Elogio de la locura
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Elogio de la locura

 


Recordando a Erasmo de Rotterdam en su Elogio de la Locura, vale decir que en el intercambio epistolar que se da en estos días entre el Presidente del Imperio, Donald Trump y el virtual mandatario de México, AMLO,  podemos decir que hay una gran gota de locura.

Pero se entiende porque ambos tienen similitudes y hay que tomar sus mutuos elogios con la imperturbabilidad del humanista: ¿qué sería de la vida sin una mínima gota de locura?

Si en tiempo de campaña hubiera planteado un escenario tan romántico como el que están viviendo en estos momentos Donald Trump y López Obrador, cualquiera me hubiera dicho que andaba extraviado. Para sorpresa de propios y extraños se ha dado una “Luna de Miel”, un intercambio de elogios y cartas (de amor) entre Trump y el Peje.

Incluso AMLO se ha llegado a comparar con (el odiado, al menos por los mexicanos) Trump. La carta que el mexicano envió al gringo, chorrea embelecos: “en cuanto a lo político, me anima el hecho de que ambos sabemos cumplir lo que decimos y hemos enfrentado la adversidad con éxito. Conseguimos poner a nuestros votantes y ciudadanos al centro y desplazar al establishment o régimen predominante”.

Los elogios de allá para acá no se hicieron esperar. En rueda de prensa Trump se refiere a López Obrador de la siguiente manera: “El nuevo presidente es una persona estupenda (…) Hizo un gran trabajo, consiguió una tremenda votación. Hay mucha confianza en él en México y eso es bueno. Estamos hablando con ellos sobre hacer algo muy dramático y positivo para ambos países”.

¿Qué tal? ¿Ahora qué opinan del virtual presidente electo? ¿Esperaban esto?

Las críticas no se han hecho esperar por quienes quisieran ver a AMLO más liberal ante el imperio. Pero no. Hay más similitudes que distancias entre López y Trump. Ambos han descalificado a los medios de comunicación, son reacios a la crítica mediática,  han sido señalados de populistas y han centrado su política en el desarrollo interno de sus respectivos países.

 

Elogios en Oaxaca

Enganchados en la frase que acaba de poner de moda el exgobernador José Murat en el sentido de que los nuevos acontecimientos políticos no son casualidad sino causalidad de las acciones, vale preguntar ¿Quién se lleva los aplausos por la exitosa permuta de intercambio de lisonjas presidenciales y que significan trofeos diplomáticos?

La novedad es que el trofeo es para el canciller designado, Marcelo Ebrard, gran beneficiario del manto del perdón de San AMLO hacedor del milagro de borrar el mea culpa de los latrocinios de la ruta doce del Metro capitalino. Marcelo tiene perdón. Su tino fue unirse a los que se pasaron a su bando, digo los que pasaron bajo su manto purificador ¿y qué tiene que ver todo esto con la política chapulinera?

Mucho. Marcelo Ebrard fue uno de los grandes impulsores del proyecto Gabino Cué al gobierno de Oaxaca. Desde el gobierno del DF canalizó recursos en apoyo a la campaña que hizo gobernador a Gabino aunque después resultara un fiasco. Obvio, el pago vino después con recursos de Oaxaca, para impulsar la creación del Morena. A eso hay que aunarle las posiciones de poder que le dio a Salomón Jara, a Flavio Sosa y a otros reconocidos lopezobradoristas. Así es que si el hacedor del tórrido romance Trump-Amlo, es Ebrard y cosecha aplausos no es lejana la idea de que también es beneficiario de esa cosecha su “amigo” Gabino.

¡Libres!

Entonces, deduzco que no es casualidad que ya esté por salir el cuarto de los Secretarios del gobierno de Gabino, pillados en el gran saqueo del patrimonio de los oaxaqueños durante el “Gabinato”.

Primero se fue a casita, el itamista Gerardo Cajiga, luego le abrieron las rejas a Enrique Arnaud -ambos manejaron la tesorería del estado-, y ayer también pusieron en libertad al panista Carlos Moreno enjuiciado por tráfico de concesiones del transporte público desde la Sevitra donde fue titular.  Me dicen que ante el reacomodo de las élites políticas (los del PRI dejan el poder y se disfrazan ahora de Morenistas para seguir en lo mismo) no les sorprenda que pronto esté libre también el último de los procesados, el ex secretario de salud, Germán Tenorio. El fin de la novela será que todos salen de la cárcel, felices, a disfrutar el gran botín. Y entre el respetable, los ilusos aplaudidores por el “cambio” que viene.

 

El salto del chapulín

Como consecuencia del gran fracaso del PRI en Oaxaca vienen los reacomodos. Para empezar en la dirigencia estatal del tricolor. Con recato, Jorge González  anuncia su retirada, pero ¿quién acompañará al insepulto partido? Nadie quiere ser el recepto del pésame.

Necesariamente buscarán a un comodín y este puede ser el fugaz director del Icapet y considerado gran traidor por su “amigo” Héctor Pablo Ramírez. Me refiero a Marco Cuevas.

El también ex gerente local de Liconsa, ofreció lealtad a Héctor Pablo pero terminó escuchando el canto de las sirenas y  terminó por traicionar. Ahora será el dirigente estatal del Revolucionario Institucional. Dada la naturaleza engañosa de Cuevas es poco probable que coadyuve a la salvación del tricolor.

Otro reacomodo se dará en la Secretaría de Administración. El encargado del “changarro” (así dicen los burócratas) es Carlos Melgoza Martín del Campo pero pronto será el titular. Los burócratas están de lo más contentos porque Carlos, dicen, les otorga cuanto le piden. Todo fácil, tanto que pueden terminar por empinarlo.

 

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