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Antes que nada, iniciemos el año con optimismo, mente positiva ante las adversidades. Feliz 2019. Gracias a mis lectores por seguirme acompañando.

Ha concluido el primer mes del gobierno “de la esperanza” con un alto contenido de bravatas, calificativos y desprecio hacia los que disienten del presidente AMLO, un tirano en ciernes. Lamentable.

Lastimoso también que sigan la misma ruta algunos de los nuevos presidentes municipales que ganaron en la inmensa mayoría de los 153 municipios sujetos al régimen de partidos políticos, lo mismo que los diputados morenistas que dominan en el Congreso del estado.

Lo plausible es que, ya les leyeron la cartilla. Con el nuevo régimen la línea es vertical. “Más vale que se vayan alineando”.

En el caso de los diputados, aunque divididos en tres bloques: los de Salomón Jara a través de doña Laura Estrada, los de Ericel Gómez con Othón Cuevas, y una pandilla menor que comanda el incendiario Flavio Sosa aliado con una de su misma ralea, la exedil de Juchitán Gloria Sánchez, intentan, como en los viejos tiempos de “los moches”, seguir lucrando con el fuero.

Esas eran sus intenciones, pero, por lo pronto, ya les dijeron que no. Me dicen que el primer golpe de timón vino desde “mero arriba” y todos votaron al unísono por la aprobación del presupuesto para el Gobierno del Estado. Si algo hay que reconocer en la política imperiosa de AMLO, es la disciplina partidista. Obvio, el intenso cabildeo del gobernador Alejandro Murat contribuyó bastante. La línea cupular morenista para votar por unanimidad fue determinante, sin el menor aspaviento.

A los diputados de todos los colores, incluyendo los del PRI, ya les dijeron clarito que, su papel primordial será el de legislar, que los cinco millones que cada “levantadedos” recibía para algunas obras en sus distritos, se acabaron. Cualquier petición que les hagan deberá canalizarlo al Ejecutivo que será el que decida.

Un diputado federal me dice que la misma tónica prevalece en el congreso federal. Esto quiere decir que llegó el fin de los moches, esa manera corrupta de obtener dinero fácil que tuvieron vigencia en Oaxaca con René Bejarano “el señor de las ligas”, Mariana Benítez, Eufrosina Cruz Mendoza, Cándido Coheto y una pandilla de excandidatos federales que hacían firmar a los presidentes municipales millones de pesos por obras que costaban 200 o 300 mil pesos cuando mucho.

A PAGAR…
Liberar delincuentes de toda laya solo por ponerse en la frente el sello de “preso político” del cartel 22, se llama, sin retruécanos, pago de facturas políticas. El presidente AMLO, al decretar hoy libertad para delincuentes de toda laya está poniendo al descubierto lo que en Oaxaca era un secreto a voces: las retorcidas alianzas que hizo con las tribus de la CNTE para crear esa desestabilización política que tanto padecimos en esta entidad.

Fueron parte de sus métodos para la consecución del poder que, por fin, hoy goza.

Gabino Cué también tenía acuerdos inconfesables con el entones candidato López Obrador, pero los compromisos de éste con los activistas de la CNTE eran más ineluctables. Eso, seguramente, empujó a AMLO aplicar aquella jugada tan perversa, muy común entre políticos: fingió demencia y fustigó acremente a su asociado gobernador de Oaxaca cuando firmó para quitar al cartel 22 el control del IEEPO.

El 17 de agosto del 2015, el hoy presidente AMLO dijo sobre el entonces gobernador Cué: “…vengo a ofrecer mi apoyo a los maestros de Oaxaca ante la embestida de la mafia del poder, inclúyase a políticos corruptos, gobierno federal y ahora lamentablemente el gobernador de Oaxaca, Gabino Cué, que se sometió a los designios de la mafia. Iba muy bien, estaba resistiendo, cuando lo veía lo felicitaba, porque no estaba utilizando el autoritarismo para gobernar.

No estaba haciendo caso a los de la mafia del poder, no escuchaba el canto de las sirenas pero no sé qué pasó. Eso que hizo Gabino no es bueno.

Le aplaudieron mucho los de la mafia del poder y le siguen aplaudiendo, pero no es ese el camino. Sé que los maestros cumplen con su responsabilidad, han generado una campaña de desprestigio al magisterio de Oaxaca. Es algo exagerado, una guerra sucia”.

La perorata fue simulación. Lo real es que hoy, Gabino Cué y su banda de saqueadores, a la sombra del poder presidencial gozan de impunidad total. Eso explica que muchos gabinistas estén reapareciendo en el gobierno “de la esperanza”.

Simulado o pactado, como haya sido, aquel discurso fue púbico y mostró el talante de quien hoy gobierna este país entre exabruptos que generan incertidumbre a los mexicanos y, especialmente, entre los oaxaqueños.

Sobre políticos con esta actitud, el pensador italiano Norberto Bobbio enseñaba: “El fascista habla todo el tiempo de corrupción. Lo hizo en Italia en 1922, en Alemania en 1933 y en Brasil en 1964 Acusa, insulta, agrede como si fuera puro y honesto, pero el fascista es sólo un criminal un sociópata que persigue una carrera política…”.

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