AMLO y su posición con el exterior
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

El hombre y su palabra

AMLO y su posición con el exterior

 


Sin duda, la posición neutral que adoptó el gobierno mexicano ante la situación de Venezuela, donde un grupo de países liderados por Estados Unidos, declaró ilegitimo el gobierno de Maduro, representó un cambio, una diferencia en la política exterior; para algunos, significó recuperar la Doctrina Estrada, la cual dictaba que México no debía reconocer o desconocer a un gobierno extranjero; para otros, dicha postura se tradujo en un respaldo al gobierno de Maduro; evidentemente, de haber llegado a la presidencia otro candidato, no hubiera existido tal actitud, seguramente se habría apoyado al vecino país del norte y quien enmascara en los derechos humanos su preocupación por las reservas petroleras de aquel país.
El pasado 25 de marzo, el país volvió estar presente en la mira del exterior, y es que López Obrador hizo público el envió de cartas al rey de España, Felipe VI y al papa Francisco, solicitando se pidiera perdón a los pueblos originarios del país por la violencia que se desbordó durante la conquista. El gobierno español lamentó que se haya hecho pública la carta y rechazo disculparse por los agravios cometidos por sus antepasados, ya que lo ocurrido hace 500 años “no puede juzgarse a la luz de consideraciones contemporáneas”. En el país, hubo diversas opiniones, por ejemplo, el escritor Juan Villoro mencionó que: “somos nosotros los mexicanos productos del mestizaje, los que debemos pedirles perdón a los pueblos originarios, es nuestra responsabilidad; pero esto no basta, cuando seamos una nación de naciones, donde una cultura no juzgue a los demás, tendremos derecho a vernos todos a la cara”. Por otra parte, hay quienes encontraron una contradicción en el discurso del presidente, es el caso del investigador Alfredo Ávila, quien dijo: “creo que deberíamos pedir perdón a los pueblos indígenas por las atrocidades que hemos cometido y el presidente también debería pedir disculpa y de ser posible evitar hacerle más atrocidades a pueblos y comunidades indígenas, como es lo que está ocurriendo en Chiapas con el proyecto de construcción del Tren Maya, es decir, no sirve nada pedir perdón por haber cometido atrocidades en el pasado si en el presente se siguen cometiendo abusos contra los pueblos originarios de México”. Considero que habría que preguntarles a los pueblos indígenas ¿qué piensan? ¿Después de 500 años son necesarias las disculpas? En este caso, se debe resaltar que quien está solicitando el perdón es el Estado, una construcción que surgió después de la independencia, y que además de tener menos tiempo de existencia que los pueblos originarios, ha sido un elemento que reproduce la discriminación, el maltrato y saqueo de los recursos de la población indígena; además, debe tenerse en cuenta que el Estado mexicano no ha sido capaz de reconocer las diferencias existentes en el territorio, y como es lógico, ha buscado la uniformidad en la forma de pensar y actuar.
Lamentablemente, la determinación mostrada por el presidente en la petición de disculpa por lo ocurrido en el pasado, no corresponde con su postura ante Donald Trump; después de que éste amenazó con cerrar “la maldita frontera” y culpar a México por no detener la migración centroamericana, López Obrador dijo que no quería entrar en controversia y que respeta la concepción que tiene su homólogo sobre el fenómeno migratorio. Es claro que nadie busca la confrontación con una de las principales potencias del mundo, pero aquí sí es indispensable exigir un trato de respeto hacia los mexicanos y su gobierno.
El primer mandatario debe recordar que ya no estamos en elecciones; es indispensable mantener una política exterior que evite polemizar en temas que no cambiarán la situación del país, exigir un trato justo hacia los mexicanos y mantener la postura de no intervención en los asuntos de otros países. La transformación económica, política e ideológica que pretende López Obrador a nivel interno debe acompañarse con una posición de México a nivel internacional que sea sensata, respetuosa y no subordinada a Estados Unidos.