Disuasión
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El Crematorio

Disuasión

 


Cobra vigencia la conocida sentencia de que no hay mejor defensa que el ataque, se podría decir que la mejor defensa es la amenaza de atacar. Según Sun Tzu: “la mejor victoria es vencer sin combatir” y Lao-Tse  dijo que “quien sabe vencer al enemigo no lucha con él”. Esta estrategia consiste en convencer a los demás para que actúen como uno desea,  mediante el temor o la amenaza del uso de la fuerza, o la aplicación de un castigo, sea físico o emocional (insulto, humillación, ninguneo, etc.). Estas sabias sentencias, parecen aplicar al Presidente López Obrador, quien desde que asumió el poder ha iniciado un estado de guerra, denostando  y atacando a sus supuestos enemigos, reales o no. Que le han obnubilado el cerebro. Un estado que en lugar de defender, es el que intimida y transgrede, lejos de llamar a la armonía y a la paz social. 

El uso de la intimidación saca de contexto al buen gobierno, el que pensamos que imperaría en los nuevos tiempos, algo diferente al pasado, pues este solo busca defender sus intereses partidistas y a un sistema anárquico, sin una autoridad central. El carácter de la política de Estado es inevitablemente conflictivo y peligroso. La disuasión es uno de los instrumentos a disposición del Estado, para emprender acciones dirigidas a influir en el comportamiento del  pueblo, de modo que responda a sus intereses, lo que no es más que una forma de ejercer el poder. Radicando básicamente en amenazar con recurrir a la fuerza de la represión, coartando todas las libertades,  en una proporción que cause daños difícilmente asumibles e irreparables. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador está marcado inevitablemente por la confrontación, la división y la principal amenaza disuasoria. Ante lo que es capaz de hacer combatiendo a sus adversarios, llámense “fifís”, conservadores o porfiristas; mientras gana terreno hacia la  dominación de la oposición y de todo aquel que no esté de acuerdo con él.