Trabajo femenino en las maquiladoras del norte del país
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Opinión

El hombre y su palabra

Trabajo femenino en las maquiladoras del norte del país

 


A largo de la historia del capitalismo, la clase obrera se ha manifestado por mejores condiciones laborales; entre sus demandas destacan la reducción de la jornada de trabajo, salarios dignos y el equipo necesario para laborar. En los movimientos de la clase obrera, la participación de las mujeres resulta importante, ya que han tenido que enfrentarse a condiciones de mayor explotación; aunado a ello, la invisibilidad en otros ámbitos como la participación política y en la formación académica. En general, las oportunidades de desarrollo de las mujeres son menores con respecto a los hombres.
En el contexto de producción internacional, México destaca por mantener salarios bajos; tal característica, es favorable para atraer inversiones y generar desarrollo, han dicho los distintos gobiernos. En el norte del país, a partir de la década de los sesenta del siglo pasado, se ha desarrollado un sector industrial basado en las maquiladoras: empresas dedicadas a la transformación, elaboración y reparación de mercancías de procedencia extranjera, importados temporalmente, para su posterior exportación, define INEGI. Desde que se instalaron, las maquiladoras han tenido como principal fuerza de trabajo a las mujeres; Villegas y otros, en Trabajo y salud en la industria maquiladora mexicana: una tendencia dominante en el neoliberalismo dominado (1997), mencionan que las maquiladoras se habían planeado para dar empleo a los varones que habían quedado desempleados con la culminación del Programa Bracero en 1964, sin embargo, desde un principio estas empresas ocuparon a mujeres jóvenes y sin experiencia laboral; diversos especialistas en el tema mencionan que, la disponibilidad de mano de obra femenina, bajo costo y una mayor habilidad, son elementos por los cuales son ocupadas.
Entre la maquiladora y la familia
Cirila Quintero en el libro Soy más que mis manos: los diferentes mundos de la maquila (2006) narra que, los salarios que reciben las trabajadoras son bajos, por lo tanto, se ven obligadas a buscar otras fuentes de ingresos como la venta de perfumes, comida u otros productos; según la académica, para que las empleadas vivieran bien era necesario que recibieran al menos cuatro salarios mínimos. También, enfrentan discriminación, ya que no pueden acceder a los puestos administrativos de las maquiladoras, siguen siendo los hombres quienes ocupan una mayor proporción en dicha área. Además, las obreras sufren de acoso sexual por sus compañeros o por personal de puestos superiores, frente a esta situación, temen denunciar y perder su trabajo; aunado a ello, la inseguridad existente en la zona norte del país las coloca en una situación de mayor vulnerabilidad al salir a la calle: robo, violación o asesinato.
Por otra parte, las mujeres que han formado una familia, deben atender las actividades del hogar: preparar alimentos, cuidar a los niños, actividades de limpieza, etc., podemos decir que no le queda tiempo para el esparcimiento. Los elementos expuestos permiten entender porqué las obreras se organizan y exigen mejores condiciones de trabajo. La historia muestra que las conquistas de los grupos oprimidos no son dádivas de quienes ostentan el poder; es preciso tener en claro lo anterior, cuando escuchamos a los empresarios decir que las maquiladoras generan crecimiento económico y que las manifestaciones laborales sólo harían que éstas se vayan a otro país, perdiéndose las fuentes de empleo. Entonces, ¿deben aceptarse los salarios y condiciones de trabajo que ahí se ofrecen?
8 de marzo día internacional de la mujer trabajadora
La lucha por mejores condiciones laborales que se da en el norte del país, es parte de la historia de los movimientos obreros femeninos. Uno de los más recordados, es el ocurrido el 8 de marzo de 1908 en New York, donde trabajadoras textiles se declararon en huelga, exigiendo la reducción de la jornada laboral, salarios equivalentes al de los hombres, mejores condiciones en el centro de trabajo y fin al trabajo infantil. Ante la negativa de abandonar la fábrica, se provocó un incendio donde murieron más de un centenar de mujeres; el evento ocurrido, es uno de varios, por el cual la ONU en 1977 designó el 8 de marzo como día internacional de la mujer. De acuerdo al organismo: “Cuando las mujeres de todos los continentes, a menudo separadas por fronteras nacionales y diferencias étnicas, lingüísticas, culturales, económicas y políticas, se unen para celebrar su día, pueden contemplar una tradición de no menos de noventa años de lucha en pro de la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo”.
A pesar de los cambios que han ocurrido en materia legal, donde se establecen condiciones de equidad entre hombres y mujeres, en la práctica observamos que las diferencias laborales y sociales se mantienen.