Sin rumbo

El afán de nuestros gobernantes de imponer su voluntad a otros nunca ha conocido límites, por el contrario, los ha impulsado a cometer cualquier tropelía con tal de conseguir sus objetivos, por cuestionables que estos sean, recurriendo a la mentira, la astucia, las artimañas, la trampa y la traición. Tan de moda en la actualidad, muy lejos de levantar las miras de la Cuarta Transformación (4T) que a dos años de distancia no ha fijado rumbo, ni transformación alguna, solo hay divisionismo a través de críticas y amenazas. Como las pasiones humanas han sido y siguen siendo una constante debilidad de nuestros gobernícolas en turno, quienes realizan tretas y ardides a la menor provocación con tal de mantenerse en el poder, siempre predispuestos a caer en la falsedad y la crueldad.

Por ello, la política mexicana se ha convertido en un estercolero que, desde tiempos inmemorables, se tiene que tragar la ciudadanía en cada elección. Hoy que se inicia, la lucha por el poder, solo se trabaja para ganar sin pensar en servir, muy lejos de pensar en el electorado que consecuentemente lo llevará al poder. Y así vemos a todos los partidos políticos, preocupados, sin emoción social y sin la intención de construir un México mejor, sino llevar el dinero y el agua a su molino, pues se lucha por el presupuesto, no por la justicia social. Contemplando a una oposición débil, opaca, sin rumbo, tal y como está la Cuarta Transformación.