Las vacunas

Ilusamente la llegada de las vacunas contra el COVID-19 convencen a la gente ignorante propagadores de este virus que con ello se acabó la epidemia y sus consecuencias, pero esta es una falacia, la realidad es otra, alimentada por un gobierno sofista que en tiempos electorales usa esta medida para captar votos y adeptos, pero en primer lugar hay que entender que esta vacuna Pzifer será en dos aplicaciones en un periodo de 28 días, conociendo la burocracia oficial y a su pueblo pensamos que esta vacuna solo será una solución momentánea que en ningún momento asegura el fin de la pandemia, como lo hemos dicho y repetido este bicho llegó para quedarse, tendremos que acostumbrarnos a nueva normalidad, con el cubrebocas, la sana distancia y la desinfección cotidiana tendrá que adaptarse a nuestra forma de vida, pese a la vacunación que está muy lejos de lograrse sobre todo conociendo a nuestro pueblo y su agresiva orografía que serán los principales obstáculos para la cura nacional. 

Las vacunas que han sido adquiridas por el gobierno mexicano a un alto costo, fletes caros que podrían abatirse con el tan rifado, inútil y costoso avión presidencial que se sigue depreciando, atrofiando y oxidándose, estacionado sin ningún uso en el hangar presidencial, corriendo con la misma suerte que las Islas Marías que se encuentran totalmente vacías, abandonadas y deteriorándose, como corolario a la refinería de Dos Bocas, el inoperante aeropuerto de Santa Lucía “donde los aviones se repelen”  y el famoso Tren Maya. Proyectos de la cuarta transformación (4T) nacidos de un capricho y un berrinche presidencial.

Es por ello que el arribo de esta vacuna no garantiza la total vacunación del personal médico que es cercano a un millón de elementos y conociendo a este gobierno serán los adversarios y conservadores los causantes de este fracaso nacional que sumirá a toda la nación en una tragedia que afectará “primero a los pobres”.