IMAGINACIÓN sin fronteras del ser humano nos confirma que por más difícil que sea nuestra situación podemos hallar soluciones. El problema está cuando al frente de nuestros gobiernos se encuentra gente ESTÓLIDA que complica más los problemas.

NO ES IMPIDIENDO la industria para no darles agua (como lo plantea el MITÓMANO de Macuspana) como se solucionará el problema; es con INVERSIÓN (el gobierno guinda a escala federal NO ha invertido para evitar el problema del agua que se ha venido escaseando y llega a una etapa crítica) A escala estatal mejor ni hablar, a SALOMÓN JARA solo se le ocurrió poner tinacos con agua sucia en las colonias para que los vecinos llenen cubetas, medida absurda que NO resuelve el problema.

En Oaxaca, los 35 incendios han consumido este año más de 1,500 hectáreas (y ha cobrado vidas humanas) ante una ineficaz respuesta gubernamental, pero la reacción de algunos afectados como los de Quiaviní y Güilá -según trascendidos-, molestos, fue decir que no permitirán la instalación de casillas en su zona. Error; si de verdad quieren protestar, votar por una opción distinta a los incompetentes de Morena sería mejor.

No seamos tan pesimistas, mejor hagamos algo diferente y votemos por un partido distinto a Morena, seguramente el resultado también lo será.

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