Oclocracia

La oclocracia puede explicarse como el gobierno de las multitudes, aunque muchos letrados le den otro significado en este sexenio como el gobierno de los peores. Pero en la actualidad cobra singular vigencia, pues basta con mirar dentro del gabinete López obradorista y darnos cuenta de la triste realidad que hoy embarga a nuestro país, que camina titubeante ante un futuro incierto, conducido por gente totalmente desacreditada, incapaz y sin la mínima idea de la enorme responsabilidad que contrae con el solo hecho de aceptar el puesto encomendado. 

Y así vemos que desde choferes, veterinarios, gente sin preparación alguna que se desempeña con cargos de secretarios de estado, ministros y hasta embajadores que han servido como escarnio, convirtiéndonos en el hazme reír internacional, que no nos bajan de país bananero.

El presidente de Estados Unidos Joe Biden debe de estar muriéndose de risa y pena al comparar su súper gabinete con nuestra flota improvisada de mecánicos, choferes y sirvientas que se regodean en la galopante corrupción que se sigue intensificando dentro de una flota de muertos de hambre sedientos de salir de su crónica miseria y mediocridad, de la que han debatido toda su vida.

Morena —el PRI de hoy— es el partido oficial de López Obrador y sin duda será la tumba de la Cuarta Transformación (4T), la cual se supone transformaría radicalmente a este país; a dos años de distancia, no entendemos ni vemos esa tan prometida transformación que hoy se trasluce como una larga carrera de errores y equivocaciones, que a base de ocurrencias nos lleva un presidente que sueña en Disneylandia, que cree en los Reyes Magos y Santa Claus, quienes presumiblemente nos tendrán que sacar de la miseria. Sí, Morena es la sepultura de la 4T, lo estamos viendo al estar postulando a los peores candidatos a gobernarnos, como violadores, acosadores, homicidas, payasos y artistas fracasados que tienen que recurrir al gobierno de los peores para poder comer tres veces al día. Ese es el gobierno de las muchedumbres babeantes, que a diario aplauden este gran circo, en el que se ha convertido a nuestro querido México.