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Después de casi cuatro décadas, se alcanzó el sueño de concluir -aun cuando faltan algunos tramos por terminar-, la autopista Barranca Larga-Ventanilla, que conectará a la capital del estado con la Costa y que ayudará al desarrollo económico y comercial de las regiones e integración de sus habitantes que han sido marginados desde hace mucho. Ahora el reto será concluir la carretera Mitla-Tehuantepec, que al igual que la primera suma años y años postergados.

Oaxaca reclama de carreteras y caminos rurales para cerrar la brecha económica que existe con otras entidades, requiere el desarrollo de la infraestructura, así como una promoción para que se reduzca la brecha entre el sur y el norte del país.

Hoy se debe reconocer que el retraso económico y social que se vive en el sur de México y en especial en nuestra entidad se debe a que empresarios y gobierno han fallado al no generar las condiciones propicias para la inversión productiva. Si no hay infraestructura carretera las empresas no se van a ir al sur y ahí es donde se ha estado fallando.

Contar con carreteras que comuniquen a las diferentes regiones del estado permitirá el abatimiento en los costos de traslado y producción de bienes y servicios, lo que a su vez redundará en beneficios directos para todos los oaxaqueños. Es uno de los mayores beneficios con los que cuentan los empresarios para reducir costos de traslados y de distribución, provocando mayores beneficios a nivel regional.

Esos beneficios no son solo del orden económico, inciden en todos los aspectos de la vida de los oaxaqueños, reducción de accidentes de tránsito, ahorro en tiempos de traslado, y el mejoramiento en las condiciones ambientales ante una menor emisión de gases contaminantes.

Contribuirán al intercambio comercial y el desarrollo regional, además de mejorar la conectividad con la construcción de carreteras y libramientos. Lo cual permitirá la movilidad de la población que cada día entra y sale de una región a otra por la vía terrestre.

 

Más atención

 

Oaxaca es un mosaico de problemas y conflictos que todos los días merecen especial atención, desde las diferencias por conflictos agrarios pasando por los internos municipales y hasta los de carácter religioso, los cuales deben ser atendidos mediante una política de diálogo constante y apegados a la legalidad. Si bien cada una de las peticiones de las organizaciones sociales han sido atendidas, persisten expresiones que deben tener una mayor atención.

Por ello, el objetivo es mantener un diálogo directo con cada una de ellas, atendiéndolas con un apego irrestricto a la legalidad, a una ideología liberal y a una profunda convicción democrática. En ese escenario se debe insistir que nadie tiene derecho a lucrar política ni económicamente con los anhelos y la esperanza de las familias oaxaqueñas.

Oaxaca merece un mejor futuro y para ello se necesita que haya el firme compromiso de trabajar por mejores condiciones de desarrollo. A pocas semanas de que empiecen las campañas políticas, la administración estatal y el Gobierno Federal enfrentan el reto de redoblar sus esfuerzos para atender las demandas políticas y sociales que se presenten, en un ánimo de evitar que se contaminen con las expresiones que puedan surgir.

Si bien el reto no será sencillo, pues todo será en la medida de las posibilidades económicas y financieras de la administración, se deberá apelar al diálogo y la conciliación con cada una de las partes involucradas para mantener canales de interlocución.

En nuestro estado hay grupos que a pesar de mantener mesas de diálogo se han expresado de manera violenta y que sin dudas ponen en riesgo la gobernabilidad, lo cual obliga a actuar para evitar que estas expresiones alteren el orden y la estabilidad política y social de Oaxaca.

En la medida en que todos los actores políticos y sociales trabajen para crear acuerdos, diálogos y establezcan una cultura de la conciliación, el orden y la paz, se logrará alcanzar los parámetros esenciales para el desarrollo del estado.