Desprecio histórico

La historia de México, es patrimonio cultural de todos los mexicanos, y a través del conocimiento de la misma es como hemos logrado convertirnos en una nación con cimientos liberales y progresistas, por lo que resulta indispensable reconocer el papel de todos y cada uno de aquellos, hombres y mujeres, que han aportado algo a nuestra nación, es así como, desde un ejercicio de civilidad pleno, nace en nosotros el sentimiento de veneración, el cual surge desde la parte emocional del ser, y se va perfeccionando a través de la razón, siendo que incluso, el ser que es objeto de nuestra veneración se convierte en una guía iluminada que conduce nuestra manera externa de actuar.

La historia de México, se encuentra plagada de hombres y mujeres que han sabido ser referenciales e impulsores del progreso, realizando el papel que les correspondía, a quienes, quitándoles la parte del mito y retomando su humanidad, podremos darnos cuenta que son seres humanos que han tenido plena fe en sus ideales, con la esperanza en realizarlos y que han trabajado por amor a la humanidad, a quienes, por conciencia cívica, como ciudadanos Mexicanos, debemos honrar su memoria.

Un claro ejemplo, es el oaxaqueño José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, quien nació en la Ciudad de Oaxaca de Juárez, el 15 de septiembre de 1830; tuvo una destacadísima carrera militar, en la cual siempre luchó por la causa liberal y le infligió importantes derrotas las tropas invasoras francesas durante la segunda intervención francesa en México; combatiendo en la Batalla de Puebla, el Sitio de Puebla, la Batalla de Miahuatlán y la Batalla de la Carbonera; intervino en tres guerras, a saber: la Guerra Mexicano-Estadounidense que duró de 1846 a 1848; la guerra civil de México entre liberales y conservadores, llamada Guerra de la Reforma que duró de 1858 a 1860 en la que apoyó la causa liberal de Benito Pablo Juárez García y la guerra en contra de la intervención francesa que duró de 1863 a1867 en contra de Maximiliano I de Hamsburgo, enviado por el emperador francés Napoleón III.

De igual forma, se reveló en contra el gobierno federal, primero, contra el presidente Benito Pablo Juárez García con el Plan de la Noria, y posteriormente contra Sebastián Lerdo de Tejada con el Plan de Tuxtepec, tras el cual ocupó por primera ocasión la presidencia, ejerciendo dicho cargo por 35 años, en la época denominada “El Porfiriato”, la cual se caracteriza por el progreso económico, científico, cultural e industrial de México, pero también por la gran desigualdad social existente en el país, así como la censura a los medios impresos de comunicación, a través de la aplicación de la paz porfiriana, que es la forma en la que Díaz ejercía el poder, auspiciada por la represión.

Resulta indispensable contar con memoria histórica, y ver a los actores de las diversas épocas de nuestro país desde el matiz humano, es decir, con la posibilidad de tener aciertos, pero también de cometer errores, y una forma importante de hacerlo es a través de los memoriales y monumentos que se erigen a su favor, pues dichos personajes ya han trascendido más allá de la materia con sus ideales y aportaciones.

Es por ello que resulta tan grave el fanatismo y la ignorancia con la que se conducen los integrantes del cabildo del municipio de Orizaba, Veracruz, al haber aprobado en sesión extraordinaria de cabildo celebrada el pasado martes 26 de febrero del año en curso, retirar la estatua de Porfirio Díaz Mori develada en la Plaza Bicentenario en el año 2015 de dicho municipio, siendo que la síndico Araceli Reyes Barca, así como las regidoras Ana Teresa Herrera, Rocío Sosa Luna, y los Regidores de Morena, José Francisco Aguilar y del PT, Francisco Valdivia Ruíz, votaron a favor, mientras que el presidente municipal Igor Rojí y el regidor del PAN Emanuel Gómez votaron en contra.

Así podemos ver, como algunas personas logran trascender en la historia por sus aportaciones en el desarrollo de nuestro país, con los méritos y errores que ello implica, y otras tendrán una efímera actuación destinada al olvido por actuar impulsados por el fanatismo, la ignorancia y la toma errada de decisiones, que la nación y el tiempo se los demande.

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