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Frivolidades

 


La ausencia de gobernabilidad, sus aficiones etílicas y tantas frivolidades y tropiezos en su administración, terminarán por enterrar la fuerza política que le dieron los casi 70 mil votos que llevaron al gobierno municipal a Oswaldo García Jarquín.

La cereza en el pastel de los tantos yerros en la alcaldía, la puso ayer su esposa que, enojada por un meme en las redes donde la critican por sus poses en una revista fifí, de la farándula, amenazó con llevar a los tribunales al autor. El affaire parece que se pondrá emocionante.

Por si esto no fuera suficiente, su asesor en materia de seguridad Marcos Fredy Hernández, director de tránsito durante el “Gabinato”, lo metió en un embrollo al sugerirle al edil Oswaldo que se diga amenazado por la delincuencia organizada.

Mayúsculo escándalo a los cien días de la administración del primer concejal que padece el alud de críticas.

La ciudad inundada de basura y pestilente, el centro histórico invadido de puestos ambulantes, las cada día más fuertes críticas por las constantes ausencias del presidente municipal derivado de su afición etílica. Estos son algunos de los yerros y frivolidades que identifican los primeros cien días del (des)gobierno municipal de Oswaldo García Jarquín, el alcalde que gracias al efecto López Obrador, alcanzó el poder que ahora no sabe cómo conducir.

La fatuidad de su compañera al posar con la presidenta municipal de Pochutla, también del Morena, en una revista de la farándula, rompe grotescamente con los llamados a la austeridad del presidente AMLO.

A esta cadena de yerros y frivolidades se suma la pifia de la denuncia por la supuesta amenaza de la delincuencia organizada. El asunto lo ventiló públicamente cuando, de ser un caso tan delicado, debería manejarlo en privado. También lo comentó con sus concejales que lo escucharon entre dudas y risas contenidas.

En lugar de analizarlo con su equipo de seguridad y ante las instancias correspondientes, el edil dio por hecho que se trata de una “guerra sucia para desprestigiar a la administración municipal”.

Ante los concejales explicó que “a través de llamadas telefónicas realizadas a empresarios (sic) pretenden involucrarme con un supuesto grupo delincuencial”.

Luego, en conferencia de prensa, dijo que “de acuerdo con reportes de la Unidad de Análisis de Información de la Dirección de Seguridad Pública del Ayuntamiento, en las dos últimas semanas varios empresarios y empresarias de esta ciudad han recibido llamadas telefónicas de presuntos líderes de un supuesto cártel del narcotráfico”.

“En estas llamadas, los presuntos delincuentes aseguran ser amigos de un servidor (Oswaldo) y en seguida afirman tener mi autorización para realizar el cobro de derecho de piso en negocios de la ciudad de Oaxaca”.

Los aviesos que lo escucharon no tardaron en deducir que, posiblemente, se trate de una cortina de humo ante el caos que impera en el gobierno municipal y, principalmente, en la proliferación de puestos ambulantes. El edil denunció extorsión a comercios pero, de inmediato, él mismo se contradijo al decir que se trata de “cobro de derecho de piso”. Se apresuró también a aclarar que “no existe vínculo alguno entre mi persona y agrupaciones y/o personas que buscan extorsionar a las y los capitalinos para conseguir dinero de una manera fácil”.

La realidad es que, conociendo la trayectoria de algunos de sus funcionarios en la dirección de gobierno, no se descarta que, en el tráfico de espacios para vendedores callejeros, algunos estén haciendo negocio.

Los expertos en seguridad pública tienen sospechas por la dubitación en la denuncia del presidente municipal. Por un lado, habla de comerciantes y por el otro, menciona de “extorsión a los capitalinos”.

El salto del chapulín
La cola del demonio de Tasmania, hasta anoche, seguía metida en el Congreso del estado. Los diputados no lograron consensar mayoría de votos para el sucesor de Arturo Peimbert en la Defensoría de los Derechos Humanos de los oaxaqueños. Regresaron el proyecto de dictamen a la comisión respectiva. Decidirán en sesión del próximo viernes. Lo cierto es que Alamilla está firme.

Diablo como es, Flavio Sosa le jugaba el dedo en la boca a las huestes que siguen a Yessica Sánchez. Ayer se plantaron frente al palacio legislativo con la idea de que podrían aún boicotear el ascenso de Jorge Rodríguez Alamilla. Ilusos porque si alguien sabe cómo “masca la iguana” es Flavio. Él fue el que negoció con Peimbert para imponer a Alamilla. A los dos les conviene porque ni siquiera intentará revisar la manera en que Peimbert y el demonio de Tasmania, se repartieron el presupuesto y las posiciones de la DDHO. Con Alamilla, están a salvo de cualquier auditoría.

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