Salvar al campo
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Opinión

Editorial

Salvar al campo

 


Uno de los principales objetivos en nuestro estado debe ser tecnificar el campo, labor que resulta difícil, pues la mayor parte de los campesinos cuentan con 60 y 65 años. Los retos que enfrenta Oaxaca son la suficiencia alimentaria, garantizar la inocuidad y sanidad de los productos, promoción y ejecución de los diversos programas y componentes.

El envejecimiento de los campesinos en el sector agropecuario amenaza la producción de alimentos y la seguridad alimentaria en el país. Más de 30% de los campesinos sobrepasan los 65 años de edad, mientras que casi 80% supera los 45 años, según datos del último Censo Nacional Agropecuario.

El problema radica en que la población joven y en edad productiva que se dedica a la actividad agrícola es cada vez más reducida, ante tales condiciones es necesario brindar atención permanente a los productores de las regiones con mayor rezago, que los créditos en favor del sector rural se ejecuten en tiempo y forma.

También que las reglas de operación se apeguen a la realidad, realizar una  revisión puntal de los padrones de beneficiarios de todos los programas sociales que existen actualmente para que sea más fácil hacer llegar los apoyos a quien en verdad lo necesita. Actualmente persiste una importación grave y alta en granos y en oleaginosas, por ello es imprescindible sentar las bases para recuperar la soberanía alimentaria del país.

Combatir la pobreza que se ha acentuado sobre todo en el sector rural, disminuir la migración y aumentar el empleo, además de exigir que el Estado regrese a asumir la obligación de hacer investigación propia en todo sentido, incluida la biotecnología y la producción de transgénicos. Actualmente hay 7.5 millones de hectáreas en el país que no se cultivan por diversas razones, entre las que destaca la ausencia de apoyos focalizados, lo cual nos deja en una posición de vulnerabilidad ante los precios internacionales.

 

Voluntad anticipada

 

La voluntad anticipada puede ser entendida como “la decisión que toma una persona de ser sometida o no a medios, tratamientos o procedimientos médicos que pretendan prolongar su vida cuando se encuentre en etapa terminal y, por razones médicas, sea imposible mantenerla de forma natural, protegiendo en todo momento la dignidad de la persona”.

Es importante entender que la voluntad anticipada no prolonga ni acorta la vida, respeta el momento natural de la muerte y favorece la atención y los cuidados paliativos al final de la vida, es decir, ofrecer acompañamiento al paciente sin intervención médica durante esta última etapa. No es lo mismo que eutanasia ya que regula la ortotanasia; es decir, la actuación correcta ante la muerte por parte de quienes atienden al que sufre una enfermedad incurable o en fase terminal.

La medicina moderna ha incrementado la esperanza de vida para todos. Sin embargo, los procedimientos médicos someten al enfermo terminal al uso de aparatos médicos que lo mantienen vivo de manera artificial, prolongando su agonía y sufrimiento; en atención a ello, se creó la Ley de Voluntad Anticipada que permite a enfermos terminales decidir si continuar o no con tratamientos que prolonguen su vida.

No es necesario estar enfermo o sufrir un accidente para firmar la voluntad anticipada. De manera preventiva, cualquier persona mayor de edad puede hacerlo, acreditando su identidad, eligiendo a sus representantes y expresando su voluntad. Al elaborar el documento, la persona tiene la oportunidad de manifestar si desea o no donar sus órganos después del deceso; el 50% de las personas ha manifestado su voluntad a favor de la donación.

Oaxaca es una de las 14 entidades del país donde las personas pueden solicitar la voluntad anticipada, junto con la Ciudad de México, Coahuila, Aguascalientes, San Luis Potosí, Michoacán, Hidalgo, Guanajuato, Guerrero, Nayarit, Estado de México, Colima, Yucatán y Tlaxcala.